miércoles, 7 de diciembre de 2022

Cristina Fernández de Kirchner vs. Poder Judicial Arg.

 

Doña Cristina, vicepresidenta de la República Argentina y senadora prominente de dicha nación, ha sido condenada a seis años de prisión por corrupción en el marco de la 'causa Vialidad'; ella junto a otros de su grupo, por la obra pública vial en Santa Cruz, en una supuesta trama de corrupción desarrollada entre 2003 y 2015. Al parecer un personaje cercano a Doña Cristina, un tal Sr. Báez engordó su patrimonio entre 2004 y 2015 en un 12.000%, lo que tenía antes lo multiplicó por ciento veinte veces, y el de Austral Construcciones su firma insignia, lo multiplicó por cuatrocientas sesenta veces, un 46.000%. La empresa tuvo como único cliente al Estado, más específicamente a las tres presidencias kirchneristas, y mientras se inflaba como empresario de la construcción celebró una veintena de acuerdos comerciales con los expresidentes desde el ámbito privado. Ello aparentemente produjo una administración fraudulenta con sustracción de fondos al Estado por medio de la asignación discrecional (casi el 80%) de las obras viales adjudicadas en Santa Cruz, con la contratación en favor de Lázaro Báez con pingües beneficios para éste en perjuicio del erario. Esos fondos fueron remitidos a Santa Cruz mediante convenios con Vialidad Provincial, de forma irregular, con sobrecostos y pagando certificados de obras que no correspondían.

Ante ello, Doña Cristina envuelta en la bandera argentina y en  la Patria y El Pueblo, se “defiende” diciendo que existe en Argentina un Estado paralelo y una mafia judicial, supuestamente capitaneada por Héctor Magnetto que sería el que corta el bacalao como primer ejecutivo del grupo propietario del diario Clarín;  que ella es víctima del lawfare, de un uso político de la justicia en su contra; que lo suyo  no es una condena por las leyes de la Constitución, y se apoya para excusarse en una supuesta filtración de un chat entre magistrados, fiscales, directivos de medios y políticos opositores; y que ella como la primera patriota no será mascota de nadie, ni tampoco va a ser candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora.

Siendo raro que habiendo estado ella y su gente muchos años en el poder legislativo y ejecutivo no hayan hecho leyes que impidan tal desbarajuste, si es que Doña Cristina tiene razón sobre esas supuestas cloacas del Estado como aquí diría Don Pablo Iglesias ahora que es tertuliano, pero aunque eso fuera cierto, deberá explicar Doña Cristina que no es verdad lo que fundamenta jurídicamente su condena,  y no vale que diga solo que toda esa acusación son mentiras contra ella, que ya lo ha dicho, sino que ha de justificar documentalmente con los mucho papeles que ha de tener, que el patrimonio acumulado desde que está en política se lo ganó con el sudor de su frente y no con los mangoneos que le adjudican. Y eso lo tiene fácil, solo ha de acreditar lo que generó con su esfuerzo personal (con las facturas de cobros y los correspondientes pagos de impuestos), confrontándolo con el valor de lo acumulado por ella y los suyos, y el precio que pagó por tales bienes, servicios y lujos. Y así la ciudadanía argentina y la que no lo es, podrá concluir, haciendo uso de su propia sesera, si ella y los suyos son corruptos o no. Se ha de suponer que no toda la ciudadanía de su Patria o su Pueblo son idiotas o giles.

Da un poquito de asco, tirando a mucho, los discursos de descargo de Doña Cristina, y aun siendo brillante en la divulgación demagógica, si la ciudadanía se quita un poco las legañas, para las orejas y deja de comerse los mocos, igual la descubre, y espanta a la comadreja que se les metió en el gallinero, antes que el corral esté solo lleno de plumas y mierda.  Y claro, cuando entren los otros se ha de apretar para que se hagan leyes que impidan que pasen tales cosas, y no solo la de los cristinistas, también la de los clarinistas, prensistas y juristas.

Se ha de tener en cuenta que La Patria o El pueblo para mucho de los politiqueros, entre los que se halla Doña Cistina es como el camión de la basura, se traga toda la mierda y la lleva a reciclar. No hay corrupto que se precie que no se ampare en ello, para dividir a la ciudadanía en dos bloques opuestos e irreconciliables, los patriotas que son los de ellos y la antipatria son los contrarios, y los contrarios dicen lo mismo, pero en sentido opuesto. Se trata de hacer un grupo grande que al menos tenga como enemigos a otro grupo también numeroso, pero de víctimas, más o menos de la mitad, de manera que al enemigo se le presente como potente y peligroso, para movilizar a los propios contra los malos, cada cual tiene la razón que más le conviene y al otro le hace un tabique, como decía Larralde cuando decía bien. Al otro lado del tabique se coloca a la ultraderecha y esta pone a la ultraizquierda, y si no hay bastante se mete a los ingleses, la cosa es que el malo sea temible y los buenos muy victimizados, con mucha sangre patriota y amor al pueblo. Así lo hizo Galtieri cuando se vio acorralado y mandó un montón de muchachos a tierras que no conocían, donde habían muchas ovejas pero no había argentinos; todo hasta que la Thatcher mandó a los suyo para salvar la patria de ella, que es otra, y aguantarse el uno y la otra en el poder, mientas los muchachos morían a balas, frío y soledad, sin saber por qué ni para qué.

