martes, 15 de febrero de 2022

LOS MALES DE LA IZQUIERDA

 Según lo que se va viendo, la reflexión que hacen los políticos de izquierda cuando les va mal en las elecciones se centra exclusivamente en describir las maldades que los de derecha harán, parecería que se quejan de que éstos se hagan votar y que miles de ciudadanos le voten. Así, la culpa es de los contrarios y de los que votan a los contrarios; y al parecer no se dan por aludidos que, los que votan a los otros en parte son los mismo que les dejaron de votar a ellos, puesto que no han venido en tropel desde otro país, ¡vamos!, que son de aquí. Culpar al contrario porque les gana en las elecciones, no parece muy buena reflexión.

Menos sentido parece tener, que a los partidos que la izquierda denomina de ultraderecha cuando no directamente fascistas, se les haga un “cordón sanitario”, que ahora le denominan “cordón democrático”. Las frases en cuestión tenían poco de “sanitario” y ahora tiene menos de “democrático”. Ese cordón o cerco consiste en ignorar por parte de los demás partidos a los que consideran no democráticos -no pactar con ellos, no hablarles-, lo cual es un contrasentido; primero, porque los representantes en cuestión sean diputados o concejales, fueron elegidos por la ciudadanía mediante idénticos procedimientos legales que los otros, y segundo, porque ello implicaría negarle representación a un porcentaje importante de ciudadanos -un 10 o un 20% del censo electoral-; y no parece muy democrático. Y, además, si los acordonados consiguen mayorías para gobernar y son ellos los que rescatan la idea, posiblemente los que ahora lo proponen para otros, si lo sufren ellos, no dirían lo mismo.

Posiblemente la izquierda tendría que analizar sus fallos, reconocerlos y corregirlos. Ya está visto, que la estrategia reaccionaria de demonizar al contrario no da buen resultado; los contrarios no se reconocen de ultraderecha y menos ser fascistas, los apelativos se les dan desde la izquierda, en cambio si estos, explicaran las razones de porqué hacen unas cosas y no hacen otras; si explicaran para qué, porqué, cuándo, y hasta dónde hacen lo que hacen, y a su vez debatieran con criterios de sentido común las deficiencias de las propuestas de la ultraderecha, igual conseguían mejores marcas. Las embestidas personales que se dan de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, esa falta de respetos mutuo, esa carencia de razonamientos sobre las propuestas de los adversarios y la propias, esa  falta de rigor, de prudencia y de decoro, aburre hasta a las ovejas. Y la gente que está saturada de insustancialidades y ve que nada se le soluciona, acaba votando en contra como castigo. Y ya no digamos cuando el electorado ve que las leyes no se apoyan o se rechazan por el contenido de la ley en cuestión sino por tácticas electorales o para conseguir un beneficio distinto al margen de lo que realmente tienen que valora para su aprobación o no. Si que tendrían que hacerle un cordón democrático a ese mercadeo de cantamañanas, donde sobre la misma cosa tienen una opinión hoy u otra mañana, que no solo aburre, sino que indigna y desprestigia. Es insoportable que estén hasta el último minuto de la aprobación de una norma, para decidirse a votarla o a oponerse, y ello no es fruto del debate sobre las bondades o maldades de la norma que les importa un carajo, sino sobre qué se pueden llevar por hacer ese “favor”; llevárselo como grupo político o llevárselo como individuo. Eso es lo que repugna, a eso es a los que les ha de hacer la izquierda un condón democrático, si quiere llamarse izquierda, y sino se irán todos a la mierda. Llevan años centrándose en cuestiones emocionales, la patria, los territorios, la memoria, los sentires de género y una sucesión de cuestiones ciertas y necesarias de minorías, pero las elecciones se ganan por las mayorías, y a la mayoría no le están dando opciones y ni siquiera le explican por qué una cosa debe ir primero que otra.

Igual se ha de volver a la racionalidad, que sentimientos cada uno tiene los suyos y cada vez están más resentidos.

