jueves, 18 de junio de 2015

NACIONALISMO


 
          

          El nacionalismo ha sido el mejor invento de los ricos para conseguir que, por ellos los pobres se hagan hasta matar. Ha sido incluso mejor que el invento del fusil: herramienta que solo es útil con dos trabajadores, uno detrás del cañón  y otro delante. Es la técnica perfecta para unir a los mandantes -eufemísticamente llamados mandatarios-, y dividir a los mandados –eufemísticamente llamado pueblo-. Ello en Catalunya/Cataluña se puede observar con nitidez, en el supuesto que la emocionalidad propiciada por el invento lo permita. Los hoy nacionalistas catalanistas de toda la vida, fueron y siguen siendo los mandantes, aunque los mismos otrora fueran de toda la vida los mayores estabilizadores de la gobernabilidad del Estado español. Tanto fue así  que el nacionalista español vivo más insigne, Don José María Aznar,  aprendió a  hablar catalán en la intimidad, se supone que para practicar. El pujolismo hizo fortuna y de la buena, mientras compatibilizó un nacionalismo catalán en Catalunya con un nacionalismo español en Madrid. Con los mandantes unidos se podía combatir al populacho rebelde, pero vino la crisis y mandó a parar. Con el pastel reducido se encontraron en la disyuntiva de conformarse con un cacho más pequeño o disputarse los cachos entre ellos. Pero con los cachos más chicos no pueden cubrir tantas necesidades. Los mandantes tienen muchas urgencias por los muchos gastos que requiere el mantenimiento de su calidad de vida.  Y decidieron quitarse el cacho el uno al otro. Y aquí se jodió el invento, o su utilidad adquirió el máximo esplendor. Para tal empresa no hay mejor herramienta que el nacionalismo: le hacen creer a los mandados catalanes que los mandados españoles les roban, y los otros le hacen creer a los mandados españoles que los mandados catalanes les quieren quitar un pedazo de patria. Mientras éstos se distraen ondeando banderas y entonando cánticos contrapuestos a las banderas y cánticos de los otros, los mandantes siguen mandando como siempre y para los de siempre. Así defienden el cacho con mejores perspectivas de entenderse entre sí para comerse el pastel.  Aquí dicen que vamos a tener unas elecciones plebiscitarias después del verano, y lo que se plebiscitea no  se sabe qué es, ni para qué sirve,  ni falta que hace, basta con que el gentío deduzca que es cuestión de patrias.

 

Barcelona a 18 de Junio del 2015. RRCH