El concepto
de “amarillismo” surgió en EEUU a finales del siglo IXX a causa de la pugna por
aumentar las ventas de los periódicos de papel y sobre el término en inglés
yellow, que a la vez que define el color también significa cruel y cobarde. La
RAE los define como tendencia de algunos medios informativos de presentar las
noticias destacando sus aspectos más llamativos, aunque sean secundarios, con
el fin comercial de provocar asombro y escándalo. Actualmente el amarillismo no
solo es una tendencia periodística, que también, sino la esencial motivación política
de la España que nos conmueve. Y se hace de forma tan explicita con el color
amarillo por parte de los separatistas catalanes que está promoviendo de forma
exitosa la idiocia colectiva, una especie de enajenación mental vergonzosa.
Paralelamente, el nacionalismo español con iguales tintes de ultra derecha que el nacionalismo catalán, ha recogido la
posta de la retroalimentación en el juego de quién de los dos idiotiza más. Torras,
si bien aparece como el capo di capi del amarillismo, en la acepción del término
como cruel y cobarde, está siendo perseguido con la finalidad de ser superado
por la terna Casado/Rivera/Abascal. Y si no le ponemos freno a esa carrera
puede que salgan empatados en primera posición, y si ello sucede la idiotización
habrá triunfado, y estaremos jodidos; bien jodidos.
Barcelona a
21 de marzo del 2019. RRCh.
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