martes, 29 de septiembre de 2020

Mientras tanto el Rey…

 

Es difícil, si no imposible, que España deje de ser una monarquía y a su vez siga siendo España. La restauración de la monarquía una vez acabada la era de Franco, que no implica necesariamente entender que con ello acabó el franquismo, el Rey Juan Carlos por voluntad propia u obligado por las circunstancias, junto con Adolfo Suárez, contribuyó de forma importante al restablecimiento de la democracia y a la prosperidad que el país ha mantenido hasta la actualidad. La ciudadanía sin ser mayoritariamente republicana ni tampoco monárquica aceptó el juancarlismo como adopción provisional de un estado de las cosas que sin ser la ideal se consideró como la única posible mientras tanto. Y mientras tanto se hizo la vista gorda sobre la conducta privada de Juan Carlos circunscrita a sus relaciones personales tanto en su vida afectiva como en las relaciones con los mandantes de los países árabes. Juan Carlos era un buen embajador que conseguía buenos negocios para nuestras empresas y consecuentemente ello repercutía de manera beneficiosa en la economía nacional, los líos de faldas que se conocían, pero no se publicaban, casi resultaban graciosos dada la empatía campechana que él irradiaba.

Ello ha cambiado sustancialmente desde que se ha conocido que el ex monarca disponía y dispone de depósitos de cuantías dinerarias extravagantes en entidades bancarias extrajeras, y el juancarlismo de mientras tanto se ha diluido súbitamente al tiempo que se traslada la crítica destructiva a la institución de la corona encarnada en Felipe VI, su hijo. Se puede decir que del árbol caído todos sacan astillas, y que la ciudadanía olvida pronto todo lo bueno que hizo Juan Carlos. Pero esto sería una simplificación poco seria y bastante irresponsable. Lo cierto es que Juan Carlos se ha ido de España a un destino que ni siquiera anuncio previamente y sin dar una versión sobre los hechos publicados.

 La monarquía se sustenta en el equilibrio prudente y en la no intervención en disputas partidistas, pero eso no debería implicar que ni siquiera trascienda un mínimo relato de cómo y de qué manera se prevé subsanar los acontecimientos de los cuales Juan Carlos es actor principal, ya sea por parte del propio Juan Carlos o de la institución monárquica. La ciudadanía española por más tolerante que sea no puede asumir que el mismo rey que hacía discurso sobre la igualdad de todos frente a la ley, ahora se ausente sin explicar de dónde y a costa de qué acumuló tanto dinero precisamente en tiempos en que la ciudadanía soportaba una crisis económica gravísima; porqué lo puso en la banca extranjera y realizó desaforados regalos a una señora que ahora no solo le ataca a él, sino que ridiculiza a toda la casa real y al centro nacional de inteligencia.

 La defensa de la monarquía si es que ha de ser defendida pasa por asumir que el problema creado incide de forma frontal en la legitimidad de la institución.  La monarquía perdurará en la medida que mantenga un mínimo de afecto ciudadano, y ello existirá mientras demuestre utilidad para la unión y la estabilidad. Hoy por hoy el desafecto de los españoles a la clase política -y por añadidura a las instituciones-, parece estar en mínimos históricos, cada facción construye el relato que mejor conviene a sus correligionarios despreciando impúdicamente a la realidad, con el único propósito de generar enfrentamientos fanatizados. Todo vale para enardecer a los acólitos en la destrucción del contrario, y en teoría la figura del rey debería estar por encima de tales reyertas propiciando ejemplaridad, y no lo hará si se esconde detrás de fieles interesados en el mientras tanto. Felipe VI que seguramente es una persona decente, formada y con buenas intenciones, si no actúa de forma rápida y eficiente, no podrá salir de la densa sombra de su padre si intenta eludir parte del total caudal hereditario, y consecuentemente ha de responder con todo su patrimonio presente y futuro por el causante de la herencia, dado que en este caso no vale acogerse al beneficio de inventario.

El patriotismo, como casi todo el patriotismo y muy especialmente el que ejerce la clase dominante que consecuentemente también maneja los puestos claves en la judicatura, por más que intente salvar al Rey tirando piedras y escondiendo la mano contra los que a ellos le incomodan, lejos de ayudarle, solo le alejarán de la utilidad que debería legitimarle.

