miércoles, 28 de abril de 2021

“Cordón sanitario”: ¿a quién y para qué?

 

El concepto de “cordón sanitario” que la autodenominada izquierda política de hoy está defendiendo para aislar a la derecha extrema o regular, ya por su nomenclatura parece dirigirse a combatir a una infección patógena que pone en riesgo a la salud pública, y posiblemente la extrema derecha sí que amenaza al menos la salud mental y la voluntad de las personas, además de la paz social. Ahora bien, si a las muchas personas que ya infectó las aislamos sin ocuparnos en eliminar el agente patógeno responsable de tal dolencia para tratar de remediar el deterioro, ya de entrada dejamos a aquellos a merced de su infortunio, y si el virus se escapa de allí tendremos una pandemia similar o peor que la del Covid-19.

        La diferencia sustancial entre un cordón sanitario por motivos de salud pública en sentido estricto con un cordón sanitario político está en que el primero se produce al margen de la voluntad de los infectados, y el segundo precisamente es por la voluntad y convencimiento de los votantes, y a estos, si además queremos seguir siendo demócratas, será difícil de acordonarlos, especialmente si no se dejan.

        Pero es peor, en el supuesto que eso del cordón sanitario político fuera una buena idea, se tendría que atender a qué grupo político se le tendría que aplicar y en base a qué razones, y además saber a quién designamos como aplicador o juzgador de males.

        En la campaña electoral para las elecciones a la Comunidad Autónoma de Madrid que se dirimirá en las elecciones de la semana que viene, parece que la cosa ya se ha resuelto de la forma más nefasta posible. Así con la consigna “comunismo o libertad”, la derecha ha señalado al comunismo como infección a combatir atribuyéndose el vocablo libertar para ellos como bien a preservar, y en contraposición la izquierda opone la consigan “fascismo o democracia”, con lo que señalan que el fascismo es el mal que se ha de erradicar y los demócratas son solo ellos. Por tanto. ya tenemos dos cordones sanitarios que intenta acorralar unos a una parte de los electores, y los otros a la otra parte, y al parecer ya no queda ninguna otra parte fuera de los dos cordones.  Si esto es así, y ganan “los de la libertad”, “los de la democracia” se le tendrán que envainar y viceversa aquellos si vencen estos últimos. Pero, lo que tendría que ser seguramente no será porque los líderes de cada “acordonamiento” se han cerrado en un bucle emocional de tintes fascistoides al margen de las ideas, en el que su pretensión se circunscribe pura y exclusivamente en impedir que los ciudadanos voten al contrario desechando cualquier inversión de energía para ganar el voto para sí en base a sus propuestas.

        No hay propuestas que contradigan las propuestas de los contrarios si es que tienen alguna, simplemente se trata de demonizar al opositor (más bien, enemigo) para que la ciudadanía no les vote. Y siguiendo la consigna, los que voten por “la libertad” no tendrán ni idea ni le importará a qué libertad están votando, y los que voten por “la democracia” tampoco sabrán ni le importará a qué democracia apoyan.  Consecuentemente los “cordones sanitarios” se está convirtiendo en lo que era previsible para cualquiera que primero piense y luego haga fuerza: en un enfrentamiento de bloques antipolíticos (fascistoides todos en sus métodos), porque estos "políticos" intentan hacer fuerza ante de pensar. Y tiene toda la pinta que la izquierda se estrelle y se estreche, y si esto sucede el mayor mérito se lo llevará el Sr. Iglesias por su destacada preminencia en el griterío hueco con ínfulas de superioridad moral con lo que ha arrastrado al resto de la izquierda, y en consecuencias se ha convertido en el mayor baluarte para los fines de la ultraderecha. 

Barcelona a 28 de abril 2021.- RRCh

viernes, 23 de abril de 2021

La culpa es de los pobres

 

Nunca he creído que los españoles sean racistas, al contrario, creo que ha sido la población europea -si se compara con otras-, que más se ha integrado en diversos entornos étnicos en todos los países a los que llegaron antes y después del descubrimiento para Europa de las Américas, y siempre y cuando se atiendan a los criterios de humanismo de cada época.