Barcelona a 7 de diciembre del 2022. RRCh.


jueves, 29 de septiembre de 2022

FANATISMOS DISGREGADORES

 

El fanatismo por definición es integrista con los propios y segregacionista con los ajenos, persigue el totalitarismo identitario sobre una realidad alternativa, paralela a la existente, que ilusiona a sus creyentes como poseedores la verdad absoluta. Y cuando se enfrentan a otros fanatismos de signo contrario, se sitúan en la posición de victima a la que se acomodan y disfrutan; y el fanatismo contrario hace exactamente lo mismo, experimentan las mismas emociones sobre los supuesto contrarios, se retroalimentan. Y así es que estamos construyendo una sociedad partida al medio y lo más preocupante es que ninguna de las dos mitades parece valer la pena, y consecuentemente no tenemos una parte que tenga determinación y virtudes que pueda, con el tiempo, seducir a la otra mitad e integrarla a un todo diverso, colaborativo y esperanzador. Proponer soluciones no vende.

La destrucción del otro parece ser la motivación más aplaudida, estamos subvirtiendo el lenguaje; llamamos dialogo a la pretensión inamovible de que el otro nos responda exactamente lo que queremos y además nos lo dé; escuchar al otro tomando en consideración lo que dice, es un acto de traición a los propios.

Llamamos libertad de expresión a una suerte de divertimento consistente en decir cualquier majadería o cualquier mentira, eligiendo como medio el insulto más ofensivo a aquél que seguramente -o por las dudas- nos vaya a contradecir; y más gracia produce si el aludido no puede defenderse. Y siempre cabe esperar que una mentira incesantemente repetida se perciba como verdad. Si lo dicen muchos…

 Estamos normalizando el desprecio a la libertad de pensamiento; ya nos piensan otros ahorrándonos el esfuerzo. Prescindimos de las potencialidades cognitivas que nos proporciona el cerebro -posiblemente porque están dentro de un globo de huesos que impide hincharlo en pro de la exhibición visual en las redes sociales-; y eso, aunque seguramente nunca los seres humanos hayamos tenido mejor y más rápido acceso al conocimiento que hoy en día.

Eso de conocer por medios propios y previa crítica reflexiva nos da pereza, la confrontación de ideas no nos interesa porque no nos parece necesario tener ideas en propiedad, las de otros son más fáciles de repetir si se reducen a frases cortas y el emisor nos cae bien, que nos caerá bien o no, dependiendo del medio en el que se promocione, el número de seguidores, su configuración física y los accesorios que exhiba. Si pasa ese filtro nos apuntamos al elenco de propagadores de su mensaje. Generalmente el mensaje es de autocomplacencia en la que se incluye intimidades y melancolías, que simplistamente expuesta en escenario idóneo enternecen al fanático, incluyendo como “idea-fuerza" el ataque furibundo y sin contemplaciones a todos los que no sean de los suyos (o hayan dejado de serlo por traidores). La agresión mediante el insulto amparado en la impunidad de la “libertad” de expresión motiva al fanático, si lo propagado se apoya en verdades o mentiras la diferenciación no viene al caso (al suyo).

 Las terminologías para los ataques ya están previamente consensuadas y son de dominio público: fascista, nazi, comunista bolivariano, traidor, feminazis, machista, homófobo, corrupto, transfóbico, proterrorista, etc. Los  que caigan en uno de estos compartimentos estancos, para el que los encerró allí ya no serán buenos ni como padres, ni como madres , ni como hijos, ni como albañiles, carpinteros o jubilados; estarán fuera de cualquier consideración extraña al grupo adjudicado, no se les escucha porque por supuesto nada que diga valdrá la pena oír; entonces vamos repitiendo lo que dicen los nuestros que siempre y en todo caso además de decir verdades como puños, siempre aciertan en las soluciones, que si no se aplican es por culpa de los contras, que son dictadores, comunistas, fascistas, machistas, explotadores, proterroristas, corruptos ,  antidemócratas o multifóbicos . Si lo mismo lo dijera uno de los malos no vale, porque se ha de interpretar que no quiso decir lo que dijo, o lo dijo con mala intención para ocultar su maldad.