Barcelona a 28 de septiembre 2020. RRCh

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Covid19 y losotros

 

Cabría la posibilidad de catalogar la pandemia del coronavirus como una bendición, si atendemos por un lado a la posibilidad que nos otorga para cribar a nuestros políticos, separando el grueso de los inútiles y dejar a los pasables, asumiendo que de momento no hallemos a ninguno de completa utilidad.

Y en segundo lugar y como de mayor importancia, conseguir cultivar empatía efectiva con el resto de la humanidad que padecen pandemias desde toda la vida y que no hemos atendido por el ensimismamiento a que nos abocó el disfrute de una larga comodidad que el Covid-19 nos has interrumpido.

Esto que sufrimos ahora y que ocupa la mayoría de nuestro tiempo en conversaciones, telediarios, periódicos, internet, y especialmente viendo como nuestros representantes políticos exhiben impúdicamente objetivas vergüenzas que ellos ventilan como virtudes dialécticas, ha causado cerca de un millón de muertos en el mundo entre los casi veintiocho millones de contagiados. Las cifras asustan y conmueven atendiendo a que, a nosotros, los de aquí, no nos había pasado al menos en los últimos cien años.

Pero para losotros, los de allá en África, Asia y América Latina, la cosa no les deberá parecer algo extraordinario, llevan siglos soportando la pandemia del hambre; según ACNUR unos quinientos catorce millones de seres humanos pasan hambre en Asía, doscientos cincuenta millones de personas la padecen en África y otros cuarenta y dos millones y medio de seres como nosotros la soportan en América Latina, la cosa genera el 45% de las muertes de niños menores de 5 años. Según la OMS – en el supuesto que los cuenten a todos-, en el 2018 ellos soportaron unos doscientos treinta millones de casos de malaria con cuatrocientos cinco mil muertos, y para este año 2020 asumen que serán unos setecientos setenta mil muertos, de los cuales la mitad serán niños y los que se salvan continúan con anemia severa con el consecuente retraso en la maduración intelectual y crecimiento físico, y eso que la “vacuna” más efectiva para la malaria son mosquiteras e insecticidas  puesto que el bicho es un mosquito que se ve sin necesidad de lentes de aumento.  Ellos además y por tal causa, aguantan al año unos ocho millones de casos de tuberculosis de los que mueren la mitad, soportan y mueren por el dengue, el cólera, la enfermedad del sueño de la mosca tsé-tsé, y el ébola. Los más fuertes huyen, un porcentaje elevado acaban finados en el Mar Mediterráneo y los que llegan suelen incomodarnos.

 Y ante esto no se paró el mundo porque parecía que ello sería imposible, pero se paró con el covid-19 de un día para otro, y los de aquí asumimos reducir en hasta un 20% o más el valor de nuestra producción (PIB), cuando posiblemente antes con la mitad de eso hubiéramos acabado con las pandemias de losotros. Podría pasar entonces, que esa natural redistribución del sufrimiento y del miedo al porvenir, que tampoco ha sido equitativa, pero redistribuida al fin, nos vuelva más solidarios.

De entrada, ya lo está viendo con cierta claridad la presidenta de la comunidad madrileña que atribuye la propagación del virus al estilo de vida de nuestros emigrantes.  Puede ser que la mandataria no se explicara del todo  bien, pero se entiende: cuando habla de nuestros emigrantes no se refería a los españoles que emigraron fuera de España sino a los extranjero que vinieron y les llama nuestros porque es muy cariñosa, y al decir emigrantes no se refería a Messi, Simeone o Suárez sino a los pobres incluyendo al los españoles que aquí también han emigrado fuera del estado de bienestar, con el dolor de todo emigrante, y  que ella por elegancia no quiso nombrar de forma directa para no ofender puesto que también están dentro de losotros de aquí; pero sin dudas junto con los que le aplauden asumirán sin demasiada dificultad que, llegar a pobre o a  infectado de covid-19 no suele ser el fruto de una libre elección meditada sino la consecuencia de circunstancias adversas heredadas o sobrevenidas que de a poco nos van emparejando con losotros de allá . Y que seguramente con una redistribución de la riqueza por los que la poseen, las circunstancias de losotros de allá y los de aquí se modifiquen favorablemente con dicha vacuna. Aunque no hay que descartar que se solucione la cosa poniendo puertas al campo para dejar fuera a losotros. Veremos…

Barcelona a 23 de septiembre del 2020, RRCh.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Uruguay, y los tribunales de honor de los milicos.

