miércoles, 31 de mayo de 2017

Herencia del Fiscal


Las noticias son tan escandalosas y la vergüenza tan escasa, que todo se está encajando dentro de la normalidad. La fiscalización de la cosa pública la hacen los periodistas, y en su insustituible labor han pescado al Fiscal Anticorrupción del Reino, con una sociedad mercantil en Panamá. Dice el presunto que lo heredó de su padre, que se lo contó a Hacienda, y que no es delito. Seguro. Exceptuando a los gilipollas el resto aunque sea poco tienen el pálpito que no se hace una sociedad en Panamá solo para comprar una casa en España, y padecer la fatiga de llevar la plata a Centroamérica y volverla a la Península Ibérica. El padre del perseguidor de corruptos debió dejar algo más a sus deudos, y si solo fueron las acciones de la panameña, en el inventario notarial de aceptación de herencia solo aparecerá eso, y el valor de las acciones será igual al valor del chalet si la panameña solo tenía ese inmueble como todo patrimonio. Pero el Fiscal no ha presentado dicha escritura con el correspondiente pago del impuesto de sucesiones. Se ha centrado el presunto en dar excusas para bobos: que no sabían que su padre invertía en Centroamérica, aunque sin saberlo lo incluyeron en el inventario de aceptación de herencia; que sus hermanos no tenían dinero para pagar los impuestos de disolución de la panameña, aunque aceptaron la herencia, y al parecer -si tal excusa fuera cierta-, no se les ocurrió pedir una hipoteca sobre el chalet, pagar los impuestos, vender el chalet, cancelar la hipoteca  y repartirse el resto. Si el chalet era el todo y el todo generaba más impuestos que beneficio, lo fácil hubiera sido no aceptar la herencia, puesto que todavía, la aceptación de herencias no es obligatoria. ¡Las ideas de los Puyoles hacen fortuna! Visca Catalunya, Viva España!

Barcelona a 31 de Mayo 2017.-

miércoles, 24 de mayo de 2017

APOROFOBIA


“Nuestro cerebro es aporofóbico, pero lo podemos moldear”

Entrevista con la filósofa Adela Cortina, que publica un ensayo sobre el rechazo social al pobre

"Las personas tienen dignidad, no un simple precio". Adela Cortina acuñó el término aporofobia en la década de los noventa. Pretendía poner nombre a una realidad social tan presente y dolorosa, no por engrosar las páginas del diccionario, sino por ayudar a reconocerla, por instar a estudiar sus causas y por ver si la damos por buena o si, por el contrario, es preciso superarla. Wikipedia ha recogido el término y el Ministerio del Interior recurre a él para tipificar un delito por ofensas a los pobres, pero la Real Academia de la Lengua todavía no lo ha incorporado a los 80.000 términos de su diccionario. Con este neologismo, la filósofa pretendía diferenciar esta actitud de la xenofobia y el racismo.

Qué miedo da leer en su libro Aporofobia, el rechazo al pobre que nuestro cerebro es por naturaleza aporofóbico.

El cerebro es tremendamente plástico y el hecho de que tenga unas tendencias no quiere decir que no podamos modificarlo y encauzarlo en un sentido u otro.

Con el libro pretendía: primero, informar: la tendencia existe; segundo, hay una buena noticia y es que el cerebro es plástico. De donde se sigue que es posible modificarlo si se tiene voluntad de hacerlo, cultivar la tendencia hacia la justicia y la moralidad.

Lo cierto es que las puertas se cierran ante los refugiados políticos, ante los inmigrantes pobres, que no tienen que perder más que sus cadenas. También ante los gitanos que venden papelinas en barrios marginales y rebuscan en los contenedores, cuando en realidad en nuestro país son tan autóctonos como los payos, aunque no pertenezcan a la cultura mayoritaria. El problema entonces no es de etnia, de raza y tampoco de extranjería. El problema es de pobreza. Es el pobre, el áporos, el que molesta. Es la fobia hacia el pobre la que rechaza a las personas, a las razas y a aquellas etnias que habitualmente no tienen recursos.

La tendencia a la aporofobia existe pero hay una buena noticia y es que el cerebro es plástico.

¿Cómo se cultiva la tendencia hacia la justicia y la moralidad?

A través de la educación y de políticas institucionales al efecto, aunque hay autores que piensan que esto es insuficiente. Para cambiar y cultivar esas tendencias, ven óptimo intervenir y mejorar moralmente el cerebro con fármacos. El tema de la biomejora es lícito, pero hacerlo o no es una discusión también moral. Personalmente, estoy en desacuerdo. El cambio vendrá de la educación pública y de las instituciones que trabajan en pro de la igualdad.

Y el Estado, ¿cómo habría de intervenir?

En dos aspectos fundamentales. Por un lado, las políticas sociales, pensadas para proteger a los más vulnerables de la sociedad. El nuestro es un Estado social de derecho, que permite proteger a los más vulnerables... Hay cantidad de grupos que trabajando, montan residencias, gestionan pisos para personas sin hogar... Afortunadamente, en España hay mucha gente trabajando en ese área, además de ayuntamientos y comunidades autónomas, los voluntarios hacen también una labor impresionante.

