miércoles, 6 de marzo de 2013

Hugo Chávez muerto, todo resuelto


Cierto que el Sr. Chávez ha sido un personaje desmesurado, excesivo, chabacano, provocador, impertinente, y seguramente también un neofascista. Ahora bien, todo eso lo ha sido para el sector medianamente acomodado e intelectualmente instruido que puede darse el lujo de hacer análisis sociales y económicos a medio y largo plazo desde criterios geopolíticos y macro-económicos. Pero estos nunca votaron ni apoyaron, no votarían ni apoyarían jamás a un Hugo Chávez Frías, ni en Venezuela ni en ningún otra parte. La cuestión está en porqué otros le votaron, de dónde salieron o dónde estaban esos otros y porqué le apoyaron. Parece ser que hasta la salida Don Carlos Andrés Pérez, socialdemócrata con contactos estrechos de intereses y amistad con la familia socialdemócrata europea, esos otros no existían. Pero estaban. Hundidos en la marginación y la invisibilidad pero estaban ahí, en Venezuela, como están en otras partes, y por aquí. Y por las razones que sean –ansias de poder, rabia, sentimiento de inferioridad, o solidaridad social, deseos de reparto de la  riqueza y de los sacrificios, u otros motivos-, lo cierto que Don Hugo Chávez los encontró, y se encontró con ellos, y no era pocos sino mayoría. Esa mayoría olvidada,  -gracias a lo bueno y lo malo que Chávez hizo- comenzó a contar; comenzó a contarse. Posiblemente les conquistó repartiendo pescado y no les enseño a pescar. Pero ¡cuidado!, el que viene viendo extraviado porque le chiflan las tripas, para vivir mañana ha de comer hoy, y si además de comida se le concede un poco de dignidad, lo agradece aunque el reparto sea aparente, momentáneo y sin perspectiva de futuro. A los sin futuros el futuro les suele preocupar menos. Y esos otros que eran muchos, solo pueden ser agradecidos con el que les dio, no con los que les negaron hasta el derecho de ser contados como números.
          Desde aquí, en esta Europa con todavía demasiada gente que se va a machacar en el gimnasio para perder grasa o se indigesta con siliconas y anabolizantes para rellenar lo que no tienen, y con unos pocos líderes de pacotilla que propagan discursos leídos que les redactan rebaños de asesores que previamente se nutren de los dictados de los poderes fácticos,  es difícil de comprenderlo. De momento.
         El éxito de Chávez ha sido el resultado de la fuerza del contrapeso con la arrogancia de EEUU y de Europa. Éstos, o mejor dicho sus dirigentes, todavía no han valorado que los desheredados, los perroflautas, los marginados y los invisibles, en el momento que se les otorga un documento que les acredite como ciudadanos y se les brinda una pizca de esperanza, votan. Y votarán al menos hasta que los arrogantes europeos y americanos del norte, mantengan la mínima expresión del concepto democracia. Hugo Chávez, ese mínimo lo mantuvo, aún no han conseguido aportar indicios creíbles de que hiciera fraude electoral cuando ganaba las elecciones, y no vale decir que amordazaba a los medios de comunicación de los opositores, puesto que tales medios, en las democracias de más rancio abolengo, siempre han estado al servicio de la clase dirigente sin escándalo intelectual. Chávez además de mantener tales mínimos con las votaciones, lo que le diferenció sustancialmente de la Cuba castrista; amplió la democracia por los costados, al menos en la integración social,  reduciendo la pobreza y el analfabetismo, extendiendo la sanidad públicas a los que no contaban; e ilusionándoles.
Descanse en paz.

Barcelona a 6 de marzo del 2013.- RRCH.

 

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