Nunca he creído que los españoles sean racistas, al
contrario, creo que ha sido la población europea -si se compara con otras-, que
más se ha integrado en diversos entornos étnicos en todos los países a los que
llegaron antes y después del descubrimiento para Europa de las Américas, y
siempre y cuando se atiendan a los criterios de humanismo de cada época.
Otra
cosa distinta es la aporofobia (desprecio y/o miedo a las personas pobres o
desfavorecidas), y en España hay más de tres millones y medio de extranjeros no
comunitarios, de los cuales son pobres en un porcentaje muy superior al de
pobres autóctonos.
Históricamente
en todo el mundo a la derecha los pobres le han incomodado tanto como a la
izquierda le incomoda la pobreza. Y no es lo mismo combatir a los pobres que
luchar contra la pobreza, aunque daría para mucho debatir sobre con qué
efectividad la izquierda ha librado o libra tal batalla.
La
derecha parte de la premisa que los pobres son pobres porque quieren serlo,
porque no se esfuerzan en prosperar y que además pagan pocos impuestos, son muy
caros de mantener para conseguir que se estén quietos, y para colmo tienen
derecho al voto. Esto último es lo que más le molesta a la derecha: que los
pobres voten. Si los pobres con documento nacional de identidad no tuvieran
derecho al voto, la derecha sería claramente combativa con los pobres sin más
distingos, excepto naturalmente cuando les son imprescindibles como carne de
explotación o carne de cañón para defender la “patria”. Si ahora solo les
atribuyen las culpas a los inmigrantes pobres extranjeros es por eso. La
derecha asumiendo como mal menor parecer racistas tienen que salvar a los
pobres con derecho a voto enfrentándolos con los pobres sin DNI, a fin de
conseguir que los pobres autóctonos le voten por la patria.
Es
evidente que, si el porcentaje de pobres entre los inmigrantes no comunitarios en
relación con la población total de España es mucho mayor que el porcentaje de
pobres autóctonos, paralelamente y por ello, el porcentaje de delincuencia en inmigrantes
es mayor que el de autóctonos. Y ello no porque sean negros, amarillo o
blancos, católicos, protestantes, ateos o musulmanes, sino por ser pobres y de
otras patrias.
La pobreza humana tiene eso, es difícil que un
pobre sabiendo que cerca hay comida, techo o abrigo, pueda reprimir el ruido de
sus tripas y la desesperanza solo por saber que el remedio es ajeno. La
ajenidad y los derechos negados a un pobre vencido en sus anhelos, suele
convertirle en bruto, en el supuesto que el embrutecimiento no le venga de
origen por herencia de un desmedido caudal de injusticia, desprecio, ignorancia
y soledad. Y ello le impulsará una y otra vez a romper las puertas al campo,
las alambradas de las playas y el simbolismo banderil.
Así las
cosas, para la derecha a los pobres autóctonos mejor ignorarlos o encandilarles
con espejismos patrioteros, y consecuentemente enredarles para que le
atribuyan la responsabilidad de su infortunio a los pobres sin DNI, y la
izquierda para combatir la pobreza debería centrarse en la redistribución de la
riqueza y no necesariamente tranquilizarles con subvenciones, sino creando la
infraestructura y las circunstancias necesaria que les propicien formación y
herramientas, y lugar dónde usarlas.
No creo
que la extrema derecha española sea racista, atribuirle tal característica es
un recurso tan fácil como inútil, ellos simplemente son patriotas que defienden
a la “gente de bien”, entre los cuales no están los pobres de España y cuando
les adulan emocionalmente es por la frustración de no poder suprimirles el
derecho al voto y solo relegarles como reserva imprescindible al sacrificio;
si fueran racistas no hubiera puesto en sus listas como número uno en Cataluña a
un negro (odontólogo).
El
cruce de improperios que se hacen nuestros representantes políticos para nuestro
deleite cuando enfocan la cuestión, no parece que vaya a mejorar la actitud y
disposición de los inmigrantes de fuera de la Unión Europea si no les tratamos
como personas de forma eficiente cuando están aquí, o para que no tengan que
huir de sus hogares reduzcamos nuestras ansias de beneficios en las patrias de
ellos sosteniendo sátrapas de barriga fría.
Barcelona a 23 de abril 2021. RRCh.
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