Frente a lo que se ha llamado el discurso del odio.

La aporofobia es el sentimiento de superioridad de unos frente a otros.

Esa situación de desigualdad en la que nos vamos acostumbrando a que no somos iguales y en la que estamos convencidos de que yo soy superior, y el otro es inferior.

Ese es, además, el argumento de la extrema derecha y de su intento de ocupar un espacio en el arco político europeo.

Su discurso es un error: los franceses no son superiores a los inmigrantes, ni los estadounidenses a los mexicanos. El sentimiento se repite en otros muchos ámbitos, también en el acoso escolar. El acosador cree tener derecho a acosar precisamente por creerse superior. Hay que hacer toda una enseñanza en la igualdad. Que viene no solo en la escuela sino también de las instituciones.

¿Y qué manifestaciones de aporofobia no tan evidentes se observan en España?

Está en todos los aspectos de la vida cotidiana. Rechazamos al pobre, sea un pobre desconocido, un primo o un vecino, porque consideramos que no tiene nada que ofrecer, pero no solo de dinero vive el hombre. Todo el mundo tiene cosas que ofrecer. Si la actitud de entrada es el alejamiento y la asimetría, te pierdes mucha riqueza humana... Todo el mundo tiene algo que ofrecer.

Pero vamos a mojarnos con lo que pasa en España.

Por supuesto. Sobre todo, hemos fallado en la acogida de refugiados. Hemos recibido a muy pocos.

Este ensayo está escrito en un tono muy pedagógico.

Intento hablar claro porque creo que es una de las obligaciones de quienes podemos dedicar un poco de tiempo a estudiar. Y es un derecho de los ciudadanos que se les hable con claridad.

¿La aporofobia es política?

También es política. Creo que en nuestro país se relega a los que parece que no pueden ofrecer mucho a cambio y un ejemplo palmario es la poca acogida y hospitalidad que hemos tenido con los emigrantes y los refugiados, insisto.

Y, sin embargo, hay que destacarlo porque la UE tenía un compromiso de hospitalidad... Angela Merkel se la jugó en su propio partido. Hay quien se ha esforzado y quienes directamente han cerrado filas, Reino Unido y Hungría como principales valedores del cerrojazo. Hemos demostrado claramente aporofobia en ese punto. Lo que nos molesta de esa gente que viene de fuera es que sea pobre.

Pobres también son muchos gitanos, según cita en su libro.

El suyo es un fenómeno interesante porque no son extranjeros, no pueden ser más autóctonos. No son los mismos los gitanos que triunfan en el mundo del arte y los gitanos que están rebuscando en los contenedores. Hay una diferencia esencial: su economía.

Tampoco sentimos rechazo hacia el pobre que pasa hambre en India o Mauritania.

No, con el pobrecito de África no tenemos esa mirada. Como está a miles de kilómetros de distancia, mantenemos cierta solidaridad. Quien te molesta es el que está aquí, porque crees que viene a perturbarte, a dejarte sin... Ojos que no ven, corazón ... Rechazamos al que pide algo y no lo paga.

¿De dónde procede ese recelo hacia el pobre?

El recelo, el rechazo, viene de nuestra mentalidad contractualista, que consiste en estar dispuesto a dar solo con tal de recibir. Si uno es contractualista, el mundo solo se entiende si yo te doy y tú me devuelves. Se trata de tener amigos hasta en el infierno. Ejemplos hay todos los que se quiera. Cuando una mentalidad contractualista choca con quien no puede dar nada a cambio es cuando se genera la exclusión. Se quedan fuera, los apartamos e invisibilizamos.

Todos en el fondo somos un poco aporófobos porque tenemos un cerebro que nos lleva a disociar y poner entre paréntesis todo aquello que pueda generar malestar.

La crisis lo alimentó, ¿y la postcrisis?

La postcrisis está resultando esperanzadora. La sociedad está tomando conciencia: no podemos seguir por este camino. Si nos lo tomamos en serio, la tendencia a la aporafobia se puede limar y a ello ayudará el impulso al pilar social de la Unión Europea en el que confía el nuevo presidente francés, Emmanuel Macron, que también ha recibido el apoyo de Angela Merkel y otros líderes europeos.

La pobreza es evitable, dice usted. ¿Y la aporafobia?

Las dos son totalmente evitables. Cuando uno tiene una tendencia, extirparla es una cosa un poco rara y lo que funciona es contrarrestarla con virtudes. La compasión es un buen término, aunque hayan querido cargarle connotaciones negativas. Compadecer significa padecer con. Compadecer su alegría, compadecer su tristeza, comprometerse a aliviar el sufrimiento. Como somos iguales, tenemos sintonía. Cuando otros se alegran, me alegro. La compasión así entendida es buena.

 Me motiva mucho que en el campo de la filosofía política, en la que yo trabajo, una serie de autores esté revalorizando el papel de los sentimientos en la vida pública... En esa vida pública en la que también debería importar el sentimiento de compasión.

