lunes, 28 de octubre de 2019

URUGUAY, Frente Amplio




          Al parecer, en la segunda vuelta de desempate que se producirá en un mes, para saber quién gobernará a Uruguay, lo va de dirimir el arbitraje de un militar crecido durante el mandato del Frente Amplio: Guido Manini Ríos. Seguramente se escapan de mi conocimiento las virtudes del Frente Amplio en estos 15 años, y en qué ha mejorado la vida de los uruguayos más desfavorecidos. Posiblemente la vida de ellos hubiera sido mucho peor si el destino de país lo hubieran seguido manejando blancos y colorados. Pero parece evidente que la izquierda no ha querido o no ha podido -y esto último sería aún más lamentable-, al menos reducir la preminencia de los milicos en el devenir político del país.

Ningún líder político, tampoco Pepe Mujica, ha encabezado la propuesta de suprimir a las Fuerzas Armadas, que para nada requería enviar al desempleo a los milicos sino reconvertirlos en fuerzas útiles para la gente, jubilando a los más inservibles. Pero el Frente Amplio hizo lo contario, se intentó prestigiarles enviándoles a misiones internacionales de paz, y ahora vuelven a presentarse como salvadores de la patria.  Si se ha pretendido hacer una reforma constitucional para “vivir sin miedo”, será por al menos dos motivos, el primero, que la desigualdad en el reparto de la riqueza ha embrutecido a muchos ciudadanos que en sus desventuras han optado por el camino directo a la delincuencia, y el segundo, que no existe una policía avitualladas y formada para reducirla, ni un sistema judicial y penitenciario que propicie la reinserción. Si una parte importante de la ciudadanía siente miedo es porque otra parte minoritaria se lo genera, y no parece que eso se solucione con ampliar las cárceles y endurecer las penas, sino con solventar los motivos que impulsan la marginalidad que es la madre del embrutecimiento y la criminalidad. Y en eso no funcionó adecuadamente el Frente Amplio, pero eso sí, el país tiene Fuerzas Armadas con muchos generales, coroneles y chatarra armamentística para pasear, si el coste de tal inutilidad se hubiera empleado en maestros, educadores y servicios sociales más allá del reparto de sopa boba para mantener al pobrerío quietos en la marginalidad, igual hoy no se dependería de Manini Ríos.  


Barcelona a 28 de Octubre del 2019, RRCh



viernes, 19 de julio de 2019

URUGUAY VS. FUERZAS ARMADAS


Salvo error por mi parte, hace un par de días se aprobó por el Senado de Uruguay la Ley Orgánica Militar que modifica la vigente de 1974. De entrada, ya resulta difícil asumir que desde la caída de la dictadura y durante más de 30 años de democracia los militares se hayan regido por la ley promulgada por la dictadura, que si no recuerdo mal se inició a mediados de 1973. Incomprensible es también que las formaciones de izquierdas propongan la reforma después de unos 15 años de estar en el gobierno y unos meses antes de las próximas elecciones. Las modificaciones tales como la supresión de los Tribunales de Honor, que al parecer han sido idóneos para encubrir los desmanes de los milicos después el golpe de estado ya sorprende que haya existido hasta ahora, como también la existencia del concepto seguridad nacional atribuido a las fuerzas armadas, que ahora se sustituye por el de defensa nacional. Nunca he entendido, porque jamás he recibido una explicación razonable, sobre, ¿para qué sirven las Fuerzas Armadas en Uruguay? ¿Qué beneficio o qué utilidad ha reportado a la ciudadanía desde 1825 hasta aquí? Con la nueva ley orgánica militar existirá un general por cada 140.000 uruguayos y un coronel por cada 14.000, cuando por ejemplo en España hay un general por cada 235.000 españoles y un coronel por cada 45.000.  He visto también que un político uruguayo ha planteado crear una Guardia Nacional dependiente de las Fuerzas Armadas para combatir la delincuencia. Ese planteamiento de entrada descubre que para dicho político el país tiene al menos dos problemas sin resolver, uno que la policía no es suficiente para reprimir la delincuencia, y dos, que si las Fuerzas Armadas pueden dar ese servicio es que están ociosos. Ahora bien, darle como trabajo a los milicos ociosos la militarización del país no parece lo más idóneo, entre otros motivos porque no tienen preparación ni el avituallamiento para actuar en el medio civil. No obstante, a esa idea se le puede encontrar una utilidad, que no es otra que utilizar los medios económicos que se destinan a las Fuerzas Armadas para la policía, servicios sociales de reeducación de la marginalidad y protección civil. Puede que sea más necesario un buen cuerpo de bomberos. Seguramente me equivoco, pero tengo la sensación de que persiste una posición reverencial frente a los milicos y se les sigue tolerando para que al menos se crean que tutelan a los políticos, y éstos le pagan. ¿Cuánto cuesta a cada uruguayo mantener a las Fuerzas Armadas? ¿Qué porcentaje de los presupuestos generales del Estado se destina a su subsistencia?