          Otra cosa distinta es la aporofobia (desprecio y/o miedo a las personas pobres o desfavorecidas), y en España hay más de tres millones y medio de extranjeros no comunitarios, de los cuales son pobres en un porcentaje muy superior al de pobres autóctonos.

          Históricamente en todo el mundo a la derecha los pobres le han incomodado tanto como a la izquierda le incomoda la pobreza. Y no es lo mismo combatir a los pobres que luchar contra la pobreza, aunque daría para mucho debatir sobre con qué efectividad la izquierda ha librado o libra tal batalla.

          La derecha parte de la premisa que los pobres son pobres porque quieren serlo, porque no se esfuerzan en prosperar y que además pagan pocos impuestos, son muy caros de mantener para conseguir que se estén quietos, y para colmo tienen derecho al voto. Esto último es lo que más le molesta a la derecha: que los pobres voten. Si los pobres con documento nacional de identidad no tuvieran derecho al voto, la derecha sería claramente combativa con los pobres sin más distingos, excepto naturalmente cuando les son imprescindibles como carne de explotación o carne de cañón para defender la “patria”. Si ahora solo les atribuyen las culpas a los inmigrantes pobres extranjeros es por eso. La derecha asumiendo como mal menor parecer racistas tienen que salvar a los pobres con derecho a voto enfrentándolos con los pobres sin DNI, a fin de conseguir que los pobres autóctonos le voten por la patria.

          Es evidente que, si el porcentaje de pobres entre los inmigrantes no comunitarios en relación con la población total de España es mucho mayor que el porcentaje de pobres autóctonos, paralelamente y por ello, el porcentaje de delincuencia en inmigrantes es mayor que el de autóctonos. Y ello no porque sean negros, amarillo o blancos, católicos, protestantes, ateos o musulmanes, sino por ser pobres y de otras patrias.

           La pobreza humana tiene eso, es difícil que un pobre sabiendo que cerca hay comida, techo o abrigo, pueda reprimir el ruido de sus tripas y la desesperanza solo por saber que el remedio es ajeno. La ajenidad y los derechos negados a un pobre vencido en sus anhelos, suele convertirle en bruto, en el supuesto que el embrutecimiento no le venga de origen por herencia de un desmedido caudal de injusticia, desprecio, ignorancia y soledad. Y ello le impulsará una y otra vez a romper las puertas al campo, las alambradas de las playas y el simbolismo banderil.

          Así las cosas, para la derecha a los pobres autóctonos mejor ignorarlos o encandilarles con espejismos patrioteros, y consecuentemente enredarles para que le atribuyan la responsabilidad de su infortunio a los pobres sin DNI, y la izquierda para combatir la pobreza debería centrarse en la redistribución de la riqueza y no necesariamente tranquilizarles con subvenciones, sino creando la infraestructura y las circunstancias necesaria que les propicien formación y herramientas, y lugar dónde usarlas.

          No creo que la extrema derecha española sea racista, atribuirle tal característica es un recurso tan fácil como inútil, ellos simplemente son patriotas que defienden a la “gente de bien”, entre los cuales no están los pobres de España y cuando les adulan emocionalmente es por la frustración de no poder suprimirles el derecho al voto y solo relegarles como reserva imprescindible al sacrificio; si fueran racistas no hubiera puesto en sus listas como número uno en Cataluña a un negro (odontólogo).

          El cruce de improperios que se hacen nuestros representantes políticos para nuestro deleite cuando enfocan la cuestión, no parece que vaya a mejorar la actitud y disposición de los inmigrantes de fuera de la Unión Europea si no les tratamos como personas de forma eficiente cuando están aquí, o para que no tengan que huir de sus hogares reduzcamos nuestras ansias de beneficios en las patrias de ellos sosteniendo sátrapas de barriga fría.

Barcelona a 23 de abril 2021. RRCh.