Barcelona a 29 de septiembre del 2022, RRCh

lunes, 13 de junio de 2022

NECESIDADES DE LOS RICOS y CARENCIAS DE LOS POBRES.

 

Los verdaderos necesitados son los ricos que suelen tener pocas carencias, y los pobres precisamente por las intensas urgencias de esos otros. tienen pocas necesidades y muchas carencias. Si los pobres van asimilando resignadamente sus carencias, las necesidades de los ricos se incrementan ante las posibilidades que se les abren para cultivar mayores deseos a satisfacer.

Los ricos necesitan mansiones grandes y varias, para recibir amigos, enseñarlas y alojar a las personas del servicio. Las han de decorar con muebles de diseño y cuadros de pintores cotizados, y los más exclusivos posibles. Necesitan gimnasios en cada casa y entrenadores personales; piscinas con aguas a temperatura idónea y constante, y encargados para su conservación y mantenimiento; jardines con jardineros; garajes para varios coches de gran caballaje y sus chóferes; helipuertos con helicópteros, pilotos y asistentes; yates con patrones, marineros y personal de servicios; jets privados con todo lo necesario para volar de una casa a otra en distintas ciudades y países, y para hacer negocios. Bueno, una barbaridad de necesidades.

Los ricos y las ricas necesitan remodelarse el cuerpo quirúrgicamente para aparentar juventud, y hacerse el mantenimiento y las reparaciones pertinentes de forma constante.  Necesitan tener los cuerpos musculados, aunque los músculos nunca los utilicen para nada productivo, pero son sus necesidades perentorias para ser vistos como ricos y disfrutar por ello.  Las mujeres ricas se han de rellenar los pechos, los labios, los pómulos, blanquearse los dientes y alinearlos; reducirse los colgajos de los brazos, de las bolsas de los ojos, de la papada y del cogote; acomodarse los glúteos para subir, redondear y endurecer sus culos. Todo esto con materiales sintéticos de alta calidad e implantados por doctores de reconocida valía, que en paralelo han de extirparles las grasas sobrantes de las barrigas para tener buenas cinturas. Esto es imprescindible, para ellas conservar a un rico a su lado y que no la cambien por otra más joven, o para ellas conquistar jovenzuelos de buenas familias o que lo parezcan y que las entretengan o alivien sus tensiones generadas por las gestiones de sus necesidades y la indiferencia de sus parejas absortas por sus ocupaciones importantes. Y naturalmente luego se han de vestir, sin repetir atuendos ni accesorios que han de ser de las mejores marcas y modistos, y adquiridos en tiendas de postín.

Los hombres ricos se ha de plantar pelos en las cabezas disimular las canas y sacarse los vellos del resto de sus cuerpos, macharse en el gimnasio para contener la barriga, endurecer brazos y ensanchar hombros, brocearse con rayos uva, y tomar pastillas azules para en lo posible evitar el ridículo con las mujeres que necesariamente le han de revolotear a su entorno, y salir en las fotos mostrando los dientes blanqueados, reloj de varios miles, y el coche deportivo. Todo esto es tan caro como evidentemente necesario.   Generalmente los ricos y las ricas necesitan tener amantes diversos y mantenerlos, y personas con formación y masters para criar y educar a sus hijos, tanto si los paren ellas como si los hacen parir por una mujer pobre, que luego siga siendo nadie.

Solo mantener todo esto ya es una inversión abultada, y sus ingresos económicos siempre parecen insuficientes ya que las necesidades se van incrementando con el paso de los años, por la acumulación de contactos sociales y por los progresos tecnológicos. Los ricos para divertirse necesitan fortunas y un montón de gente para que les hagan gracias, les saquen fotos, hablen maravillas de ellos y lo publiquen en medios de gran difusión y prestigio. Los ricos no se pueden permitir carencias de cosas materiales, de lo contrario se convierten en desgraciados, pierden su autoestima y el resto de sus pares dejan de tratarles, y hasta pueden tener serios conflictos con sus propios hijos que a medida que maduran o envilecen más prisas tiene en liberar las herencias y recibirlas.