Barcelona a 15 de febrero del 2022. RRCh.

viernes, 4 de febrero de 2022

YOLANDA DÍAZ

Yolanda Díaz, más que probablemente es la mejor política hoy en España, dentro del escasísimo número de políticos que merecen alguna valoración positiva. Ella es seria, prudente, humilde, inteligente, preparada, dialogante, buena negociadora, y no insulta cosa que ya en sí mismo siendo lo mínimo que se le puede exigir a un representante público, y al ser un bien tan extremadamente escaso ya es un valor que merece ser resaltado. Esta mujer comenzó a destacar dentro de las filas de Pablo Iglesia y la prevalencia de ella inició el deslucimiento del patrón Iglesias, no había color. La superioridad moral, intelectual y política de esta mujer desbancó al aprendiz histriónico con ínfulas de líder, que no pudo ir más allá de ser mero intelectual de grupo. Cuando Iglesias se fue, asumiendo disimuladamente sus palmarias deficiencias, la puso a ella a dedo. Seguramente Yolanda Díaz no se lo pidió, y ella lo aceptó para intentar salvar los muebles de un proyecto en declive. Iglesias, desde su arrogancia creyó que esta mujer sería su títere y para tal fin pasó él por encima de las aspiraciones personales del resto de los componentes de Podemos desde la certeza que nadie se lo iba a discutir, puesto que él mandaba. Como ahora ya no manda, aunque lo intenta, los de Podemos - cuyo nombre podrían ajustarlo a la realidad por “Hubiéramospodido”-, estos y estas, para restablecer sus parcelas de poder han de competir con Yolanda Díaz a fin de que en las futuras listas electorales figuren en posiciones que les permita salvar sus respectivas fuentes de sustento. Y sí, el futuro político de Yolanda Díaz puede que no sea muy venturoso. La manada de fracasados y fracasadas en que se ha convertido la formación ya le empieza a morder y le seguirá mordiendo hasta derribarla si pueden, porque el presunto feminismo ahí no juega. La otra jauría le viene de Esquerra Republicana, que en verdad de izquierda nunca ha tenido más que el nombre, siempre fue y será una derecha disfrazada para atraer a los charnegos de barriga agradecida, como el honorable Rufián, que envueltos en banderitas y soflamas de tabernas van recogiendo apoyos de aquellos que se han subrogado en postulados que nunca han sido propios, pero que se mantienen con ilusiones, de esas que nunca llegarán. El acuerdo que Yolanda Díaz logró entre los sindicatos CCOO, UGT, y la patronal, has sido un hito histórico que solo ella pudo conseguir después de varios años intentándolo otros. Pero eso es malo para los rufianes y los aspirantes a conservar sus sueldos, y lo es, porque les deja con las posaderas al aire al no caber todos como tertulianos radiofónicos, ni tiene historias suficientemente morbosas para que le hagan un documental en Netflix si se desprenden de la teta que hoy les alimentan, ellos gritan, insultan sin conseguir nada, y va Yolanda, y amablemente lo consigue. Eso, estos desahuciados pendientes de lanzamiento, por más que pretenda infiltrarse simulando ser de izquierda no lo pueden consentir. Y no lo consienten. Ayer en el Congreso esos, votaron junto al PP y Vox, ellos por considerar que la reforma laboral no era suficientemente buena, los otros por considerarla muy mala, pero juntos para romper a Yolanda Díaz. Si la reforma no se hubiera aprobado gracias a un desgraciado del PP que no controló el dedo al votar, hubieran ya descabalgado a Yolanda Díaz y luego se lamentarían, puesto que lo que realmente querían era una aprobación de la reforma con ellos en contra para mantener su pureza del todo o nada. Su táctica es el chantaje, el progreso en los derechos de los trabajadores le importa un pepino y si además va en favor de los ciudadanos españoles están en contra, porque son republicanos segregacionistas.

Barcelona a 4 de febrero 2022. RRCh