miércoles, 20 de abril de 2016

PAPELES DE PANAMÁ


 
Los paraísos fiscales no fueron creados para corromper a la alta clase social del llamado mundo occidental, sino al revés, la corrompida alta clase social los generó para ocultar el producto de sus fechorías. Y al menos hasta el presente, de esa alta clase social han salido nuestros representantes democráticos, con contadas excepciones de los que instrumentalizando la política se han situado allí donde querían estar: en la clase social alta. Por ello, terminar con los paraísos fiscales es subjetivamente muy difícil, aunque objetivamente sea sencillo. Hoy por hoy es impensable que nuestros próceres deroguen las leyes que ellos mismos han promulgado para esconder sus capitales ahorrándose el pago de impuestos en sus queridísimas patrias. Éstos tienen un concepto muy depurado y restringido del concepto patria, que circunscriben a su entorno familiar y de amistades, aunque lo utilizan como espléndida red de malla fina para la pesca de votos, o de popularidad. La cuestión está en ganarse la confianza; con la confianza consiguen votos y/o reconocimiento social, y por la confianza en los paraísos fiscales guardan allí sus botines del despojo. Impedirle el acceso a estas guaridas sería sencillo si se les priva de la confianza en la seguridad que los paraísos fiscales les deparan. Y esto es fácil de hacer con cuatro medidas:

1.- Propiciar la colaboración mediante la denuncia  de los empleados de banca, otorgándoles premios y un concreto amparo legal como testigos protegidos o simplemente anónimos. Esa falta de confianza que se generaría  en los clientes que hacen emigrar su dinero, ya  les situaría en el pánico. Al tiempo que pondría en aprieto a nuestros jerarcas vecinos de Luxemburgo, Malta, Chipre, Suiza, Liechtenstein, Andorra, San Marino, Mónaco, Vaticano y los territorios de ultramar de Reino Unido y Holanda, entre otros.

 2.- Obligar a las corporaciones transnacionales a publicar en Registros Oficiales las cuentas, individualizando las de cada país en las que operan, y que a ello puedan acceder en tiempo real las autoridades fiscales y judiciales. Así se podría discriminar qué volumen de negocios se genera en los paraísos fiscales en el supuesto que en ellos tengan sucursales, y qué otro se genera inflando facturación allí sin tener infraestructura, ni personal, ni mercado.

3.- No reconocer los actos jurídicos firmados en tales paraísos fiscales por las personas físicas residentes fuera de ellos. De manera que sepan que para evitar las penas y las sanciones  no valdrán las  declaraciones complementarias antes que les descubran. Y así estarán en idéntica situación que el ladrón que esconde el botín en la playa o al pie de un árbol, si no se le descubre se salvan; pero asumiéndolo.

 4.- Si además de las anteriores tres medidas, les aislamos rompiendo relaciones diplomáticas y comerciales ya sería un lujo, con solución instantánea.

Pero, el problema está en lo subjetivo; en los próceres. Es cuestión de confianza. Siendo optimista, confiemos en los periodistas, de momento no hay más ni se le espera. Los de la nueva política ahora se ocupan en ubicarse, igual cuando estén cómodos les da por ahí; o no.

Barcelona a 20 de Abril del 2016- RRCH

martes, 19 de abril de 2016

LA NUEVA POLÍTICA


          Cualquier cosas que antes de ser nombrada se le denomina “nueva” de entrada produce la ilusión de que será distinta y mejor. Y cualquier cosa distinta al ejercicio del poder mediante el engaño, la estafa, la indecencia y ese arraigado sentimiento de impunidad que embarga a sus actores, por sí mismo debería ser más benéfica. Si a eso le quitamos la espuma, que no ha ido más allá que una forma diferente de vestir y expresarse, nos quedamos con lo mismo que ya teníamos: unas irrefrenables ansias de protagonismo para intentar ocupar el poder, sin ocuparse y sin clarificar para qué lo quieren. A este baile de máscaras de la “nueva política” todos se han ido adaptando en la forma, tanto la izquierda como la derecha, pasando por el medio. La nueva izquierda, para empezar adoptó  una denominación novedosa: Podemos. Comenzó por disimular su presunta línea ideológica situándola de entrada en “los de abajo”, “ni de izquierdas ni de derechas”, exhibiendo una estética estudiantil-inconformista, camisa remangada, barbita, pelitos largos o cortitos abarcando las diversidades de las modas, y alegrando los oídos de los parroquianos con discursos puntiagudos contra la casta en la que ellos no estaban ni querían estar.  Los miembros del  Partido Popular, o PEPE (Partido Español Panameño Exterior) se ha ido renovando para acceder al club de la nueva política, y así han puesto a integrantes jóvenes, bien parecidos, con una lenguaje más accesible y empático, y con vestimenta más progre, menos corbata, más algodón y vaqueros, y naturalmente se convirtieron en adalides teóricos en el combate contra la corrupción para competir con Ciudadanos ante la misma clientela. Ciudadanos como proyecto de la refundación de una derecha presentable, con plausible esfuerzo se propusieron concebir una derecha apartada de una clase financiera alimentada por el erario, finalidad tan difícil como soplar y comer gofio a la vez. El PSOE forzado por las circunstancia hizo más o menos los mimos, renovó el vestuario y a los modelos, y se esforzó en ponerse al medio, ni tanto ni tan poco. Izquierda Unida sigue desunida y los Nacionalistas tratando de pescar en rio revuelto. Todos sin excepción quieren estar en el gobierno, y que ese gobierno haga exactamente lo que ellos quieren que hagan, sin dejar constancia de qué quieren hacer fuera del beneficio propio. Y así, la nueva política sigue viviendo del trabajo de los periodistas, que son los únicos que consiguen, al menos, que se ventile la cosa y van aportando día a día temas de debate. Debatimos sobre la corrupción antigua y de anteayer que mañana la prensa nos desvelará. Y con ello la nueva política nos entretiene ampliando la melancolía, con el único propósito que nos decidamos por el menos malo. Ninguno de ellos ha efectuado la más mínima propuesta de cómo acabar con la corrupción, ninguno ha lanzado una idea de cómo acabar con los paraísos fiscales. Corrupción y paraísos que lejos de ser nuevos son más antiguos que la injusticia Los muchachos de Podemos en el supuesto que formara gobierno con el PSOE no han explicado cómo piensan conseguir la mayoría suficiente para darle referéndum a los nacionalistas, ni cómo se combate la desigualdad dando referéndum a los nacionalistas. Los cachorros peperos en el supuesto que consiguieran la gran coalición con el PSOE no nos han explicado cómo pretenden armonizar la fiscalidad entre el Estado y las Comunidades Autónomas, por dónde van a recortar el gasto público para reducir el déficit y dónde van a enviar a todos sus corrompidos. El PSOE y CIUDADANOS en el supuesto que formaran gobierno con la abstención de Podemos, Izquierda Unida y los Nacionalistas, no nos han explicado con los votos de cuáles y cuántos diputados van a sacar adelante el gobierno del cambio. Así las cosas la nueva política y el gobierno del cambio parece que se conforma con crear una nueva casta cambiando a sus integrantes. Eso sí, vestidos de forma diferente e introduciendo algún chascarrillo en sus soflamas. Entretenido hasta que el cuerpo aguante.

Barcelona a 19 de Abril del 2016. RRCH.