Cierto, el CGPJ siempre ha estado mal, solo que ahora se ve más
claramente, puesto que aquellos que han propiciado su decadencia ya exponen sin
tapujos sus maquinaciones, al haber perdido el pudor al carecer de vergüenza. Por
ello que la crítica resulta de fácil formulación dadas las evidencias, lo que hace
faltan es proponer alternativas mediante las cuales se impidan los vicios de los
que se adolece. Le elección de los vocales por todos los jueces para que luego
nombren al presidente sería una reproducción endógena de lo que ya tenemos. Si
lo hace el Parlamento indefectiblemente habrá un reparto de candidatos en función
de los intereses de los partidos mayoritario que componen el hemiciclo y seguiríamos
igual.
Una alternativa sería nombrar a los vocales hasta la jubilación -o fallecimiento
previo-, con elección por éstos del presidente u órgano directivo cada 5 años. De
forma que el Parlamento solo debiera ir reponiendo el número de vocales a
medida que cada uno se vaya jubilando o fallezca entes. Dicha reposición
debería hacerse al menos con un mes de antelación a la jubilación del saliente
o dentro de los quince días del fallecimiento. Con ello evitaríamos la renovación
de todos a la vez, lo que implica impedir el reparto por afinidades a los
partidos que componen el Congreso. La sustitución de uno a uno por jubilación, o
previo fallecimiento, obligaría a un acuerdo parlamentario sin reparto de números
de integrantes. Y en el supuesto que no existiera acuerdo en la sustitución en
los plazos indicados, que la elección del sustituto lo hicieran los vocales.
Barcelona a 29 de noviembre del 2018.-
RRCh.