Se puede entender que quienes quieren
cambiar entiendan, que eso de los Reyes Magos es un gasto suprimible, y que el
Ayuntamiento destine ese gasto a otras necesidades, de manera, que aquellos que
quieran mantener teles eventos sufraguen su coste de sus propios bolsillos.
Ahora bien, si se mantiene el gasto
público y lo único que se cambia es el vestuario de los Reyes Magos haciéndolo
más florido, o se disfrazan a mujeres de Reyes o se les llama Reinas Magas, es
evidente que dan carnaza a los contras para que les pongan a parir. Una
estupidez a plena conciencia.
Se puede entender que una señora
contraria a rezar el padre nuestro desfigure el rezo introduciendo en su dicción
la alabanza a los órganos genitales de las hembras, y que a ello le de unas connotaciones
de protesta contra la jerarquía eclesiástica, y hasta se puede entender que
algunos a tal tarea le atribuyan virtudes poéticas. Ahora bien, si eso se hace
en un acto institucional con cargo al erario, es evidente que habrá gente que
quiera sentirse ofendida en sus creencias y pongan a parir a los organizadores
del acto que deberían representar a todos, incluyendo a los creyentes.
Se puede entender que se esté en
contra que existan capillas de la Iglesia Católica en las Universidades y que
propongan y luchen para que dejen de estar. Ahora bien, meterse allí para
exhibir atributos hembristas y gritar obscenidades no parecer que tenga otra
finalidad que molestar el sentimiento de los creyentes motivando a los pastores
de éstos, para que les pongan a parir. Por otro lado es difícil entender que
cuando las mujeres muestran sus pechos y aluden a sus vaginas, todos traguemos
que se trata de reivindicaciones progresistas y liberadoras, sin embargo a
ninguna de ellas se les ocurre pedirle a los hombres que les acompañan en la
lucha, que con idéntico fin exhiban sus escrotos y penes.
Se puede entender que un Ayuntamiento
quiera suprimir monumentos que exaltan gestas franquistas, pero si lo hacen sin
ton ni son y luego han de reponer lo quitado, acaban acreditando que no se repasaron
la historia y que lo hecho fue fruto de una estupidez, y no hacía falta tanta prisa para quedar como tontos, dando más
carnaza al contrario. Contrarios que hacen uso de tales gesticulaciones absurdas
para que no se vea lo bueno que el generador de estupidez pudo hacer; si es que
lo hizo.
Tanta abundancia de estupidez conmueve. No se sabe
si es lo que sale del ser que la propicia porque no tiene otra cosa que exponer,
o es un juego de distracción abonada por el convencimiento que lo estúpido es
lo que la gente pide para cubrir sus necesidades. Igual resulta que la estupidez es lo que nos representa.
Barcelona
a 18 de febrero del 2016.- RRCH
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