miércoles, 16 de mayo de 2018

A España no la fundó Franco, respetables idiotas.


Ha sido coherente y por tanto clarificador que los separatistas catalanes hayan nombrado Presidente de la Generalitat imbuido en el simbolismo de aparcero Presidente de la República de Cataluña, a Quim Torra, individuo idiota por autodefinición: racista y ultraderechista a la antigua usanza. El gran éxito del separatismo ahora coherentemente dirigido por un idiota fue conseguir sintetizar la historia de España, de forma que una mayoría se creyera que a este país lo inventó Francisco Franco Bahamonte. Éxito propiciado por la inhibición de los que se han ido definiendo como de izquierdas y sindicalistas engordados a pesebre. Esquerra Republicana de Cataluña, que de izquierda siempre solo ha contado con el nombre y de republicano con el apellido, no ha tenido ninguna vergüenza en apoyar a Quim. El pobre Rufián ha de estar peleándose con su propio ADN, y el bueno de Junqueras dándose con un cilicio en la capilla de Estremera para cuadrar las discrepancias menores con Quim. El Partido Socialista de Cataluña desde que Franco inventó a España nunca se ha sentido cómodo con ser socialista a secas y se ha situado en la equidistancia, medio socialista y medio lo contrario, para dialogar con Quim sobre la nueva religión que es lo que toca, tal como lo decía el prócer Pujol. A los españoles le han cercenado el conocimiento elemental de la inmensa mayoría de su propia historia, desde el momento que le hicieron creer que a España la creó Franco, y de ahí esa lastimosa versión de su propio país, siempre insignificante comparado con los otros, los grandes y los democráticos; esa necesidad constante de pedir perdón; esa carencia de orgullo. En eso han tenido éxito los separatistas ahora confesos como supremacistas, racistas y filo-fascistas que con desparpajo tachan de lo que ellos son a los demás, a los españoles. Es impensable que los británicos, los alemanes, los franceses, los belgas o los suizos hubieran tolerado sin modificar inmediatamente las leyes si fuera preciso, que un individuo como Puigdemont y ahora Quim prodigara impunemente por el mundo las barbaridades tóxicas que han manifestado contra su propio país y contra más de la mitad de los ciudadanos que componen su propia región, la que ellos dicen querer convertir en república independiente. La tolerancia del ciudadano español es impresionante y la paciencia conmovedora. Si el  español medio solo pusiera en valor su tolerancia y su inagotable paciencia, ya podría exhibir al mundo esa gran virtud, y no necesitaría decirlo en inglés, solo en castellano comunicaría con más de cuatrocientos millones de almas con las que comparte el pasado, y si quisieran también el futuro.

 ¡ A España no la fundó Franco respetables idiotas !

Barcelona a 16 de mayo del 2018. RRCh.

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