Barcelona a 19 de Julio del 2019. RRCh

jueves, 24 de octubre de 2019

¿Diálogo?¡


El diálogo parecería ser el encuentro entre dos partes que asisten de buena fe con predisposición al entendimiento y con la finalidad de llegar a un acuerdo que solvente definitivamente una controversia. La predisposición al entendimiento requiere que ambas partes acudan con un margen de mínimos, hasta el cual están dispuesto a llegar para que el otro haga lo mismo y se llegue a un encuentro. Si una de las dos partes asiste con la pretensión de conseguir todas sus exigencias, no pretende dialogar sino escenificar la rendición del otro sin darle pelota y para que los suyos babeen de gusto.

El Molt Honorable Sr. Torra, al parece está llamando al presidente del Gobierno de España de forma insistente proponiéndole un diálogo sin condiciones, y éste no le atiende al teléfono, con lo que Torra se siente despreciado. Bien, pero resulta una obviedad, atendiendo a las declaraciones públicas que a diario hace Torra, que su interés es “dialogar” sin condiciones sobre la fecha próxima en que el presidente del gobierno de España le concede la independencia a la parte del territorio español que el Sr. Torra quiere segregar. Si quisiera dialogar sobre otra cosa lo diría.  Y claro, por más que el presidente de España quisiera satisfacerle -aunque solo fuera para no incrementar el gasto público en reponer aceras, contenedores, terrazas y escaparates-, no puede hacerlo. Y no puede hacerlo porque hace ya unas décadas que España y los ciudadanos que la pueblan asumieron que aquí habría tres poderes y los hay, uno que hace las leyes, otro que las hace cumplir y el tercero que administra. El Sr. Sánchez de momentos está encabezando la última. Pero lo peor es que además España tiene una constitución que es la primera de las leyes y la más importante, que se puede cambiar con los trámites que la misma prevé, pero mientras tanto se ha de respetar; porque para colmo, encima, es un estado de derecho, que quiere decir que ni el presidente del gobierno puede hacer lo que le salga del arco de triunfo. Está claro que estos inconvenientes Torra no los entiende, porque él es un defensor acérrimo de la democracia y la entiende en su máxima pureza: sin constitución, sin separación de poderes, sin jueces, sin leyes, sin orden público, y naturalmente solo sustentada en sus delirios; ¡ah!, y sin condiciones.  Y sí, es una pobre víctima que alimenta victimismo.

Barcelona a 24 de octubre del 2019. RRCh

miércoles, 23 de octubre de 2019

Los contenedores de la alcaldesa


El pasado lunes después de la sentencia que condenó a los políticos sediciosos, muchos muchachos amigos de la gasolina y las cerillas, para apoyar a los condenados en sus desventuras hicieron fogatas con los contenedores de basura en medio de Barcelona, parapetándose detrás para tirar cosas y romper otras muchas. Al día siguiente todos estaba limpio salvo los hoyos en aceras y calzada, pero la alcaldesa no atinó a quitar de las calles los contenedores sanos ese día. Al día siguiente martes, los muchachos quemaron más contenedores, y la Sra. Colau ante ello tampoco atinó a quitar los que quedaban sanos salvándolos de la quema y evitando que sirvieran de escondite. Al día siguiente lo mismo de lo mismo, como el jueves, el viernes y el sábado. Ni a la alcaldesa Sra. Colau ni a ninguno de sus asesores se les ocurrió retirar los contenedores sanos del martes al sábado, solo quitaban los quemados. Ahora no hay contenedores, por tanto, cuando no los quitó no fue por no privar a los ciudadanos del servicio de contenedores de basura. ¿Entonces?

