miércoles, 1 de mayo de 2013

POLÍTICOS

Es lamentable que en el llamado mundo occidental, tengamos que estar continuamente comentando la inutilidad de los políticos;  refiero el caso al mundo occidental porque en los otros, a los que dicen tales cosas le cortan la cabeza por lo menos.
 Pero lo más desgraciado es que nuestros representantes políticos se lo merecen, y muy probablemente se lo merecen todos, los corruptos y los que no lo son, estos últimos son sencillamente inservibles.
 La única manera de salvar el sistema democrático es conseguir que los políticos sean las personas más ejemplares, venerables y dignas. Nos han de representar.
 Sin políticos no puede existir democracia. Espero que todos los que actualmente  con razón se cagan en los políticos y desean que se vayan todos a la mierda, no estén pensando en alternativas como dictaduras o monarquías absolutistas, ni tampoco en la posibilidad que países con decenas de millones de ciudadanos se rijan por sistemas asamblearios en comunas de fiestas permanentes, amor libre, y que cada cual haga lo que le salga del arco de triunfo.
 Los políticos corruptos son auténticos violadores de la democracia, le quiebran la dignidad, la autoestima, el pudor, la decencia, y encima los hijos de la gran puta tienen la desfachatez de echarle la culpa a ella. Nos dicen  que hemos  vivido por encima de nuestras posibilidades, y como violados y  violadas que somos, hasta nos hacen sentir culpables. Nos dicen que  gastábamos más de los que ganábamos. ¡No seáis imbéciles!, ellos los corrompidos vivieron con sus posibilidades y muy por encima de nuestras posibilidades. Con sus desmesuradas posibilidades que se posibilitaron, se comieron las nuestras.
Y los políticos no corruptos, que los hay y muchos, sencillamente han hecho de mirones, y por tanto al menos son culpables del delito de omisión del deber de socorro.
Tenemos que ponernos a parir políticos nuevos, sanos. Es prioritario. Pero hemos de parirlos en un contexto que impida que se corrompan o se vuelvan inservibles.
 Hemos de introducir en los Códigos Penales el delito de “violación a la democracia”, con penas iguales o superiores a las de la violación sexual de una persona por otra. Las penas tienes que ser de cárcel entre 15 y 30 años, con la accesoria de pérdida de la ciudadanía. Cuando salgan de las cárceles que pidan la residencia como extranjeros si quieren seguir viviendo con los violados. Y naturalmente con  cumplimiento íntegro de las penas; éstos no son mejores que los terroristas, ambos se retroalimentan.
 El delito de violación a la democracia además de tener como sujeto activo a los políticos, debe  incluir a los funcionarios –entre ellos, naturalmente a los jueces y magistrados-, y a los colaboradores necesarios que promuevan la corrupción y tengan o pretendan tener vinculaciones contractuales con cualquier ente público (banqueros, grandes empresarios, amigotes y lameculos).
Dentro del delito de “violación a la democracia” se tiene que incluir el cohecho, el tráfico de influencias, las negociaciones prohibidas a los funcionarios, la prevaricación, la malversación de caudales públicos y todos los demás del estilo que están ahí para hacer bonito.
 Y claro, debe juzgar un jurado popular con todas y cada una de las sesiones trasmitidas en directo por televisión.
 El jurado popular ha de ser elegido del censo electoral, excluyendo a los que tengan antecedentes penales no cancelados. Los veredictos de culpabilidad se han de conformar con la mayoría absoluta, la mitad más uno; y en su caso, también los jurados en el ejercicio de su cargo deben responder ante el delito de violación a la democracia.
Hemos de parir políticos sanos y útiles, tal actividad ha de ser venerable. Podemos si nos ponemos.
Barcelona a  1 de mayo del 2013. RRCH

2 comentarios:

  1. MARIA TERESA VIÑAS CATA12 de mayo de 2013, 2:22

    VALE RUBEN, NOS PONEMOS Y POR DONDE EMPEZAMOS???

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  2. Se ha de empezar por extender la idea que la política es la solución y el problemas lo constituyen las personas que han usurpado la acción política para el enriquecimiento propio y el de sus amigos, y que ese crímen debe ser el más castigado. Y un castigo es no votarles, despreciarles, hasta que surjan personas decentes que encarnen esa función.

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