lunes, 28 de enero de 2019

Venezuela


Chaves con sus Misiones hizo cosas interesantes por justas y necesarias. Todos los procesos evolutivos a nivel social que realizó confió financiarlos con el petróleo que en su día estaba muy valorado, y que él consideró que su precio seguiría en ascenso; pero no fue así. Esa fundamentación económica en un solo producto ha sido en parte la ruina de Venezuela. Si todo se compra con petróleo, por un lado, sucede que se puede comprar hasta que los ingresos por el petróleo lo permitan, y por otro, hasta que los terceros países que suministran lo necesario lo proporcionen, y lo hagan a precio razonable. Otra parte de la ruina viene de mucho antes de Chaves, cuando parte de la ciudadanía venezolana era invisible para los que mandaban. Cuando los muertos por el “Caracazo” estaba Carlos Andrés Pérez, aunque el Felipe González de hoy no lo recuerde.

Maduro siempre ha sido un incapaz, su ineptitud alentó la corrupción, en el supuesto que no sea un activista en pro de ella. En su delirio al parecer absorbió al Poder Judicial poniendo a dedo a sus lameculos.

Dicho eso, tampoco parece que sea muy democrático y constitucional que un ciudadano venezolano por más que sea presidente del parlamento (poder legislativo) pueda proclamarse en la calle presidente encargado de Venezuela subido en un tonel y constituirse en poder ejecutivo, por más correligionarios que le rodearan luciendo banderas, carteles y ardor patriótico. Si a los pocos minutos de la proclama ya lo reconoce Trump, parecería que el rubio lo estaba esperando porque así había sido previamente pactado con el aspirante. Aún suponiendo que el mundo entero le reconociera como presidente interino o provisional de esa república, alguien con fuerza coactiva suficiente tendrá que conseguir que el aspirante se haga con el control de las instituciones venezolanas, y al final éste y sus contrarios están implorando al ejército que facilite tal labor por la fuerza de las armas. Y será un golpe de estado si el ejército apoya a Maduro y arrolla a los contrarios, como si apoyan a los contrarios y arrolla a Maduro. Será un Golpe de Estado, porque lo es cuando la fuerza militar depone a la autoridad constituida. Lo demás son opiniones: que Maduro se lo merezca o no.

Llama a la atención que ese mundo tan democrático que compone la Unión Europea, Canadá, Brasil y EEUU, nada haya opuesto a esa idea del Sr. Trump, indiscutible paladín de la democracia y los derechos humanos en el mundo libre, cuando dijo que no descarta la idea de intervenir militarmente en Venezuela. Porque está claro que, si el ejército venezolano no se pone de parte del aspirante a presidente encargado, escondido, este señor no podrá desempeñar su misión.

 Igual hemos de aplaudir la instauración de la democracia mediante una invasión de los hermanos del norte, y también de paso resolvemos o dejamos para otro momento la controversia comercial entre EEUU con Rusia y China, siempre será más asumible que los muertos sean venezolanos, porque el petróleo cuando la cosa acabe seguirá allí, y no será tan arduo como hallar armas de destrucción masiva en Irak donde los nuestros instauraron una democracia estupenda.

La derecha española está frotándose las manos en apoyo del aspirante venezolano, lo malo será -Dios no lo quiera-, que tengan un ataque de coherencia y acaben aplicando los mismos brillantes razonamientos a los catalanes separatistas que en la calle con banderas y carteles piden lo mismo: que el escondido Puigdemont sea el legítimo presidente de la República catalana; o Casado como presidente encargado de España y Rivera como vicepresidente del encargo se proclamen en Madrid, para ellos Pedro Sánchez es un usurpador no legitimado, y sin complejos pueden contar con Abascal y su caballo.

 

Barcelona a 28 de enero del 2018.- RRCh