Los pobres ya tienen cubiertas sus necesidades con comer todos los días, tener un techo que les cubra, estar abrigados en invierno y a la sombra en verano, poder mandar a los hijos a la escuela y tener algún vehículo con ruedas para ir al trabajo si queda lejos. No les hacen falta tener gimnasios, porque, aunque cobran poco por sudar para otros, mucho sueles tener prietos los tendones, las pantorrillas y los callos de las manos. Se divierten jugando con los hijos si les sobra un rato y tomando unas cervecitas con los amiguetes, o haciendo barbacoas familiares en lugares públicos para festejar aniversarios de vez en cuando. No necesitan servicio doméstico, porque se apañan con la limpieza, los cables, las maderas, los tonillos y los clavos, o les ayudan los allegados, o les dejan las herramientas, o lo dejan para hacerlo cuándo se pueda. Los pobres ni necesitan papel higiénico, reciclan los papeles de otras cosas; no necesitan aire acondicionado, se apañan con un brasero o una estufa a gas en invierno y un ventilador en verano.

 Los pobres hasta puede prescindir de electricidad, de agua corriente en casa, de saneamiento público y del teléfono. Lo demás son carencias que si las asumen no serán necesidades propias y podrán sufragar con sus esfuerzos las auténticas necesidades de los ricos. Cuántas más carencias asuman los pobres más queda para cubrir las acrecentables necesidades de los ricos.

Las carencias educacionales, formativas y culturales de los pobres es la madre de todas las otras carencias, y salvo que ellos las consideren como necesidades y la reivindiquen con tesón y sacrificios, estarán conformes, serán pacientes y comprensivos con alimentar las necesidades de los ricos.

 La gran incógnita está en discernir cómo y de qué manera los pobres puedan considerar que la educación, la formación y la cultura son bienes necesarios e imprescindibles para salir de la pobreza; cuando carecen de información y de criterios formativos propios para interpretar y contrastar la poca información contradictoria que reciben mediante los escasos medios que pueden disponer. Salvo, que un rico empobrecido por arrepentimiento lidere sus reivindicaciones y cuando las logren no se adueñe de ellas y se cubra de oropeles con medallas.

 Y de ahí, que los pobres solo cuentan para emanciparse, con la intuición o el instinto; y la rebeldía, si aciertan a dirigirla contra los causantes de sus pesares. Aciertos que, como todo lo aleatorio no siempre o escasas veces sucede, y más si abundan los cantos de sirenas.

Barcelona a 13 de junio del 2022 RRCh.

miércoles, 8 de junio de 2022

PROSTITUCIÓN: regulación o prohibición

 

El debate es interesante, puesto que la prohibición de la prostitución se propone partiendo de que es una actividad no deseada socialmente y que su ejercicio no se realiza por nadie de manera voluntaria y libre, sino obligada por sus circunstancias.

La afirmación ya de entrada plantea problema si la comparamos con otras muchas actividades físicas penosas realizadas en beneficio de terceros que, estando reguladas laboralmente, las personas las hacen precisamente obligadas por sus circunstancias y no por sus deseos o vocación; con lo cual, lo socialmente no deseado sería solamente la actividad física sexual ejecutada a cambio de una contraprestación económica en beneficio de terceros.

Para su abordaje, quizás se debería cuestionar los contenidos de los términos. Si la prostitución es la actividad por la cual una persona cede su cuerpo para el disfrute sexual de otro, por un tiempo y un precio; si es así, no vende nada, puesto que su cuerpo sigue siendo suyo y si acaso lo alquila. Si el precio por el cual se determina el ejercicio de tal actividad puede ser pagado en espacies o mediante cualquier otra contraprestación de índole económico; si es así de amplio el concepto de precio, puede que existan prostitutas y prostitutos con un solo cliente; y si no es así de amplio surgirán muchas formas de pago. Si en la mayoría de los casos las personas que se entregan a ello son mujeres, aunque hay una parte posiblemente minoritaria de hombres -en comparación con el número de mujeres que la ejercen-, y que también lo hacen por precio para el disfrute temporal de otras mujeres u otros hombres, si es así, no es una actividad exclusiva de mujeres. Si la mayoría de las mujeres que se dedican a la prostitución lo hacen obligadas por no tener otra alternativa de subsistencia; si así, se trata de crear esas alternativas y cuando existan no se dedicarán a la prostitución, aunque no esté prohibida. Si la mayoría de las prostitutas que ejercen en contra de su voluntad son extranjeras indocumentadas explotadas por mafias en clubes de alterne; si es así, se trataría de crear una unidad policial específica contra la trata, para que visiten asiduamente tales clubes, identifiquen a los jefes y a las chicas; y a los jefes o proxenetas le apliquen las leyes penales ya existentes, y a las chicas les otorguen permisos de residencia y trabajo, y le proporcionen al unísono la alternativa laboral digna que no tienen, no será válido el “ya veremos”.

Si los tipos penales tienen un redactado inseguro para la persecución y condena de los traficantes de prostitutas y proxenetas y las penas son muy benignas; si es así, se trataría de concretar y cerrar los supuestos de hechos delictivos e incrementar los tiempos de privación de libertad a los criminales y las cuantías de sus responsabilidades civiles.

