lunes, 27 de agosto de 2012

ASSANGE

Assange, Julián; Garzón, Baltasar. Y las contradicciones.



         Dícese que Don Rafael Correa, mandatario ecuatoriano otorgó el asilo político o diplomático a Don Julián Assange, en la embajada del país sudamericano en Londres; y que Don Baltasar Garzón es el abogado del asilado que trata de impedir que Julián se vaya a Suecia y desde allí los suecos lo fleten a EEUU y lo juzguen por delitos de espionaje o revelación de secretos de Estado.
         Si las cosas son así, me surgen algunas cuestiones:

1.-  Londres detuvo al Sr. Assange en cumplimiento de una euro-orden de detención emitida por Suecia; lo que es muy distinto a que Londres extradite al Sr. Assange a Suecia. La euro-orden es un instrumento de obligada colaboración policial de un Estado de la Unión Europea con otro Estado de la misma unión, sin tener que analizar jurídicamente los motivos que fundamentan el presunto delito imputado, ni tampoco si tales presuntos hechos de ser probados fueran también delictivos en Gran Bretaña. Tales requisitos sí serían insoslayables en caso de tratarse de una extradición, que no es el caso.

2.- La orden de detención emitida por Suecia no obedece a motivos políticos, ni ideológicos, ni religiosos, sino a unos presuntos delitos sexuales que, tal como se exponen en la prensa difícilmente serían considerado delictivos en España por ejemplo; no obstante es difícil asumir –aunque no imposible-, que Suecia esté actuando de puente con EEUU para que este último Estado se haga con el reo. No es Suecia una dictadura, con lo que hablar de asilo político no encaja muy bien; incluso tampoco en el supuesto que efectivamente Suecia sea el futuro puente con EEUU.

3.- Si entre EEUU y Suecia existe un tratado de extradición, y el primero pide el envío del Sr. Assange, parece evidente que Suecia deberá atender dicha petición. No obstante de ahí no se deriva que atendido el pedimento de extradición Suecia no la pueda rechazar o la acepte con condiciones limitativas de imputaciones y penas. Situados en este supuesto, sí que tendría algún sentido que el Sr. Assange pidiera asilo diplomático en otro país.

4.- Si realmente Suecia quiere interrogar al Sr. Assange sólo por los presuntos delitos sexuales, tampoco parece que este país pueda oponerse razonablemente a dar al Sr. Assange las garantías que pide: no ser extraditado a EEUU por sus actividades en Wikileaks.

5.- Las actividades periodísticas de Wikileaks denunciando matanzas indiscriminadas por parte de EEUU en Irak, Afganistán y otros sitios, fueron sin dudas beneficiosas para el esclarecimiento de verdades criminalmente ocultadas. Pero no toda la información aportada por Wikileaks tiene esa trascendencia benéfica, hubo otra que no. No parece defendible entender que Estados con regímenes políticos tan diferentes, con intereses tan diversos, puedan coexistir pacíficamente sin que medie entre ellos una nube oculta de información secreta para los otros,  y que para conseguirla  se valgan de informadores de incógnito. Es difícil entender que Wikileaks no usara los mismos medios para recoger la información que luego ventiló, y seguramente –por responsabilidad- habrán protegido a sus informadores. Informadores que, salvo que fueran bobos, le tendrían el mismo miedo a EEUU que el que le parece tener el Sr. Assange.

6.- Don Baltasar Garzón, por su propio ofrecimiento o a ruegos de Don Julián Assange, se ha metido donde le gusta estar: en la prensa internacional. Para ello el Sr. Garzón no escatima esfuerzos ni le hace asco a las incoherencias: resulta que ahora le parece lesivo para los derechos humanos de su cliente el Sr. Assange que, éste esté recluido en la embajada de Ecuador en Londres, pero cuando era juez no le parecía lo mismo, cuando abusaba de la prisión provisional como instrumento de coacción para sacar la información que de otra forma no dispondría, con inclusión de grabaciones en las cárceles  de las conversaciones entre el justiciable y su abogado. Se supone que por buenas que sean las cárceles españolas, la embajada de Ecuador en Londres debe ser mejor.

7.- Al parecer Gran Bretaña no está obligado por ningún tratado internacional con el asilo político ni el asilo diplomático, pero lo de amenazar con asaltar la Embajada ecuatoriana en Londres solo pudo ser idea de un majadero. Si hicieran tal cosa, se quedarían ellos sin embajadas seguras en muchos países.

8.- Ahora sí, el Sr. Assange deberá adaptarse a la reducción del espacio para sus movimientos; el Sr. Garzón se deberá  acostumbrar a hacer de abogado de un preso preventivo, y sería deseable que el Sr. Correa -que aparentemente defiende la libertad de información- consiga que se lo crean los periodistas de Ecuador.


Barcelona a 27 de Agosto del 2012.-

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