Yolanda Díaz, más que probablemente es la mejor
política hoy en España, dentro del escasísimo número de políticos que merecen
alguna valoración positiva. Ella es seria, prudente, humilde, inteligente, preparada,
dialogante, buena negociadora, y no insulta cosa que ya en sí mismo siendo lo
mínimo que se le puede exigir a un representante público, y al ser un bien tan
extremadamente escaso ya es un valor que merece ser resaltado. Esta mujer
comenzó a destacar dentro de las filas de Pablo Iglesia y la prevalencia de
ella inició el deslucimiento del patrón Iglesias, no había color. La
superioridad moral, intelectual y política de esta mujer desbancó al aprendiz histriónico
con ínfulas de líder, que no pudo ir más allá de ser mero intelectual de grupo.
Cuando Iglesias se fue, asumiendo disimuladamente sus palmarias deficiencias,
la puso a ella a dedo. Seguramente Yolanda Díaz no se lo pidió, y ella lo aceptó
para intentar salvar los muebles de un proyecto en declive. Iglesias, desde su
arrogancia creyó que esta mujer sería su títere y para tal fin pasó él por encima
de las aspiraciones personales del resto de los componentes de Podemos desde la
certeza que nadie se lo iba a discutir, puesto que él mandaba. Como ahora ya no
manda, aunque lo intenta, los de Podemos - cuyo nombre podrían ajustarlo a la
realidad por “Hubiéramospodido”-, estos y estas, para restablecer sus parcelas
de poder han de competir con Yolanda Díaz a fin de que en las futuras listas
electorales figuren en posiciones que les permita salvar sus respectivas
fuentes de sustento. Y sí, el futuro político de Yolanda Díaz puede que no sea
muy venturoso. La manada de fracasados y fracasadas en que se ha convertido la
formación ya le empieza a morder y le seguirá mordiendo hasta derribarla si pueden,
porque el presunto feminismo ahí no juega. La otra jauría le viene de Esquerra
Republicana, que en verdad de izquierda nunca ha tenido más que el nombre,
siempre fue y será una derecha disfrazada para atraer a los charnegos de
barriga agradecida, como el honorable Rufián, que envueltos en banderitas y
soflamas de tabernas van recogiendo apoyos de aquellos que se han subrogado en
postulados que nunca han sido propios, pero que se mantienen con ilusiones, de
esas que nunca llegarán. El acuerdo que Yolanda Díaz logró entre los sindicatos
CCOO, UGT, y la patronal, has sido un hito histórico que solo ella pudo
conseguir después de varios años intentándolo otros. Pero eso es malo para los
rufianes y los aspirantes a conservar sus sueldos, y lo es, porque les deja con
las posaderas al aire al no caber todos como tertulianos radiofónicos, ni tiene
historias suficientemente morbosas para que le hagan un documental en Netflix
si se desprenden de la teta que hoy les alimentan, ellos gritan, insultan sin
conseguir nada, y va Yolanda, y amablemente lo consigue. Eso, estos
desahuciados pendientes de lanzamiento, por más que pretenda infiltrarse simulando
ser de izquierda no lo pueden consentir. Y no lo consienten. Ayer en el
Congreso esos, votaron junto al PP y Vox, ellos por considerar que la reforma
laboral no era suficientemente buena, los otros por considerarla muy mala, pero
juntos para romper a Yolanda Díaz. Si la reforma no se hubiera aprobado gracias
a un desgraciado del PP que no controló el dedo al votar, hubieran ya descabalgado
a Yolanda Díaz y luego se lamentarían, puesto que lo que realmente querían era
una aprobación de la reforma con ellos en contra para mantener su pureza del
todo o nada. Su táctica es el chantaje, el progreso en los derechos de los
trabajadores le importa un pepino y si además va en favor de los ciudadanos españoles
están en contra, porque son republicanos segregacionistas.
Barcelona a 4 de febrero 2022. RRCh
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