         Si en el compendio prohibicionista, ya partiendo de que la actividad se seguirá ejerciendo aunque se prohíba, se penalizara también a los arrendadores de viviendas o locales en el que se pueda ejercer tal actividad prohibida; si es así, tales propietarios pondrán en el contrato que tal cosa no se puede hacer, y los que aun así lo hagan, deberán ocultar tal actividad. Y si también la prohibición va a castigar penalmente a los clientes (puteros) por su colaboración necesaria para el ejercicio de tal actividad, las personas prostituidas tendrán que proporcionar a los “usuario” las máximas garantía de confidencialidad si quieren tenerlos. Con ello la prostitución deberá ser invisible, y como lo ocultado no implica su inexistencia, ¿qué se pretende hacer con lo que estará, pero no se ve?

         Es políticamente correcto y éticamente impecable afirmar que a la inmensa mayoría de personas que se dedican a la prostitución no se les respetan los derechos humanos, pero puede que la prohibición no les proporcione tal respeto, o, puede que la atribución a dichas personas de los efectivos y realizables derechos sí minore o haga desaparecer la prostitución, aunque no esté prohibida. La cuestión está en si primero prohibimos y luego si acaso damos o primero damos y luego si acaso prohibimos.

Los partidarios de las prohibiciones nunca resultan afectados por lo que prohíben, puesto que no realizan lo que quieren quitar; pero poner para que no sucedas lo que no gusta que pase, ya no pasa tanto. ¿No?

Barcelona a 8 de junio 2022. RRCh.

viernes, 3 de junio de 2022

EL ARGUMENTO DESTRUCTIVO

     Cualquier persona, sea la que sea y cualquier institución sea la que sea, si se analiza pura y exclusivamente desde sus defectos, sus errores, o desde su ineficiencia; siempre y en todo caso será una auténtica mierda, y así podríamos concluir razonablemente que vivimos entre la mierda. En eso estamos, y con esto alimentamos nuestros sentimientos que nos encapsula en un individualismo de decepción y soledad. Y nos soportamos atribuyéndoles a los demás las causas de esa vida de mierda, al tiempo que exhibimos nuestras intimidades en las redes sociales para en apariencia distinguirnos y que se note.

         Desde que los seres humanos vivimos en sociedad, para hacerlo, nos hemos tenido que regir por criterios de convivencia comunes que debíamos respetar por mera supervivencia. Tales criterios han encausado nuestras conductas, de forma que hemos asumido la necesidad de reprimirnos ante la concreción y realización de parte de nuestros deseos. Como no todos los humanos tenemos los mismos planteamientos, ni las mismas inquietudes, ni los mismos sueños, ni las mismas aptitudes; nunca tales criterios generales satisfacen plenamente a cada individuo. De ahí que jamás se ha llegado a concesos por unanimidad, y se ha tenido que conformar con mayorías. Lo que en sí mismo implica que las minorías han tenido que reprimir sus ilusiones para encajar en ese todo de diversidad, o sencillamente salirse de su entorno. Frente a la complejidad de tal encaje siempre se ha distinguido dos espacios de convivencia, el privado y el público.

         El ámbito privado generalmente se circunscribía al escenario de la familia nuclear o amplia, que creaban sus propias normas de convivencia que, aunque fueran más laxas que la norma sociales, también conformaban la aptitud y la actitud con que los miembros de ese núcleo privado abordaban y enfrentaban su encaje social: lo que en casa se podía hacer, no siempre se debía hacer o se hacía en público; y en el supuesto que se hiciera lo indebido, se asumía las correcciones impuestas para mantener la convivencia en paz. La represión de las actitudes socialmente indeseables era norma necesaria.

         Toda esta normativa, estas reglas o criterios, seguramente de origen religioso o moral conformó la legalidad, y cuyo cumplimiento que en su extremo de necesidad posibilitaba el uso de la fuerza o de la violencia, se adjudicó a unos pocos individuos legitimados para ello. Y así evitar que cada miembro del todo impusiera su voluntad sobre el resto o sobre algunos. Esto que desde antiguo alguien bautizó como el “contrato social” es lo que conforma la política que impregna y domina todo el ámbito social, e influye y regula también el ámbito privado, aunque no con la misma severidad.

         La política impregna y rige indefectiblemente la vida social y privada de todos, estén donde estén y sean de donde sean.  De la política sales los impuestos; determina en qué se invierten, quién los paga y en qué proporción. La política decide los planes de estudio, regula los colegios, las universidades, la investigación científica, la elección y la regulación de los funcionarios públicos. La política crea las leyes penales, civiles, administrativas, laborales. La política selecciones y regula a los jueces, magistrados, ficales, militares y policías. La política promulga la Constitución del Estado y la reforma o sustituye por otra. Nada en absoluto escapa de la política, nada le es ajeno.  Y naturalmente la gestión de la política puede ser muy mala, mala, regular, buena o muy buena.