 Barcelona a 23 de octubre 2019. RRCh

martes, 15 de octubre de 2019

La Sentencia.


Si se atiende a que la sentencia sitúa a los extremos en plena disconformidad, se debería considerar que es una muy buena sentencia. Para un extremo cualquier sentencia que no fuera absolutoria y además indemnizara a los políticos que llevan preso un tiempo sería (y es para ellos) una condena injusta y vengativa contra el pueblo de Cataluña, puesto que ellos son los que determinan qué personas componen ese pueblo y quienes no, y naturalmente qué es justo y qué no. Para el otro extremo, una sentencia que no condenara por rebelión imponiendo las penas máximas sería (y es para ellos) una ofensa al pueblo español, a España y a la Justicia, en tanto que ellos determinan qué personas componen España y quienes no, y por supuesto qué es justo y qué no. Luego están los indecisos que ansían estar bien con los unos y los otros, que dicen que la sentencia no solventa el problema político que subyace entres los ciudadanos de Cataluña, Y es obvio que no solventa tal problema, ni lo pretende, ni lo puede resolver; esto sería tanto como decir que una condena por mal trato en el ámbito familiar no solventa el problema del machismo, aunque en este caso, de momento,  nadie propone que no se juzgue al autor del delito puesto que previamente se ha de abolir el machismo mediante el dialogo.  La sentencia en cuestión solo juzgó a las personas físicas por hechos por ellos cometidos, dimanantes de un  señuelo puesto en escena con un  cúmulo concatenado de mentiras y manipulaciones, arrastraron a mucha gente a apoyarles poniendo el cuerpo y sus emociones para que ellos intentaran conseguir el mantenimiento de enfrentamientos en un estado permanente  de tensión social para ellos ocultar sus propias vergüenzas (entiéndase justificar recortes sociales al pobrerío, crear una cortina de humo para que escaparan al extranjero las bolsa de dinero del clan Pujol  con sus secuaces, y disimular su cobardía). Ahora el “honorable” Sr. Torra dice “lo volveremos a hacer”, pero no lo hace, no vaya a ser que tenga problemas con la justicia y acabe preso, y mientras tanto envía a la policía catalana para que repriman a los que quieren volverlo a hacer. El Sr. Iglesias en su afán por situarse en un sitio y su contrario envía abrazos a los condenados porque para él son buenas personas, cosa que puede ser verdad, tanto como que algunas buenas personas son condenadas por las acciones delictivas cometidas, dado que en nuestro derecho no se juzga a las personas por lo que son, sino los hechos ejecutados por ellos si resultan penalmente reprobables. Aquella frase de “no sabe Ud. con quien se mete” dicha por uno, que en base a su preeminencia social intenta apañar una mala acción exigiendo su impunidad atendiendo a quien es, ya no tiene cavidad en un estado de derecho. El diálogo político es una obligación, ahora bien, se ha de explicar cómo se puede dialogar con personajes que inician el “diálogo” exigiendo que se les de todo lo que piden antes de sentarse, máxime si lo que piden resulta imposible conceder. Imposible porque lo prohíbe la Constitución e imposible porque quien se arroga la representación de todo un pueblo en el mejor de los casos para ellos, puede representar a la mitad. Los separatistas piden un referéndum de autodeterminación, derecho que no existe, pero ellos lo imaginan; en el supuesto que se les otorgara tal derecho exigirían que tal referéndum les diera la razón, de lo contrario no lo aceptarían y pedirían otro, y si tal referéndum les diera la razón arrollarían a la casi mitad de la ciudadanía catalana que votara en contra -que naturalmente para ellos no serían catalanes-, con lo que tampoco se resolvería el problema. Y ello, siempre que aceptáramos que separar una parte del territorio español no fuera un problema para todos los españoles o, que siéndolo debieran ignorarlo.

 

Barcelona a 15 de octubre del 2019. RRCh