miércoles, 25 de septiembre de 2019

Comités de Defensa de la República (CDR)


En el inicio eran comités de defensa del referéndum y ahora lo son de la república (catalana), las letras para las siglas son las mismas y la finalidad última perseguida también. Lo del referéndum lo era porque mediante el cual se llegaría a la independencia, y lo de la república porque ellos entienden que ya siendo independientes no pueden ser otra cosa que república. Cataluña es una república en esa realidad mental paralela a la realidad material. Los promotores de la independencia – la mayoría de ellos con títulos universitarios y leídos-, les fueron fanatizando con la idea que un referéndum de independencia se daría en España de forma pacífica una vez se hubiera  voceado insistentemente vistiendo camisetas de colores chillones con los niños y banderitas; que ese referéndum sin dudas sería ampliamente victorioso para los independentistas; que en la república catalana harían colas los inversores internacionales y españoles, y naturalmente Cataluña sería un miembro plenipotenciario de la UE en tanto que todos los estados que la componen le abrirían la puertas de par en par, y así se dispararía el PIB de la nueva república y sus ciudadanos sería mucho más ricos. En la realidad material nada de eso sucedió sino lo contrario: huyeron las empresas de aquí, el PIB bajó y el mayor instigador de la independencia se independizó en una monarquía extrajera. Ellos, los instigadores, ya lo sabían; todos conocían el artículo dos de la constitución española, pero quedaron los fanáticos que ellos fanatizaron. El fanatismo, desgraciadamente, no se puede combatir con la racionalidad, el proceso fanatizador es lo primero que expulsó convirtiendo al sentido común en la primera víctima. Los fanatizadores prometieron un cause pacifista hacia la independencia y como era de esperar no prosperó, por aquello que lo impedía la constitución de España, y ahora esos próceres no tienen más alternativa para darle a los fanáticos que discursos incoherentes y vacuos que a los fanáticos no les hace mella. Los fanatizadores son las segundas víctimas de los que ellos mismo crearon, puesto que si no cumplen lo prometido son traidores, por más requiebros y bobadas que se inventen. Independencia no hay y república tampoco. Por tanto, para los CDR si no se llega por las buenas a la materialización de las ideas prometidas como rápidamente alcanzables, ellos intentarán conseguirlo por las otras. Y los promotores del invento si lo de las otras se produce -y posibilidades haylas- tendrán que reprimirles o se quedarán sin sus puestos bien pagados y con una plaza fija a tiempo completo en el talego.

Barcelona a 25 de septiembre del 2019. RRCh