         La maldad o la bondad de las decisiones políticas no dependen de los “políticos”, dependen -o deberían depender- del conjunto de los ciudadanos en una sociedad democráticas, entendiendo la democracia como un procedimiento de selección de soluciones mediante el apoyo de la mayoría y siempre que todos tengan el mismo derecho a elegir; y no, de lo que cada cual en su intimidad entienda como justo. Dicho de otra manera; por más que a algunos o a muchos nos repugne la pena de muerte, su instauración será democrática si la mayoría ciudadana de un todo así los decide, y los demás tendrá que convencer de lo contrario, para con mayoría cambiar tal decisión. Si la minoría disconforme se aparta en adoración de su autoconvencimiento y el repudio a los partidarios del invento, la pena de muerte sigue en vigor por más que sus acólitos sean todos unos mierdas. Y esto suceden en todas las decisiones públicas que nos atañe. Ante las decisiones públicas consideradas injustas o mejorables, se pueden hacer dos cosas: una, intentar cambiarlas mediante el mismo procedimiento que las instauró, o sentirnos víctimas de la idiotez de los demás que son una mierda y que todos los políticos son ladrones o  que la política no nos interesa, y tristemente eso último es lo que se está haciendo, posiblemente porque se considera lo más fácil.

         Y, como la culpa de nuestros desvelos es de los demás, tratamos de destruir las personas que decidieron las maldades, pero no combatimos sus ideas, sus motivos, razones, intereses o prejuicios, y para hacerlo entramos en el enfrentamiento personal. Buscamos las grietas, los defectos, los parentescos o las actitudes privadas del otro siempre que sean negativas, naturalmente. Nos centramos en qué maldades hizo o dejó de hacer antes; en cómo, dónde y con qué descerebrados se ha educado; de dónde y cómo consiguió robando lo que tiene; en cuáles son sus depravadas apetencias y conductas sexuales; en quiénes son sus impresentables amigos y con qué malandros se relaciona. Así justificamos como “ese” defiende tal cosa y porqué es un mierda.

         Con argumentos destructivos nos entretenemos en el victimismo y en el señalamiento de los causantes de nuestros males, pero hasta que no nos pongamos a hacer propuestas con argumentaciones positivas, ahondaremos en la decepción y la decadencia.  

En Barcelona a 3 de junio del 2022. RRCH

martes, 15 de febrero de 2022

LOS MALES DE LA IZQUIERDA

 Según lo que se va viendo, la reflexión que hacen los políticos de izquierda cuando les va mal en las elecciones se centra exclusivamente en describir las maldades que los de derecha harán, parecería que se quejan de que éstos se hagan votar y que miles de ciudadanos le voten. Así, la culpa es de los contrarios y de los que votan a los contrarios; y al parecer no se dan por aludidos que, los que votan a los otros en parte son los mismo que les dejaron de votar a ellos, puesto que no han venido en tropel desde otro país, ¡vamos!, que son de aquí. Culpar al contrario porque les gana en las elecciones, no parece muy buena reflexión.

Menos sentido parece tener, que a los partidos que la izquierda denomina de ultraderecha cuando no directamente fascistas, se les haga un “cordón sanitario”, que ahora le denominan “cordón democrático”. Las frases en cuestión tenían poco de “sanitario” y ahora tiene menos de “democrático”. Ese cordón o cerco consiste en ignorar por parte de los demás partidos a los que consideran no democráticos -no pactar con ellos, no hablarles-, lo cual es un contrasentido; primero, porque los representantes en cuestión sean diputados o concejales, fueron elegidos por la ciudadanía mediante idénticos procedimientos legales que los otros, y segundo, porque ello implicaría negarle representación a un porcentaje importante de ciudadanos -un 10 o un 20% del censo electoral-; y no parece muy democrático. Y, además, si los acordonados consiguen mayorías para gobernar y son ellos los que rescatan la idea, posiblemente los que ahora lo proponen para otros, si lo sufren ellos, no dirían lo mismo.

