El término fascismo o fascista corresponde a una
doctrina política de carácter totalitario y nacionalista, que con naturalidad
se aleja de las premisas básicas de la democracia. Y, salvo que al concepto se
le adjudique algún otro tipo de consideraciones, se le debería atribuir a todas
las doctrinas políticas que en esencia cultivan tales creencias o conceptualizaciones.
Así las cosas, el carácter totalitario se
identificaría con que el Estado existente o el que se pretenda, centralice o
centralizaría todos sus poderes en un partido único o en coalición con otros
del mismo espectro, controlando coercitivamente las relaciones sociales bajo
una sola ideología oficial. Y nacionalista sería la ideología sustentada en la afirmación de una identidad cultural ligada a un territorio, una lengua y/o una tradición histórica real o inventada, que exacerba la
superioridad de un pueblo o nación sobre otros. Con ello parecería claro que el
fascismo niega la existencia misma del opositor que les combate intelectualmente
aquellas ideas, y para ello un fascista no escatima medios para eliminarlos,
haciendo uso de las balas, la tortura y el asesinato “patriótico”; porque ellos
son totalitarios y excluyentemente patriotas
Si el fascismo es eso, y si fuera otra
cosa y me lo aprendo cambiaré de idea, es fascismo y son fascistas los independentistas
catalanes y vasco, y naturalmente en su máximo esplendor los etarras cuando
asesinaban y el franquismo cuando hacían lo mismo con más amplitud temporal y
cuantitativa.
Suponiendo que esto fuera así, todas las normas que
se crearan en un estado democrático sobre la memoria histórica tendrían que, en
caso de España, centrar la memoria para intentar que lo recordado no se repita,
tanto en los crímenes del franquismo como en los crímenes de ETA, puesto que se
trataría de hacer memoria sobre el fascismo pasado, para que los presentes se
nutran de lo que no debe ser.
Claro,
si partimos de ello, habríamos de asumir que si tales hechos se dejaron de
producir hace más de 40 años unos y más de 10 años otros, hoy aún viven
fascistas de los unos y de los otros tanto como aficionados o parientes, pero
no ejercen como tales puesto que al menos ni los unos ni los otros matan, ni
promueven asesinatos, secuestros ni torturas; claro que eso puede ser hasta que
consigan las circunstancias adecuadas para volver a lo suyo; o no. Ahora bien, tenemos
los ciudadanos que tenemos, y vienen de dónde vienen con las adherencias ideológicas
de sus tiempos.
Haciendo un grupo de los unos y otro grupo de
los otros, para combatirse (o combatirnos) significando como característica
esencial irredente la herencia fascista de unos y otros, solo reviviremos el
pasado con la parcialidad de cada cual, mientras nos distraemos en la
melancolía dejándonos arrollar por el futuro al no haber construido nada para después.
Desde
tales perspectivas es más que probable que VOX tenga ciertas pretensiones fascistas,
como también las ha de tener BILDU; no obstante, cuando ETA mataba con tiros en
la nuca por la “patria vasca” mediante descerebrados fanáticos que asesinaban a
personas que ni conocían, desde concepciones democráticas se le llamaba a la
participación política pacífica; bueno, ahora no matan y participan pacíficamente
en las instituciones con representación democrática otorgada en elecciones
libres. En similares circunstancias se
halla VOX, cuando a finales de los años 70 se promulgó la ley de partidos
políticos y luego la Constitución actual, se hizo una ley de amnistía incorporando
a aquellos que mataron por la “patria” a muchos republicanos y a la república
misma; y ello fue así porque no se halló otro mejor remedio. Y salió ALIANZA POPULAR
hoy PP con las adherencias ideológicas del tardofranquismo, del que se escindió
lo que hoy es VOX, que participa pacíficamente en las instituciones con representación
democrática otorgada en elecciones libres.
Bien,
si esto fuera así, es imposible entender porqué la izquierda quiere hacer un “cordón
sanitario” contra VOX que conceptúan como fascistas y la derecha quiere hacer
un “cordón sanitario” contra BILDU y contra Podemos por considerarles filo etarras
o comunistas -parecería que a ellos lo de fascista les confunde-; y sean ambos
fascistas o similares, ambos están dónde están por el apoyo popular en elecciones
libres. Si resulta que el parlamento nacional y los autonómicas tienen un
número concreto de diputados y las leyes se han de aprobar por mayoría, y ninguna
formación política la cubre con los propios, ¿cómo se pretende que el Estado y
las Autonomías funcionen con tantos cordones sanitarios que implica negar la legitimación
de los ciudadanos que votaron democráticamente a los que se pretende segregar o
acordonar? Acordonando no se consiguen mayorías, y la democracia va de eso.
Posiblemente
sería más idóneo combatir con razones concretas las propuestas concretas de
unos y otros; cada partida de los Presupuesto, por ejemplo. Si seguimos en el
baile de los fascistas nos fascistaremos todos, y es curioso porque el
término fascista viene del verbo hacer, que a su vez proviene del latín, claro
ellos lo hacían a balas y nosotros gastando saliva. Me recuerda aquel cuento de
GILA cuando en la guerra sustituían los tanques que no tenían, con un Seat 600
lleno de soldados que insultaban al enemigo a grito pelao, no mataban, pero
desanimaban al enemigo.
Y ahora,
igual ni eso.
Barcelona a 1 de diciembre 2021. RRCh