lunes, 24 de septiembre de 2012

CATALUÑA INDEPENDIENTE

Cataluña nunca ha tenido un Estado propio aunque a lo largo de la historia aparentemente lo ha intentado en varias ocasiones, la última fue con el Estatuto de 1932 y la tentativa de materializarlo en 1934 en tiempos de la Segunda República, coincidiendo con la inestabilidad del Estado. Es evidente que Catalunya posee una serie de elementos culturales esenciales diferentes al resto de España, o al menos al resto de una parte de España. Tales elementos diferenciales también lo tiene el País Vasco; y Navarra, Galicia, Valencia, Asturias, Baleares y Canarias en –quizás- menor medida. El último intento integrador de todos los territorios de las Españas se materializó en la Constitución de 1978, con las 17 Autonomías y dos Ciudades autónomas (Ceuta y Melilla). Transcurridos más de 30 años seguramente hay aspectos de aquello que requiere una serie de correcciones o de reequilibrios en el ámbito económico. La redistribución de la riqueza en todo el territorio español por parte del Estado Central mediante la recaudación de los impuestos no cedidos a las Autonomías, se encausó prioritariamente a la inversión pública en las Autonomías más necesitadas, especialmente Extremadura y Andalucía. Transcurridas estás más de tres décadas, posiblemente dicho sistema de redistribución o de equilibrio territorial hoy por hoy perjudica a Cataluña; aunque es más que probable que desde esa perspectiva tal des-balance fiscal perjudique también a otras Autonomías y  no por ello quieren la independencia. Los partidos nacionalistas catalanes, Convergencia y Unión, Izquierda Republicana, una parte  de Iniciativa por Cataluña, y otra parte del Partido Socialista de Cataluña, en el último lustro vienen defendiendo un pacto fiscal entre el Estado central español y la Generalidad de Cataluña. Dicho pedimento en sí mismo entraña la pretensión desde Cataluña a negociar con el Estado español de forma bilateral, de igual a igual, al margen de los intereses y ambiciones de las otras 16 Autonomías. Ello provocó una evidente incomodidad a las demás Comunidades,  que con tal planteamiento quedarían fuera de esa negociación. Si a ello le añadimos que los dirigentes catalanes conocen perfectamente que tal posibilidad es literalmente contraria a la Constitución de 1978, y que éstos previamente no han intentado una reforma constitucional mediante los diputados que tienen en el Parlamento Central, parece evidente que el planteamiento de un Pacto Fiscal bilateral se efectuó ante la seguridad que el Gobierno Central no lo iba a aceptar –con crisis y sin ella-, o lo que es peor, fue planteado para que fuera rechazado. Precisamente porque la propuesta era legalmente inviable, y lo sabía, en paralelo fueron abonando un sentimiento de victimismo que convenientemente encausaron en el independentismo. Todo independentismo requiere una idea-fuerza simple y como tal, aglutinadora de toda la ciudadanía, o de la mayor parte de ésta: La patria. El patriotismo pretende que las  personas que componen un territorio, posterguen para un tiempo futuro indeterminado, sus diferencias sociales, ideológicas e individuales; que renuncien a su individualidad al menos mientras tanto, para construir o salvar la Patria. La construcción de la Patria siempre ha de ser en contra de otro grupo de personas, en este caso del resto de los ciudadanos españoles, y la salvación también. De ahí que resulta imprescindible señalar un adversario externo para que, a medida que la “lucha” se desarrolla, se convierta en enemigo si es preciso. Ese contrario extranjero con posibilidades de ser enemigo, cuanto más fuerte sea mejor, en tanto que generará héroes en la Patria nueva. No hay patria que se precie sin héroes muertos. Si el no-patriota está dentro, sencillamente será un traidor, que por tal no merece ningún respeto y si,todas las humillaciones. En algún momento del pasado reciente, un presidente de la Generalidad manifestó que catalán es todo aquél que vive y trabaja en Cataluña, ahora ya está cambiando de criterio porque naturalmente para los independentistas Cataluña es solo de ellos, porque ellos son patriotas y por ende los únicos catalanes que aman suficientemente su terruño; el patriotismo es el último refugio de los cobardes y el mejor escenario para los fascistas. Recuérdese que para Franco,  sus fascistas y los indiferentes, España era de ellos –Cataluña incluida por supuesto-, el resto de la población antiespañoles.