Posiblemente la izquierda tendría que analizar sus fallos, reconocerlos y corregirlos. Ya está visto, que la estrategia reaccionaria de demonizar al contrario no da buen resultado; los contrarios no se reconocen de ultraderecha y menos ser fascistas, los apelativos se les dan desde la izquierda, en cambio si estos, explicaran las razones de porqué hacen unas cosas y no hacen otras; si explicaran para qué, porqué, cuándo, y hasta dónde hacen lo que hacen, y a su vez debatieran con criterios de sentido común las deficiencias de las propuestas de la ultraderecha, igual conseguían mejores marcas. Las embestidas personales que se dan de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, esa falta de respetos mutuo, esa carencia de razonamientos sobre las propuestas de los adversarios y la propias, esa  falta de rigor, de prudencia y de decoro, aburre hasta a las ovejas. Y la gente que está saturada de insustancialidades y ve que nada se le soluciona, acaba votando en contra como castigo. Y ya no digamos cuando el electorado ve que las leyes no se apoyan o se rechazan por el contenido de la ley en cuestión sino por tácticas electorales o para conseguir un beneficio distinto al margen de lo que realmente tienen que valora para su aprobación o no. Si que tendrían que hacerle un cordón democrático a ese mercadeo de cantamañanas, donde sobre la misma cosa tienen una opinión hoy u otra mañana, que no solo aburre, sino que indigna y desprestigia. Es insoportable que estén hasta el último minuto de la aprobación de una norma, para decidirse a votarla o a oponerse, y ello no es fruto del debate sobre las bondades o maldades de la norma que les importa un carajo, sino sobre qué se pueden llevar por hacer ese “favor”; llevárselo como grupo político o llevárselo como individuo. Eso es lo que repugna, a eso es a los que les ha de hacer la izquierda un condón democrático, si quiere llamarse izquierda, y sino se irán todos a la mierda. Llevan años centrándose en cuestiones emocionales, la patria, los territorios, la memoria, los sentires de género y una sucesión de cuestiones ciertas y necesarias de minorías, pero las elecciones se ganan por las mayorías, y a la mayoría no le están dando opciones y ni siquiera le explican por qué una cosa debe ir primero que otra.

Igual se ha de volver a la racionalidad, que sentimientos cada uno tiene los suyos y cada vez están más resentidos.

Barcelona a 15 de febrero del 2022. RRCh.

viernes, 4 de febrero de 2022

YOLANDA DÍAZ

Yolanda Díaz, más que probablemente es la mejor política hoy en España, dentro del escasísimo número de políticos que merecen alguna valoración positiva. Ella es seria, prudente, humilde, inteligente, preparada, dialogante, buena negociadora, y no insulta cosa que ya en sí mismo siendo lo mínimo que se le puede exigir a un representante público, y al ser un bien tan extremadamente escaso ya es un valor que merece ser resaltado. Esta mujer comenzó a destacar dentro de las filas de Pablo Iglesia y la prevalencia de ella inició el deslucimiento del patrón Iglesias, no había color. La superioridad moral, intelectual y política de esta mujer desbancó al aprendiz histriónico con ínfulas de líder, que no pudo ir más allá de ser mero intelectual de grupo. Cuando Iglesias se fue, asumiendo disimuladamente sus palmarias deficiencias, la puso a ella a dedo. Seguramente Yolanda Díaz no se lo pidió, y ella lo aceptó para intentar salvar los muebles de un proyecto en declive. Iglesias, desde su arrogancia creyó que esta mujer sería su títere y para tal fin pasó él por encima de las aspiraciones personales del resto de los componentes de Podemos desde la certeza que nadie se lo iba a discutir, puesto que él mandaba. Como ahora ya no manda, aunque lo intenta, los de Podemos - cuyo nombre podrían ajustarlo a la realidad por “Hubiéramospodido”-, estos y estas, para restablecer sus parcelas de poder han de competir con Yolanda Díaz a fin de que en las futuras listas electorales figuren en posiciones que les permita salvar sus respectivas fuentes de sustento. Y sí, el futuro político de Yolanda Díaz puede que no sea muy venturoso. La manada de fracasados y fracasadas en que se ha convertido la formación ya le empieza a morder y le seguirá mordiendo hasta derribarla si pueden, porque el presunto feminismo ahí no juega. La otra jauría le viene de Esquerra Republicana, que en verdad de izquierda nunca ha tenido más que el nombre, siempre fue y será una derecha disfrazada para atraer a los charnegos de barriga agradecida, como el honorable Rufián, que envueltos en banderitas y soflamas de tabernas van recogiendo apoyos de aquellos que se han subrogado en postulados que nunca han sido propios, pero que se mantienen con ilusiones, de esas que nunca llegarán. El acuerdo que Yolanda Díaz logró entre los sindicatos CCOO, UGT, y la patronal, has sido un hito histórico que solo ella pudo conseguir después de varios años intentándolo otros. Pero eso es malo para los rufianes y los aspirantes a conservar sus sueldos, y lo es, porque les deja con las posaderas al aire al no caber todos como tertulianos radiofónicos, ni tiene historias suficientemente morbosas para que le hagan un documental en Netflix si se desprenden de la teta que hoy les alimentan, ellos gritan, insultan sin conseguir nada, y va Yolanda, y amablemente lo consigue. Eso, estos desahuciados pendientes de lanzamiento, por más que pretenda infiltrarse simulando ser de izquierda no lo pueden consentir. Y no lo consienten. Ayer en el Congreso esos, votaron junto al PP y Vox, ellos por considerar que la reforma laboral no era suficientemente buena, los otros por considerarla muy mala, pero juntos para romper a Yolanda Díaz. Si la reforma no se hubiera aprobado gracias a un desgraciado del PP que no controló el dedo al votar, hubieran ya descabalgado a Yolanda Díaz y luego se lamentarían, puesto que lo que realmente querían era una aprobación de la reforma con ellos en contra para mantener su pureza del todo o nada. Su táctica es el chantaje, el progreso en los derechos de los trabajadores le importa un pepino y si además va en favor de los ciudadanos españoles están en contra, porque son republicanos segregacionistas.

