jueves, 24 de diciembre de 2015

PROPUESTA DE REFORMA CONSTITUCIONAL


El Artículo 2 de la Constitución vigente y candidata a ser reformada, literalmente dice: Formularios relacionados

Concordancias“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas” (Y SE LE PUEDE AÑADIR) “Excepcionalmente, las nacionalidades y regiones que la integran, con el voto favorable de la mayoría absoluta de sus respectivos parlamentos, podrán convocar referéndum de autodeterminación incluyendo la posibilidad de independizarse del Estado Español, lo cual deberá ser refrendado en el plazo de tres meses por el voto favorable de  la mayoría absoluta de los ciudadanos que componen el censo electoral de la Comunidad Autónoma que promueva el referéndum.

 

Barcelona a 24 de diciembre  2015.- RRCH

martes, 22 de diciembre de 2015

GOBERNAR ESPAÑA (PSOE, PODEMOS, CIUDADANOS)


          Después del resultado del domingo, cabría una fórmula para gobernar España de forma estable. Para ello los líderes políticos deberían ponerse al servicio del país en detrimento de sus aspiraciones partidistas y personales. Esto sería posible mediante un acuerdo entre PSOE, PODEMOS y CIUDADANO. Veamos: las tres formaciones parecería -según sus manifestaciones prelectorales-, que comparten posturas en contra de la corrupción, y en cuanto a la necesidad de una reforma constitucional. En lo último –la reforma constitucional-, ninguno de los tres ha concretado nada, y siendo evidente que por más que PODEMOS se haya lanzado a posibilitar un referéndum en Catalunya deberá renunciar a tal ilusión atendiendo a que sus resultados electorales se lo impiden, con lo que tienen un argumento objetivo para dejar en suspenso tal iniciativa. En los aspectos sociales CIUDADANOS podría  estirase un poco más, y con respecto a la supresión de las “puertas giratorias” el PSOE no parece que tenga demasiados argumentos para no aceptarlo. En la reforma de la Ley Electoral el PSOE debería sacrificarse un poco, no mucho, y CIUDADANOS y PODEMOS lograría una conquista. Todo acuerdo lo será, en la medida que quienes concurran a pactos salven una proporción razonable de sus postulados y renuncien a las posturas más radicales. Con la suma de los tres juntarían 199 diputados, una mayoría absoluta holgada. La siguiente bondad deberían centrarse en relación al candidato a presidente del gobierno, que no tiene porqué ser diputado, y en tal caso Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera deberían renunciar a ello, pero entre los tres podrían buscar una persona independiente de consenso, que seguro existe entre los españoles.
 
Barcelona a 22 de diciembre del 2015. RRCH

martes, 15 de diciembre de 2015

ASUNTOS INTERNOS O EL DEFENSOR DEL VOTANTE.


           Es razonable entender que todos los partidos políticos constituyen el sostén fundamental e insustituible de los candidatos que destinan a las instituciones. Tales candidatos desarrollan su labor hacia afuera de su formación cuando intenta conquistar el voto del ciudadano, y cuando lo consigue su función institucional también está fuera del partido. Si conforman un grupo parlamentario con mayoría o sin ella, no se puede pretender que además se dediquen a controlar el funcionamiento interno de los suyos, ni tampoco el de sus compañeros de faena. Para ello sería deseable que existiera en cada partido político un estructura de control de los asuntos internos, una suerte de defensor del votante, que con facultades de fiscalización autónoma y ejecutiva controlara tanto el buen hacer interno de su organización, como el externo de sus candidatos electos cuando ocupan una plaza en las instituciones públicas. Sería buena cosas que los votantes, simpatizantes, empleados y funcionarios tuvieran un cause seguro de denuncia de todo aquello que le huela a podrido, y que todas y cada una de tales denuncias sean investigadas con objetividad, celeridad y transparencia; y naturalmente que se hicieran públicas. Hoy por hoy ninguna formación política, ni las nuevas ni las antiguas han planteado tal medida. Tenemos una institución con un nombre precioso que incluso se puso en la Constitución: el Defensor del Pueblo; pero este organismo no defiende nada, solo hace informes sin ninguna potestad ejecutiva; informes  que nadie escucha y si lo oyen no le hacen caso porque pueden no hacerle caso. Por tanto el Defensor del Pueblo ya es una institución amortizada que bien podría suprimirse, para tiempo después salvarle el nombre y utilizarlo en algo con contenido que haga honor al título. Con una estructura independiente y bien dotada dentro de las formaciones políticas podíamos haber sabido, por ejemplo si el Sr. Monedero de Podemos realmente realizó un estudio solvente y aprovechable para el gobierno de Venezuela; saber en qué consistió, qué valor tuvo; saber si el trabajo se hizo como persona física y después se creó una sociedad mercantil para hacerle heredar facturas en una especie de tentativa de ingeniería financiera al estilo de la casta; tentativa desbaratada cuando la prensa la descubrió, no antes. Con una estructura de asuntos internos dentro del PP, el Sr. Rajoy hubiera podido conocer en tiempo útil la podredumbre de su organización, y hubiera tenido imposible ampararse en la ignorancia fruto de su distracción. Con uno mecanismos similares dentro del PSOE el Sr. Chaves y el Sr. Griñan hubieran conocido el mangoneo de los EREs previamente a que se convirtiera en lo que fue. Sin tales estructuras de control resulta que cuando unos periodistas lo descubren, se sienten todos traicionados, y es lógico que así se consideren, puesto que desgraciadamente prefieren pasar por bobos antes que por  cómplices o encubridores de la traición al ciudadano.  Ahora bien, eso difícil cuando no imposible que el bobo salve su honor siendo presidente del gobierno, senador, parlamentario, presidente de una comunidad autónoma, embajador en la India o ideólogo de los que Pudieron. Cuando se obliga al ciudadano a elegir al menos malo generan un desánimo que no propicia precisamente la regeneración democrática, si acaso el ir tirando.