        El patriotismo catalán está liderado por la derecha como debe ser, y secundado por un sector de una autodenominada izquierda que, por no tener ideas, se deja llevar para mantener en lo posible el salario que reciben por calentar sillones con sus posaderas. El patriotismo español tiene las mismas características, o peores si atendemos a que ejecuta lo que la derecha internacional decide; la izquierda no sabe o no contesta, si es que existe. Ni a los unos ni a los otros les importa un pito el bienestar de sus ciudadanos. Sus respectivos intereses partidistas se concentran en ir renovando escaños para los suyos, resultándoles de máxima utilidad mantener a la ciudadanía distraída;  y si se entretienen enfrentándose unos con otros con una banderita en la mano mejor. Ellos ya dan por descontado que la gente enardecida más que considerar la simbología del trapo que flamea, valoran más el palo que lo sostiene, de ésta manera los “líderes” durarán más en el mando, dirigiendo motivaciones emocionales que siempre serán más fácilmente manejables que la prima de riesgo, la reducción del deuda pública, la reactivación económica, la reducción del desempleo, la recapitalización de la banca o el rescate económico desde la Unión Europea . Mientras tanto ellos, los dueños de las patrias, se van turnando, pasan de los gobiernos a las grandes empresas y de las grandes empresas a los gobiernos. Las grandes empresas se van cambiando de patria en función de donde recojan mayores beneficios.
        Si les importara algo la ciudadanía a los patriotas españoles del Partido Popular -en el gobierno español con amplia mayoría-, y a los del Partido Socialista Obrero Español, que entre los dos agrupan aproximadamente cuatro quintos de todos los votantes del Estado en las últimas elecciones, ya se habrían reunido y dado una conferencia de prensa contestando a todas las preguntas, después de decirnos que estaban dispuestos a modificar la Constitución para posibilitar que Cataluña sea independiente si esa fuera la voluntad de los catalanes.
        Si les importara algo la ciudadanía a los patriotas catalanes de Convergencia y Unión, de Iniciativa para Cataluña, de Izquierda Republicana y del Partido Socialista de Cataluña, ya se habrían reunido y ya hubieran planteado una reforma de la Constitución para posibilitar que ésta admitiera que si los catalanes no quieren ser españoles dejen de serlo. Y en tal caso, hubieran explicado a la ciudadanía antes de armarlos con una banderita y mandarlos a la calle, cómo y de qué manera iban a construir el Estado Independiente de Cataluña, y claro, con la previsión de que España no estuviera de acuerdo con tal independencia. Y si bien no sería necesario prevenirse de una ocupación militar -que en el contexto internacional en el que vivimos resulta imposible-, sí que sería de interés valorar la posibilidad  que la Cataluña independiente debiera construirse de entrada fuera de la Unión Europea y fuera del Euro. Si ya se parte de que Cataluña independiente desde el inicio estará dentro de la Unión europea y dentro del Euro, entonces es que España aceptaría tal independencia frente a sus socios europeos. Si es así, ¿porqué no intentar una reforma constitucional posibilitando que todos los españoles opinen? Podría suceder que opinaran a favor de la independencia de los catalanes. Y en el supuesto que las votaciones en ese referéndum fuera contrario a la independencia en el conjunto de España, pero ampliamente al favor en Cataluña -relacionando el porcentaje de votos favorables con el total del censo electoral catalán-, ya se estaría en una posición democrática de ir al derecho internacional público.
        Si resultara que la propuesta catalana de reforma constitucional no llegara a ningún sitio por el rechazo de entrada del PP-PSOE, que es muy probable si éstos acuden al patriotismo español, entonces se trata de que todos los partidos patrióticos catalanes hagan una coalición, convoque entonces elecciones  el Sr. Mas como Presidente de la Generalitat,  y dicha coalición electoral acuda a los comicios con un programa circunscripto exclusivamente en la independencia, con análisis de todas  las consecuencias partiendo de que España se opondrá en todos los frentes jurídicos. Si dicha coalición triunfa, sería imposible, por la presión internacional,  que España no admitiera  la secesión pacífica de Cataluña, y en cualquier caso se demostraría que no se empuña la bandera por la frustración de estar en el paro, ver reducidos sus salarios,  sufrir recortes en la sanidad y en la educación, tener que pagar más impuestos por el valor añadido y tasas por casi todo, no conseguir créditos en los bancos al tiempo que los bancos se recapitalizan con el dinero de ellos, tener que tragar viendo como el señor Millet se llevó un saco grande de dinero público y  casi vendió el Palacio de la Música Catalana sin que los ahora patriotas convergentes se enteraran (o precisamente porque se enteraron muy bien)-, y todos los demás padecimientos que soportan el resto de españoles y gran parte de la población europea. Si no hubieran existido las potentes motivaciones antes referidas, posiblemente los ciudadanos chinos y paquistaníes no hubieran agotado, el pasado 11 de septiembre,  las existencias de la bandera catalanas modificadas con un triángulo azul y una estrella, en imitación de la cubana y portorriqueña.  ¿O sí?.

Barcelona a 23 de Septiembre del 2012.- RRCH

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