Barcelona a 4 de febrero 2022. RRCh


martes, 18 de enero de 2022

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

    

       La inteligencia artificial -que en lo sucesivo por economía dactilar solo pondré IA-, viene a ser algo así como la “máxima modernidad” en delegar en otros la tarea de pensar en qué y cómo hacer las cosas que deberíamos decidir hacer, y que además las dispongan y hagan otro. Es más que probable que eso de cederle a otros que resuelva por uno ya está normalizado dado que para eso las redes sociales funcionan estupendamente, se copia, se dice -o reenvía-,y se hace lo que diga un o una influyente, que en inglés, que da más garantías,  se le llama influencer.

 Pero la IA es más sofisticada, ahorra la energía de tener que hacer, porque lo hace ella misma a través de algoritmos, lo gestiona y lo soluciona científicamente, lo que en sí mismo evita discutir el acierto; el resultado siempre se ha de dar por bueno. Los algoritmos son una suerte de instrucciones o reglas definidas, ordenadas y cuantificadas para solucionar un problema, con lo que mediante el procesamiento de datos se llega a un estado final y se obtiene una solución. En el proceso se introducen los datos que se consideran necesarios que, en tiempos y secuencias predispuestas, paso a paso, entre cada estado y el siguiente se contraponen unos datos con otros, privilegiando unos y eliminando otros, hasta llegar a la selección ideal que determina la solución deseada por su programador, que es un ser humano.

 Claro, fácil es de ver que el que corta el bacalao es el que elige los datos, determina su número, los mezcla, los secuencia y define la solución que entiende óptima para lo que  persigue conseguir. Y el creador del algoritmo tendrá el poder de lograr la resolución del problema a su gusto. También es el que valora el supuesto de hecho que constituirá el asunto al que le ha de encontrar la solución que entienda más adecuada a su forma de pensar y a sus intereses. Con ello puede resultar que la IA no será cosa distinta que atribuirle un valor científico artificial y de acierto asegurado a los problemas y las soluciones de su creador.

  Así todos estamos impacientes esperando que la IA nos conduzcan los coches para que nos lleven sin mover un músculo a comprar o visitar lo que nos dicen los/las influencers, nos dejen en el gimnasio para sudar pagando, aparque solo y luego nos retornen a casa, en la que al entrar se den las luces por sí ante nuestra presencia, se ponga el aire acondicionado, se encienda el ordenador en la página que nos ilustre de las cotizaciones de las criptomonedas que nos augurará un placido futuro; el sofá se suba hasta nuestro riñones de forma que solo recostando el trasero nos baje suave y nos dé un masaje al tiempo en que una pantalla en el reposabrazos nos indique las pulsaciones, el ritmo cardíaco, las caloría consumidas, y pendientes de consumir mediante una dieta bien equilibrada que también señale al gramo y milímetro qué hemos de ingerir: comidas, pastillas, bebidas isotónicas o estimulantes. Como compañía tendremos mascotas perfectamente programadas para que nos adulen, y en caso de disponer de suficientes medios de compra, hasta un ser humano artificial como de verdad, y del sexo deseado que conozca por algoritmos nuestros gustos, y siempre esté en plena disposición a satisfacernos.

 La IA cuando consigamos o consigan que llegue a su cénit podrá hacer todo lo que ahora los humanos podríamos hacer si tuviéramos la voluntad para hacerlo, nos propiciará definitivamente a desechar el ejercicio de la capacidad de pensar y podremos dedicarnos en cuerpo y alma a los entuertos emocionales, al menos hasta que llegue el algoritmo preciso.

Barcelona a 18 de enero 2022 RRCh.