Los políticos separatistas hoy presos y los que estén
siendo investigados por delitos concretos, proclaman que tales actuaciones
judiciales no son otra cosa que una persecución política a sus ideas, jamás dan
una explicación sobre los hechos en base a los cuales la jurisdicción actúa,
sencillamente entienden que tales hechos no merecen mención por ser inexistentes.
Hoy de la misma manera y exactamente con el mismo razonamiento
actúa Pablo Manuel Iglesias diciendo: “aun en España no se ha imputado a
nadie por sus ideas”. Supongo que ahora saldrán los separatistas negando
tal cosa, puesto que ellos, a juico de ellos, no solo fueron investigados, sino
que fueron condenados precisamente por sus ideas; claro.
Iglesias, sin tener
en cuenta esto, se ha puesto la venda por las dudas que en un futuro próximo tuviera
que tapar algún rasguño. Y ello viene por esa exposición razonada que elevó el
juez García Castellón al Tribunal Supremo en relación, a posibles delitos
imputable al Sr. Iglesia y otros de los suyos por el caso Dina Boousselham,
sobre el cual el Sr. Iglesias no ha dicho ni una sola palabra, excepto que si
le imputan será por sus ideas y no por otra cosa. Iglesias confió en la
justicia, que ahora pone en dudas, cuando despidió al abogado José Manuel
Calvete atribuyéndole como causa, que éste había acosado a su compañera Marta
Flor Núñez, hecho denunciado ante la justicia y que no pudieron probar Iglesias
y los suyos, y al parecer no previeron que ante tal acusación el Sr. Calvete se
podría defender y lo hizo alegando que la verdadera causa de su despido fue
taparle la boca por las irregularidades que en Podemos había detectado dicho abogado, y de
ahí tiró el hilo el juez García Castellón. Sobre esto, con razón o sin ella, el
juez eleva su escrito al Tribunal Supremo, y lo hace mediante una prolija
explicación que el alto Tribunal aceptará como suficiente para investiga a
Iglesias, o no lo aceptará. Pero Iglesias se ha ahorrado hacer la más mínima
mención a las razones que expone el juez, y ello porque para Iglesia la cosa
está clara: van a por él y los suyos; y no por lo que razona el juez sino por
lo que presume el Sr. Iglesias.
El Sr. Iglesias en la campaña de las últimas
elecciones utilizó hasta la saciedad el caso Dina Boousselham, sobre la presunción
que lo que él denominó cloacas del Estado estaba socavando a Podemos por las
ideas que su formación intentaba llevar a cabo en pro del bien general si accedía
al gobierno de España, es decir a la dirección del Estado desde el poder
legislativo y ejecutivo. Hoy el Sr. Iglesias ha subido de escalón pasando de activista
político opositor a ser uno de los vicepresidentes del gobierno de España, y en
tal posición si tuviera el más mínimo respeto al cargo que ocupa y a la
ciudadanía, debería presentarse ante el Parlamento por iniciativa propia y
refutar la exposición razonada del juez García Castellón línea a línea, porque
para situarse en la posición de víctima ya se le pasó el tiempo; y tampoco vale
que nos salga ahora con el “ustedes más”, porque lo de los otros ya lo
sabemos. Si entramos en comparaciones no saldremos de las cloacas en las que
los unos y los otros consideran la impunidad propia como derecho fundamental,
algo así como el otrora: “no sabe Ud. con quién se está metiendo”; o el
más actual, “los toros no se tocan”.
Barcelona a 8 de octubre del 2020. RRCh