 

Recuerdo desde gurí, que cuando se quería denostar a alguien resaltando su ineptitud se decía: “este no sirve ni pa milico”, y para justificar a un pariente que entraba en esa cosa, se decía: “bueno, no encontraba nada el pobre y se metió, tiene sueldo fijo, y es policía, no milico de batallón”. Pero resulta que, con Tabaré Vázquez, con Pepe Mujica y con Vázquez otra vez, los milicos de batallón tenían Tribunales de Honor, un privilegio que les situaba fuera de los tribunales de justicia civiles ordinarios: se juzgaban ente ellos, y esto fue así con el Frente Amplio que reunía prácticamente a todas las organizaciones políticas de izquierda del país.

El “honor” de la milicada tenía como función esencial el garantizar la “Seguridad Nacional”, mediante la Ley Orgánica Militar que un año después de iniciada, la dictadura fabricó en 1974 para encubrir sus asesinatos y que duró hasta unos meses antes a que el Frente Amplio perdieran las elecciones en el 2019. Con ese honor llegaron hasta aquí.

          En la modificación legal cambiaron la esencia de la existencia de los ejércitos que era la “Seguridad Nacional” por Defensa Nacional, y suprimieron los tribunales de honor. Quince años después; tarde ¿no?

Puede que alguna vez, algún uruguayo me proporcione algún dato en el que pueda hallar migajas de honor en los militares uruguayos y encontrarle algo de justificación a la existencia de ejércitos en Uruguay, hasta ahora no he hallado a nadie. ¿Hay alguien?

Lo de la defensa nacional les va a restar dosis de honor a los milicos, puesto que con la “seguridad nacional” siempre podía moler a palos a los uruguayos encadenados, violar a las uruguayas quitarle los hijos y dárselos a los amigos infértiles, y revolcarse como chanchos en ese “honor” Ahora se supone que quedan para defender la patria de la agresión extranjera, y Dios nos libre que a los extranjeros les dé por ahí…

Leo la prensa uruguaya, y dicen que un honorable Manini Rios, que puso el Frente Amplio al mando de la milicada -y les salió como el culo por idiotas-, hoy el milico se ríe del Fiscal Rodrigo Marosoli contándole milongas amparado en sus fueros como representante de la patria. Tampoco el Frente cayó en arreglar un poco eso de los desafueros para los asesinos y sus cómplices que llegarían a senadores o diputados, al parecer la cosa no entraba en la poesía. Ahora un tal José Nino Gavazzo, militar de honor como no podía ser de otra manera, confiesa, sabiendo que está salvado, que tiró al Rio Negro a Roberto Gomensoro ya finado, metido en un bote atado con alambres y con piedras del lugar, y lo hizo por orden del General Esteban Cristi, y que el coronel Gómez al que le adosaron el muerto no fue el asesino. Parece ser que los honorables militares Gavazzo y Silveira confesaron unos 28 asesinatos, para salvar la patria claro. Y por ahí, entre confesiones apañadas y otras yerbas estaba el ministro del Frente Amplio Jorge Menéndez -socialista y sucesor de Fernández Huidobro compañero de Mujica en el cautiverio-, que no sabía, no quería saber o simplemente era inútil, aunque al parecer Menéndez declaró por carta que la cosa se la contó al presidente Vázquez que también se quedó quietito para que la cosa la resolviera el Tribunal de Honor.

Ayer vi el documental de Emir Kusturica, “El Pepe, una vida suprema” y el ex-yugoslavo, Palma de Oro, que considera a Mujica como el último héroe de la política, le cuestionó poco como era de esperar si atendemos al título del documental, y le filmó tomando mate, contándole cómo lo machacaron los milicos y lo fiel que era su perrita Manuela. Aparecía Mujica en labores agrícolas, con lo pobres al que dice que le construyó casas baratas con lo que le sobraba al Estado, y arengando al pueblo con mucho amor; pero no le preguntó para qué ha servido, sirve o se espera que vaya a servir alguna vez el ejército uruguayo.

Mujica más que poner a Uruguay en el mundo, se puso él y ciertamente con méritos propios siendo consecuente en su manera de vivir la presidencia, pero aún no le he escuchado en ninguno de sus discursos en los que da soluciones hasta para hacer un río en el desierto de Atacama,  una explicación sobre  para qué carajo sirven los milicos, y si la plata de la milicada -que viven rascándose la entrepierna tomando mate mientras no le den encargos tan honorables como los que ejecutaron desde 1973-, por qué no se invirtió en que el pobrerío deje de ser pobrerío. ¿eh?

Barcelona a 21 de septiembre del 2020. RRCh