Las fotos de una revista del corazón rosa sacan a una señora española y
popular de 68 años saliendo de una clínica de EEUU (USA), en silla de ruedas
con un bebé en brazos que es de su propiedad.
Ya dicen en la misma revista que esa
señora de edad avanzada para tal cometido, no parió a la criatura.
Tampoco parece factible que haya aportado un óvulo suyo susceptible de ser
fecundado, lo que implica que necesariamente con óvulos de terceras la parió
otra mujer que no sale en la revista ni en ninguna otra publicación.
La señora mayor, española y popular
invirtió un dinero importante en adquisición del bebé, dinero que muy
posiblemente ya rescató -restándole a su favor algún beneficio económico-, con
lo que cobró de la revista que revende tales venturosas circunstancias.
La revista que no es una oenegé ya hizo previamente sus cuentas con las que
concluyó que el pago a la señora mayor, española y popular, lo rescata con
creces mediante la exclusiva que miles de personas comprarán, y hasta se
emocionarán, pensando que esa señora mayor hace unos años vio morir a su hijo a
edad temprana y gracias a ese bebé la señora tendrá una razón para vivir, y
tienes derecho, se lo merece, le dará amor, mucho amor.
La mujer invisible que parió al bebe de la foto, antes de ser contratada
para tal fin hubo de pasar por varios exámenes médicos y análisis sobre sus
orígenes genéticos, su raza, la
idoneidad de sus óvulos, su útero, su estado físico para iniciar el proceso, y
habrá tenido que asumir en un documento con cláusulas de secretismos que sería sometida a un seguimiento exhaustivo
durante el embarazo a fin de ir satisfaciendo los deseos de la señora mayor y
extranjera de ver constantemente imágenes de las ecografías de la criatura en
gestación.
La mujer invisible, debió comprometer su anonimato y el conocimiento de que
cuando pariera nunca más sabría del destino de su hijo/a, ni podría pretenderlo.
La invisible mujer que parió al bebé -una niña-, seguramente cobró el tres
o el cinco por ciento del coste que por ella pagó la señora mayor, española y
popular, y que traerá a España como hija legal.
La mujer invisible que lo parió
posiblemente sufragará el coste de unos meses de subsistencia con el dinero que
de la transacción le den los gestores del contrato, hasta que los
intermediarios del negocio le presenten otra ofertante para el uso de su
capacidad reproductiva en la generación de otro bebé; o no la llamen más.
La niña en cuestión seguro que, si antes no lo sabe, en su adolescencia conocerá
que su madre no la parió, pero lo que seguro no sabrá jamás, quién, cómo y
porqué, otra mujer de otro país, la gestó y parió por encargo.
Es muy probable, que no exista otra
figura más inmoral, repugnante, agresiva y opresora de los pobres, como el
alquiler de mujeres pobres y necesitadas pariendo para las ricas; y lo que es
el colmo de la inmoralidad es que las ricas que compran niños a los pobres
encima intenten enternecer a su entorno vendiendo su historia, que la compra
una revista de amplia tirada para revenderla como algo valeroso.
Barcelona a 29 de marzo del 2023.- RRCh.