Hay que rehabilitar las palabras, sobre todo, en este país de envidiosos. Si quieres disgustar a alguien, cuéntale que te ha pasado algo bueno. La clave de la compasión es aliviar el sufrimiento.

lunes, 22 de mayo de 2017

EL PSOE RENACIDO


          Pedro Sánchez en el tiempo que fue secretario General del PSOE tuvo muchas ambigüedades, errores que pueden serles atribuidos a él, o a las presiones recibidas por las vacas sagradas que pensaron que él sería un fácil comodín para colocar a la candidata andaluza -o andalucista- cuando a ella le fuera bien. Pero Sánchez sí que hizo un gesto trascendente, una acción que hasta ahora estaba infravalorada, por no ser habitual: renunciar a todo, y comenzar de cero. No solo renunció a la secretaría del PSOE, renunció al sueldo de diputado. Y eso, en estos tiempos conmueve. Y así, resultó que el PSOE les ganó a todos los que querían un PSOE domesticado. La mayor lección de ayer no fue que ganara Pedro Sánchez, que también, sino que perdiera Felipe González (ex Isidoro),Pérez-Rubalcaba, Lambán, Puig, Guerra, Rodríguez-Zapatero, Fernández-Vara, Ibarra, García-Page, Caballero, Bono; y Susana Díaz que pretendía reeditar los años ochenta fuera de contexto y con iguales maneras y remedios. Es muy importante ir conociendo qué hará Pedro Sánchez a partir de aquí, pero no es menos importante ver qué harán los defenestrados, pueden tener la tentación de matar al PSOE por aquello que creían que era de ellos. Si esto último no sucede, rápidamente la socialdemocracia irá rescatando a los que se fueron a Podemos, máxime cuando éstos ya están viendo que un telepredicador no tiene uñas para guitarrero. Ahora se ha de dar respuesta con mucho más que el no a las veleidades de la corrompida derecha de Cataluña; se le han de dar razones para creer a los catalanes que quieren decir, pero no tienen altavoz. Se le ha de dar ideas nuevas, factibles y razonables a los jóvenes y menos jóvenes que, hoy por hoy solo les queda estar en contra ante tanto de lo mismo. Lo distinto y nuevo no solo ha de ser utilizado para frenar a lo corrompido, sino para empujar una alternativa posible, ilusionante, y con perspectivas de futuro. Se puede y se debe concebir las posibilidades que nacieron en los primeros años ochenta, pero -eso sí- para solventar y trascender una problemática distinta fraguada en estos más de 35 años pasados. ¿Lo intentamos?

Barcelona a 22 de mayo del 2017.- RRCH

jueves, 18 de mayo de 2017

Primarias del PSOE


 

En las primarias del domingo, los militantes del PSOE elegirán a su Secretario General. No se sabe, si la afluencia de militantes, -si la hay- obedecerá a la ilusión o la necesidad. Las dos circunstancias pueden confluir: puede haber ilusión y ganas de votar en contra de lo que hay ante la necesidad de cambio, o la ilusión y necesidad de que “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Los que voten a Pedro Sánchez, aunque no lo hagan por él, lo harán para evitar que Susana Díaz siga los criterios que a ella le resultan cómodos por el apoyo de las vacas sagradas de los tiempos de Isidoro, aunque éste mismo consiguió que la mayoría de españoles lo hayan olvidado. Los que voten a Susana Díaz, aunque no lo hagan por ella, lo harán para evitar que Pedro Sánchez pueda desfigurar las tradiciones socialistas. Patxi López que también concurre como candidato, puede resultar ser el refugio de los indecisos y los miedosos o la víctima propiciatoria de la desbandada hacia las posiciones de los anteriores. En todo caso López tendrá un puesto en la ejecutiva de cualquiera de los otros dos.

A uno le tira más el sanchismo que el propio Sánchez y mucho más que Díaz. El discurso de Sánchez, seguramente o quiero creer, se ha ido adecuando a las necesidades sociales. Y las necesidades sociales que pasan por muchas cosas, una de ellas, es la obligada refundación del PSOE, para qué tenga la osadía de reconquistar a los hijos de sus militantes que se han ido a Podemos, y que tampoco allí encuentran más que aparado, complacencia sentimental y discurso de entretenimiento. Así las cosas, o se plantea con seriedad una reorganización territorial de España y una reorganización productiva con reparto de la riqueza tendente a minorar la desigualdad y la corrupción, o se cae en la resignación de que sigan los peperos al mando do todo. Podemos y PP están ahora en la misma línea: la de mantenerse diciéndole a sus votantes lo que quieren oír. Y les oyen porque nadie les dice otras cosas más interesantes. Cierto que las elecciones del domingo son para gobernar el PSOE y no (aún) para gobernar España, tan cierto como qué las propuestas de Díaz y Sánchez para el gobierno del PSOE son distintas, una para ser como antes y la otra para cómo ser después. El resultado de la de antes se conoce, en la de después se ha de confiar o no, con la de antes difícilmente se llegará al gobierno, con la de después no se sabe.

 

Barcelona a 18 de mayo 2017 RRCH