Cuando el patriotismo se pone como parapeto, es que las cosas están mal. La presidente de Argentina hace unos meses que se está impregnando de Patria y peronismo que para el caso es casi lo mismo. Ya, desde hace unos meses está desenterrando los argumentos de ese gran patriota apellidado Galtieri en relación al terruño malvinés. Lugar árido, ventoso, poblado de ovejas y desde varias generaciones por gentes que sólo se expresan en inglés y son educados por profesores itinerantes idos desde Inglaterra. El premier británico no se quedó corto y empatriotó su discurso para que no le pisara el poncho la gaucha argentina. Luego vino o ya estaba, lo del petróleo; materia prima por excelencia para un buen patriotismo. El petróleo patrio argentino fue dado en explotación a una empresa de nombre español por los mismos que ahora lo reivindican para la nación iberoamericana, pero al parecer ahora toca cambiar de criterio, de forma y manera que lo que antes era patriótico ahora dejó de serlo. La empresa en cuestión ni es de España ni es de los españoles, sino que es propiedad de sus accionistas españoles y no. Pero aquí no íbamos a ser menos patriotas que los argentinos, y nos sale un ministro que nos dice que atacar a una empresa española es atacar a España y al gobierno español. Que se sepa, los dividendos de Repsol nunca han ingresado en las arcas públicas para bien de la población nacional. No obstante el invento va bien para que los parias argentinos y españoles se saquen los ojos y mientras tanto se entretengan. Unos aplauden a rabiar a la señora Fernández, y otros al presidente de Repsol y la diplomacia española que junto con el gobierno advierten con graves consecuencias. Y así salen argentinitos diciendo que los gallegos llegaron a Argentina muertos de hambre y llenos de piojos, y que ahora no se hagan los machos; y naturalmente españolitos diciendo que los argentinos llegaron a España siendo psicólogos para vender baratijas en mercadillos, y que se dejen de bobadas. Menos mal, que una patria y la otra están separadas por un montón de agua, sino hasta nos daríamos tiros para ver quién la tiene más larga. La confusión del dinero con la patria viene de antiguo, y aún no se ha conseguido diferenciar que la patria es de los pobres cuando hay que padecer por ella, y el dinero no. Los argentinos tarde o temprano van a tener que poner el huevo por patriotismo para indemnizar a los dueños de Repsol, y poner más huevos aún, para invertir en le extracción de petróleo y gas si es verdad que Repsol estaba dejando caer la producción por intereses extra-patrióticos des-inversionistas. Los españoles también, puesto que si una empresa española es atacada todos hemos de coadyuvar para que no pierda; por patriotismo claro. Esa gran invención del Imperio romano del pan y el circo, se está modernizando tanto con la red y con la globalización que solo se queda en circo. Circo con elefantes; circo con escopetas; circo con las primas; circos con el mercado; circo, mucho circo. Circo que alimenta. Pero ahora le llaman patria. Esa patria grande que se ha dado en llamar Unión Europea, de entrada puso el grito en el cielo por la argentinada, pero al rato nomás, ya cambió y encapsuló el conflicto en una cuestión bilateral, y eso como es natural nos hace aún más españoles y nos nacionaliza a Repsol para nosotros. Es cuestión de negocios.
Barcelona a 17 de abril del 2012.- RRCH