miércoles, 31 de agosto de 2016

Niño, deja de joder con la pelota!


          Lo dice Serrat en una de sus canciones, y no sé si tal ruego para evitar el fastidio es adecuado aplicarlo al devenir discursivo de nuestros políticos. Igual no. O sí. Uno, y algunos otros seguramente también, piensan que la función de los representantes políticos debería centrarse en: qué proponen hacer, para cuándo prometen que lo harán, con qué pretenden hacerlo y cómo, para qué lo quieren hacer, y de qué manera lo van a hacer. Y en esto no entran ni con agua caliente. Joden y joden con la historia sacada de contexto, y contada en lapsus convenientemente entresacados. Es como el niño rompehuevos que va picando la pelota una y otra vez sin decidirse a darle una patada para no tener que ir a buscarla. Se ve que estos infantes, digo representantes políticos, se ponen ante el espejo leyendo sus discursos y se observan las entonaciones, la templanza de la voz y sus gestos, hasta que se seducen a sí mismos y se dan un beso; y ya está.
 
 Niños, dejen de joder con la pelota!
Barcelona a 31 de agosto del 2016.  RRCH