martes, 19 de abril de 2016

LA NUEVA POLÍTICA


          Cualquier cosas que antes de ser nombrada se le denomina “nueva” de entrada produce la ilusión de que será distinta y mejor. Y cualquier cosa distinta al ejercicio del poder mediante el engaño, la estafa, la indecencia y ese arraigado sentimiento de impunidad que embarga a sus actores, por sí mismo debería ser más benéfica. Si a eso le quitamos la espuma, que no ha ido más allá que una forma diferente de vestir y expresarse, nos quedamos con lo mismo que ya teníamos: unas irrefrenables ansias de protagonismo para intentar ocupar el poder, sin ocuparse y sin clarificar para qué lo quieren. A este baile de máscaras de la “nueva política” todos se han ido adaptando en la forma, tanto la izquierda como la derecha, pasando por el medio. La nueva izquierda, para empezar adoptó  una denominación novedosa: Podemos. Comenzó por disimular su presunta línea ideológica situándola de entrada en “los de abajo”, “ni de izquierdas ni de derechas”, exhibiendo una estética estudiantil-inconformista, camisa remangada, barbita, pelitos largos o cortitos abarcando las diversidades de las modas, y alegrando los oídos de los parroquianos con discursos puntiagudos contra la casta en la que ellos no estaban ni querían estar.  Los miembros del  Partido Popular, o PEPE (Partido Español Panameño Exterior) se ha ido renovando para acceder al club de la nueva política, y así han puesto a integrantes jóvenes, bien parecidos, con una lenguaje más accesible y empático, y con vestimenta más progre, menos corbata, más algodón y vaqueros, y naturalmente se convirtieron en adalides teóricos en el combate contra la corrupción para competir con Ciudadanos ante la misma clientela. Ciudadanos como proyecto de la refundación de una derecha presentable, con plausible esfuerzo se propusieron concebir una derecha apartada de una clase financiera alimentada por el erario, finalidad tan difícil como soplar y comer gofio a la vez. El PSOE forzado por las circunstancia hizo más o menos los mimos, renovó el vestuario y a los modelos, y se esforzó en ponerse al medio, ni tanto ni tan poco. Izquierda Unida sigue desunida y los Nacionalistas tratando de pescar en rio revuelto. Todos sin excepción quieren estar en el gobierno, y que ese gobierno haga exactamente lo que ellos quieren que hagan, sin dejar constancia de qué quieren hacer fuera del beneficio propio. Y así, la nueva política sigue viviendo del trabajo de los periodistas, que son los únicos que consiguen, al menos, que se ventile la cosa y van aportando día a día temas de debate. Debatimos sobre la corrupción antigua y de anteayer que mañana la prensa nos desvelará. Y con ello la nueva política nos entretiene ampliando la melancolía, con el único propósito que nos decidamos por el menos malo. Ninguno de ellos ha efectuado la más mínima propuesta de cómo acabar con la corrupción, ninguno ha lanzado una idea de cómo acabar con los paraísos fiscales. Corrupción y paraísos que lejos de ser nuevos son más antiguos que la injusticia Los muchachos de Podemos en el supuesto que formara gobierno con el PSOE no han explicado cómo piensan conseguir la mayoría suficiente para darle referéndum a los nacionalistas, ni cómo se combate la desigualdad dando referéndum a los nacionalistas. Los cachorros peperos en el supuesto que consiguieran la gran coalición con el PSOE no nos han explicado cómo pretenden armonizar la fiscalidad entre el Estado y las Comunidades Autónomas, por dónde van a recortar el gasto público para reducir el déficit y dónde van a enviar a todos sus corrompidos. El PSOE y CIUDADANOS en el supuesto que formaran gobierno con la abstención de Podemos, Izquierda Unida y los Nacionalistas, no nos han explicado con los votos de cuáles y cuántos diputados van a sacar adelante el gobierno del cambio. Así las cosas la nueva política y el gobierno del cambio parece que se conforma con crear una nueva casta cambiando a sus integrantes. Eso sí, vestidos de forma diferente e introduciendo algún chascarrillo en sus soflamas. Entretenido hasta que el cuerpo aguante.

Barcelona a 19 de Abril del 2016. RRCH.

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