Chaves con sus
Misiones hizo cosas interesantes por justas y necesarias. Todos los procesos evolutivos
a nivel social que realizó confió financiarlos con el petróleo que en su día
estaba muy valorado, y que él consideró que su precio seguiría en ascenso; pero
no fue así. Esa fundamentación económica en un solo producto ha sido en parte
la ruina de Venezuela. Si todo se compra con petróleo, por un lado, sucede que
se puede comprar hasta que los ingresos por el petróleo lo permitan, y por otro,
hasta que los terceros países que suministran lo necesario lo proporcionen, y
lo hagan a precio razonable. Otra parte de la ruina viene de mucho antes de
Chaves, cuando parte de la ciudadanía venezolana era invisible para los que
mandaban. Cuando los muertos por el “Caracazo” estaba Carlos Andrés Pérez, aunque
el Felipe González de hoy no lo recuerde.
Maduro
siempre ha sido un incapaz, su ineptitud alentó la corrupción, en el supuesto
que no sea un activista en pro de ella. En su delirio al parecer absorbió al
Poder Judicial poniendo a dedo a sus lameculos.
Dicho eso, tampoco
parece que sea muy democrático y constitucional que un ciudadano venezolano por
más que sea presidente del parlamento (poder legislativo) pueda proclamarse en
la calle presidente encargado de Venezuela subido en un tonel y constituirse en
poder ejecutivo, por más correligionarios que le rodearan luciendo banderas,
carteles y ardor patriótico. Si a los pocos minutos de la proclama ya lo
reconoce Trump, parecería que el rubio lo estaba esperando porque así había sido
previamente pactado con el aspirante. Aún suponiendo que el mundo entero le
reconociera como presidente interino o provisional de esa república, alguien con
fuerza coactiva suficiente tendrá que conseguir que el aspirante se haga con el
control de las instituciones venezolanas, y al final éste y sus contrarios están
implorando al ejército que facilite tal labor por la fuerza de las armas. Y será
un golpe de estado si el ejército apoya a Maduro y arrolla a los contrarios,
como si apoyan a los contrarios y arrolla a Maduro. Será un Golpe de Estado,
porque lo es cuando la fuerza militar depone a la autoridad constituida. Lo
demás son opiniones: que Maduro se lo merezca o no.
Llama a la
atención que ese mundo tan democrático que compone la Unión Europea, Canadá,
Brasil y EEUU, nada haya opuesto a esa idea del Sr. Trump, indiscutible paladín de la democracia y los derechos humanos en el
mundo libre, cuando dijo que no descarta la idea de intervenir militarmente
en Venezuela. Porque está claro que, si el ejército venezolano no se pone de
parte del aspirante a presidente encargado, escondido, este señor no podrá desempeñar
su misión.
Igual hemos de aplaudir la instauración de la
democracia mediante una invasión de los hermanos del norte, y también de paso
resolvemos o dejamos para otro momento la controversia comercial entre EEUU con
Rusia y China, siempre será más asumible que los muertos sean venezolanos,
porque el petróleo cuando la cosa acabe seguirá allí, y no será tan arduo como hallar
armas de destrucción masiva en Irak donde los nuestros instauraron una democracia
estupenda.
La derecha
española está frotándose las manos en apoyo del aspirante venezolano, lo malo
será -Dios no lo quiera-, que tengan un ataque de coherencia y acaben aplicando
los mismos brillantes razonamientos a los catalanes separatistas que en la
calle con banderas y carteles piden lo mismo: que el escondido Puigdemont sea
el legítimo presidente de la República catalana; o Casado como presidente
encargado de España y Rivera como vicepresidente del encargo se proclamen en
Madrid, para ellos Pedro Sánchez es un usurpador no legitimado, y sin complejos pueden contar con Abascal y su caballo.
Barcelona a
28 de enero del 2018.- RRCh
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