Y hasta da vergüenza ajena.
Con lo bien que parecía pintar. De batallador contra la casta ha pasado sin solución
de continuidad a ser más arrogante que un duque y más hortera que un chulo de
piscina. Una lástima. Que se haya creído el cuento es lo normal y propio de las
princesas del pueblo que se exhiben en Tele 5, aunque uno estaba esperanzado
que tuviera más resistencia y mejor amueblada la azotea. Y no. Pura fachada y
postura, que modela según requiera la
ocasión. Tanto criticarle por haber asesorado a la Venezuela de Chávez y al
parecer fue a tomar clase y aprendió lo peor. No cuentes conmigo Pablito.
Estarás mejor en la facultad lamiéndoles los zapatos a los catedráticos, no te
prepararon para líder ni para tener conciencia del ridículo. Lo hacer pero que
Monedero, que ya es mérito.
Barcelona a 16 de febrero del 2016. RRCH
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