Si la ciudadanía griega se plantea la necesidad y el derecho a ser un país independiente y soberano, será porque han dejado de ser independientes y soberanos. Los motivos por los cuales los griegos perdieron su independencia frente al grueso de los países europeos dentro de la Unión, es un asunto interesante para debatir, pero el hecho al que se han de enfrentar no es tanto el “por qué” están donde están, sino cómo, cuándo y a qué coste recuperarán la soberanía. Se dice que Grecia ha tenido unas pérdidas económicas similares a las que se producen en una guerra. Y posiblemente lo que le está sucediendo no solo se parece a una guerra en cuanto a los padecimientos, sino también en relación a las estrategias y tácticas que se les han impuesto y las que ellos han de subvertir para intentar ganar esa contienda por la independencia. La fuerza moral que la ciudadanía necesita se fundamenta básicamente en la credibilidad que sus líderes políticos se hayan ganado. Tal credibilidad solo se puede adquirir, si además de ilusionar a la gente con lo que se conseguirá, se les ilustra con detalle sobre los sacrificios que han hacer “antes” de conseguir lo perseguido; y que conseguirlo o no, depende de los sacrificios y de la buena gestión que de ello se haga. El resultado beneficioso nunca está asegurado. Si la idea es sustituir por otros los criterios económicos neoliberales y absolutamente perjudiciales para las clases medias y bajas, que reinan en la Unión Europea liderado por Alemania, lo primero que se ha de advertir es que los que tienen el poder lo van a defender sin ahorrar recursos, de los que disponen en abundancia. En ese choque donde millones de personas desarmadas y empobrecidas se enfrentan a unos pocos bien pertrechados y ricos, lo primero que se ha de advertir es, que habrá bajas. Ante ello se ha de avituallar bien la retaguardia para atender a los caídos y gestionar adecuadamente el suministro mínimo elemental a la población no combatiente para su subsistencia y para el soporte a los del frente. Y, tristemente, parece que Syriza a ello no ha atendido. Es evidente que los partidos políticos griegos de la derecha de Nueva Democracia, como la pseudo-izquierda del Pasok, defraudaron absolutamente a la ciudadanía con sus diversas formas y fórmulas de corrupción, pero la reconquista de la ilusión y del crédito ciudadano no se puede consolidar con solo prometer lo que la gente quiere oír; se ha de decir que el adversario defenderá sus privilegios y ello tendrá inmediatas consecuencias perjudiciales para la ciudadanía. Se ha de respetar al contrario, especialmente cuando se conoce que es más fuerte y que tiene partidarios dentro de Grecia con el dinero fuera. Si admitimos como símil que Grecia perdió su independencia y está padeciendo situaciones equiparables a una guerra, hemos de admitir que está gobernada por extraños. Estos extraños que mandan, fueron invitados por los griegos que en su momento mandaron dentro, y ahora continúan apoyando al invasor por sus coincidencias en intereses. Si las intenciones de Syriza era romper y vencer el economicidio neoliberal reinante, debió prever el inmediato incremento de los sacrificios. Si la población griega no está dispuesta a invertir sangre, sudor y lágrimas, entonces es que se resigna a ser mandados desde fuera; y si es así, Syriza no se ha informado bien y por omisión ha defraudado a su electorado, y con ello habrá generado varios enteros de decepción para sumar a la ya habida. Todo en bien del economicidio.
Barcelona a 14 de Julio del 2015.- RRCH.