jueves, 4 de septiembre de 2014

FEDERALISMO.


 


            Tenemos por aquí un lío que nadie sabe cómo coño se va arreglar; lo más seguro es que siga el lío hasta que el lío se transforme en un lío distinto. Ayer nos vino por aquí el flamante Secretario General del Partido Socialista Obrero Español, se fotografió con el President de la Generalitat, y le dijo exactamente lo que ya había dicho en los medios, recibiendo la misma respuesta que ya conocía sobradamente. Ya hace años, desde Maragall con su asimetría, siguiéndole Rubalcaba y ahora Pedro Sánchez que, el PSOE intenta vertebrar España con el Federalismo, el problema es que ninguno ha tenido la ocurrencia de contarnos cuál será el contenido de ese federalismo. Es difícil encontrar adeptos a la fórmula federalista en contraposición a la ya existente de las autonomías sin señalar de forma clara las características de lo que se pretende defender. Si no se señalan las diferencias beneficiosas de lo propuesto frente a lo que se pretende finiquitar es imposible definirse. El Sr. Sánchez a raíz de su triunfo electoral en las primarias está viviendo un período dulce en los medios de información, sale en las fotos y en los videos, pero todo tirón se afloja si no se hacen propuestas con cara y ojos, y no las está haciendo. Cualquier contenido que le quieran dar al Federalismo, sin dudas que encontrará opositores sobre todo si se introducen diferencias entre los futuros Estados Federales, y si no se introducen diferencias, será igual a lo que ya hay con título distinto. La fórmula perfecta para evitar oposición es hacer los que está haciendo el PSOE: no soltar prenda, pero eso es pan para hoy y hambre para mañana, y mañana está aquí mismo y no precisamente inapetente. Es de presumir, siendo optimista, que todos están buscando fórmulas para solventar el conflicto Catalunya/España, pero alguien va a tener que arriesgarse tirando la primera piedra. Seguro que el referéndum o consulta que pretenden los nacionalistas catalanes no se va a celebrar, pero la no celebración no será una solución. Es cierto que la Constitución dice lo que dice, y por tanto la soberanía española es patrimonio de todos los españoles y no de una parte de ellos, ahora bien, imponerle aquello que no quiere a un número  importante de la ciudadanía concentrada en una esquina del predio, no parece buen remedio aunque sea una medicina democrática al abrigo de la legislación vigente. La corrupción que nos agobia, no es fruto del presente, sino que ahora se está descubriendo lo que sucedió hace unos años. Tampoco nadie está proponiendo medidas contundentes y entendibles para que si ahora o dentro de unos años sucediera, fuera más fácil prevenirlo, menos tedioso su procesamiento y más de sentido común la respuesta punitiva. No. Pero eso sí, vamos chapoteando en un menjunje de vocablos rimbombantes sin que nadie se atreva de desvelar su contenido: república, federalismo, anti-casta, casta, imputaciones, investigaciones, indultos, aforamientos,  comisiones de investigación, reforma electoral, consulta, referéndum. Y, cómo, cuándo, con qué, para qué, dónde y quién; no se sabe.

 
Barcelona a 4 de septiembre del 2014.- RRCh

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