miércoles, 25 de mayo de 2011

A Don José

 A Don José en tiempos de crisis.


Desde muchacho chico me han fraguado unas pocas frases con conceptos esenciales. Frases como: “La honestidad ha formado siempre mi carácter, podrán arrancarme la vida pero no envilecerme” o, “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa bajo vuestra presencia soberana”. Los libros se las atribuyen a Don José Gervasio Artigas, muerto en 1850 después de treinta años de exilio apartado de aquellos a los que les dirigió en cabildo abierto la segunda de las frases. Don José no tuvo éxito en aquél Rio de la Plata de aquellos años, se quedó solo y murió allá en el Paraguay pidiendo que le trajeran el caballo. Años después los politiqueros de su Banda Oriental se disputaron en provecho propio su osamenta, su nombre y su bandera; a ninguno les importó las cosas que decía y menos ponerlas en práctica. Hoy, 161 años después, aquí, allá y en otras partes, las dos frases siguen sin tener éxito, la honestidad no es capaz de imponerse a la corrupción, ni la soberanía popular a la clase política que en monopolio la ostenta. Pero si es verdad que el recuerdo de tales conceptos, posibles aunque frustrados; ante lo que contrariamente acontece, genera un cúmulo de asco y rabia en mucha gente que, más temprano que tarde deberá aflorar. El afloramiento, caso de suceder, se pretende sosegado aunque el sosiego sea incompatible con las urgencias. Los gobernantes del desgobierno piden propuestas concretas a los desgobernados para contentar a los mercados. Admiten así la incapacidad de dedicarse a menesteres más útiles, sin asumir que han de explicar qué representan y para qué se postulan. Se echan la culpa los unos a los otros para ver quién la tiene más corta y cuánto de grande es la imputación que les atraviesa, y las que pretenden ocultar. Y como Don José Larralde decía: “sabedores de escritorio, consejeros del saber, quisiera poder creer que naciste de tu mama, con una jerga por cama pa contarme como fue; si alguna vez has estado mirando pasar la vida, sin más razón prometida que poder llegar a viejo, amontonando consejos dentro de un alma vencida,(…)  por que andar en campo ajeno sin más razón que durar, termina por reventar hasta el genio más sereno”. Posiblemente en estos tiempos nuevos tendremos que desempolvar las cosas viejas, darle soplidos y sacudidas, ponerlas al sol para que se oreen y sacarles la utilidad que nunca han perdido.

Barcelona a 25 de Mayo del 2011; Ruben Romero de Chiarla.-

2 comentarios:

  1. Sacar la Utilidad que nunca han perdido... Me parece muy bueno eso y estoy muy de acuerdo.
    Saludos!

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  2. ¿Cómo te va pibe? ¿Sigues gordo y calvo o ya solamente calvo? ¿Y esos chavales? Deja aquí un comentario si me lees.
    Javier Rojo.

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