jueves, 12 de noviembre de 2015

NACIONALISMO: EL VENENO QUE NOS MATA.-


Seguramente todas las tendencia políticas, en parte se fundamentan en un acto de fe, y por tanto, en la creencia que  su triunfo mejoraría el bienestar de sus seguidores. El nacionalismo tiene peculiaridades infernales y destructivas. Se fundamenta en la diferencia, que distinguen de la diversidad, en que ellos se consideran mejores y por tanto se atribuyen la potestad de segregar a los que no lo son. Para un nacionalista lo demás son neutrales, equidistantes, y por tanto despreciables. Alguien dijo con razón, que el  nacionalismo es el último reducto de los canallas. Esos, propagando primero el sentimiento de la patria herida, mediante la utilización del victimismo, y luego  exacerbando la valentía de dar todo por la patria, inoculan el germen de la separación como solución. Dar todo, significa todo, incluyendo la defensa a sus propios corrompidos y corruptores porque serán para ellos “nuestros hijos de perra”. Nuestro, es el palabro. Y lo triste por venenoso es que esos hijos de perra serán los líderes de la patria nueva, de la patria “querida”. La Cataluña actual del “proces” se fue fundamentando desde el caso Banca Catalana, cuándo los investigados por corrupción se envolvieron en la bandera para hacer creer que atacar a banqueros corrompidos era atacar a la patria. En paralelo, con el cultivo del patrioterismo cosecharon  una organización con definidos tientes mafiosos, que lo fue pudriendo todo, y poco a poco lo han conseguido. Para ello contaron con la ceguera voluntaria de los nacionalistas contrarios que para mantenerse en sus miserables poltronas iban aprendiendo hablar en catalán en la intimidad y entre ambos sostenían esa cosa de ellos que llaman patria. La patria de la familia Pujol, la patria la familia del Palau, la patria de la ITV, la patria de la familia  Gürtel, la patria de la familia Bárcena, la patria de la familia del Partido Popular, la patria de los EREs de Andalucía, la patria de los Camps, la de los Mata, la de los Rato. La patria de los degenerados que ponen el huevo en paraísos fiscales y cacarean aquí. Ese degenerado patriotismo construido como manto para tapar la mierda haciendo próceres a los mangantes, A los  que engordan sus ganancias mientras esquilman  la educación de la gente, la sanidad de la gente y los hogares de la gente. A todos estos jodidos  los  compensan con sentimientos miserables y mentirosos dándoles como enseña de grandeza un trapo de colores con una estrella añadida y copiada, para que se contenten y se regodeen en su complejo de inferioridad, desgracia que por supuesto es culpa de otros, del adversario que desean enemigo.

 Parecía que toda esta bajeza moral haría nacer una reacción regeneradora de la dignidad, la coherencia, la razonabilidad y el sentido común, pero el ansia de ascender por parte de personajes pusilánimes, grises y gritones no lo ha posibilitado. La izquierda para participar en el pastel del nacionalismo dice auténticas bobadas, y ni siquiera se sonroja; y no se sabe si ello obedece a la indignidad o a la ignorancia.  Hablan de derecho a decidir y de referendo, pero no dicen sobre qué se ha de decidir o refrendar, mediante qué procedimiento; cómo prevén ignorar la Constitución. Para cambiarla ni proponen qué. No se atreven, del engaño sacan más réditos. El concepto democracia lo usan como usan el de la corrupción, para tirárselos unos a otros, sin defender la democracia ni atajar la corrupción. Viven de la osamenta. No pretenden reformar las leyes, ya le valen las que hay para fustigarse entre el humo y la inmundicia. Si encuentran la decencia que nunca han tenido y alguna vez propusieran qué hacer, necesitarán tener a su favor dos tercios de los diputados y dos tercios de los senadores, y cuando éstos lo aprueben tendrán que convocar elecciones, y los que salgan elegidos tendrán que aprobar la reforma por dos tercios de diputados y dos tercios de senadores, y entonces sí convocar un referendo, en el que han de votar todos. Todos los ciudadanos españoles que viven en España. Así de claro lo deja el artículo 168 de la Constitución que tenemos, pero por ocultarlo ningún periodista hace la pregunta: ¿Cómo y con qué  pretenden conseguir dos tercios de diputados y senadores en dos legislaturas consecutivas, y que luego que en referendo todos los españoles acepten que solos  los de una esquina del país decidan  sobre la soberanía? El veneno nacionalista  se disfraza de pacífico, prostituyen la democracia esperando con ansias que otro ponga un muerto, cuando lo consigan lo taparán con una bandera, y entonces, solo entonces, mandarán a los de siempre a que desobedezcan, a su costa claro. Ellos ponen el veneno gratis, el antídoto lo cobrarán carísimo  si es que lo tienen. La derecha centralista, será coherente y lo hará todo por la cosa, que naturalmente también llaman  patria, en la que ocultan  su propia degradación ética; y hasta se presentarán como salvadores. Sus fortunas ya la tienen fuera a buen recaudo. Entre todos ellos emputecen a España, la violan, la pisotean, la quieren matar,  unos porque dicen que es de ellos y otros porque se quieren llevar el pedazo en el que conservar sus privilegios. Y a los demás, que son la inmensa mayoría, que les jodan; para ello ya le han sustituido el conocimiento de la historia por un cuento infantil más ameno y resumido.                     

Barcelona a 12 de noviembre 2012. RRCH

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