           Ayer el Sr. Sánchez le dijo al Sr. Rajoy que no era un político honrado, el otro le contestó que era un miserable y alguna cosilla más, los de Sánchez contentos por el dedo que el suyo metió en el ojo del otro, y los de Rajoy contentos por la actuación de su líder esquivando puyazos. Los espectadores vieron una pelea de dos gallos que intentaban distraerles con el vuelo de algunas plumas,  aunque ninguno de los dos propuso medidas concretas y entendibles para que lo que ya ha sido no vuelva a suceder.

 Al fin y al cabo entre lo mediocre, que cada cual elija al menos malo; es lo que hay.   

 

Barcelona a 15 de diciembre el 2015. RRCH.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Descrédito del Político.-


 

          La corrupción en las esferas políticas se concreta en la consecución de ventajas personales, mediante  mordidas, comisiones, coimas o favores que, aquellos que las brindan, se compensan con creces a cargo del erario, del dinero de todos.  Los corruptos y los corruptores se valen de similares mecanismos que los estafadores: representan una ficción para engañar, al que acaban desplumado. El engañado, por el hecho de serlo, confunde  la puesta en escena con la realidad. Aun así, la corrupción no es en sí misma una estafa, ésta se comete antes: engañando a los ciudadanos para que les voten y así entrar en el círculo de los corruptibles, y en él, unos se corrompen y otro no.  El descrédito de los políticos no es únicamente el resultado de la corrupción, que también, sino el de la estafa, que es un concepto más amplio. La estafa se apoya en el atractivo, de lo deseado por parte de la víctima, que persigue lo rápido, fácil, barato, bueno y bonito; y demasiados políticos caen en hacer tales ofrecimientos. Cierto que algunos lo hacen como medio para un buen fin, como una suerte de estafa por imprudencia, no obstante, también así se ganan el descrédito.

          Yendo al grano, puede entenderse que Pablo Iglesias haciendo esfuerzos por desactivar el independentismo en Catalunya, caiga en la bobada de prometer, diciendo que si él llegara a ser Presidente del Gobierno de España, haría un  referendo de autodeterminación (independencia si o independencia no) en el plazo de un año. En todo caso sería una estafilla frustrada por tentativa inidónea, si lo hace con la íntima convicción que no va a ser presidente de España. Pero en todo caso asumiendo una buena carga de futuro descrédito: malo es mentir y malo también no tener ni idea de lo que se dice.  Para cumplir lo prometido el hombre tendría que conseguir dos tercios de los escaños del Congreso y otros dos tercios de los del Senado; proponer la reforma constitucional, que se la aprueben por dos tercios en un sitio y en el otro; disolver las cámaras, convocar elecciones generarles; ganarlas de nuevo por dos tercios, que los nuevos diputados y senadores por mayoría de dos tercios le confirmen la reforma; convocar un referéndum en toda España y que la Constitución nueva sea aprobada por la mayoría, y luego convocar el referendo en Catalunya con arreglo a la Constitución nueva. Y además que los catalanes digan que no, puesto que eso también lo pretende el Sr. Iglesias. Para llegar a ello, convenciendo a tanta gente -que al parecer hoy no lo está-, le sería más fácil conquistar a tres cuarto de millón de los catalanes independentistas para que dejen de serlo o vuelvan a ser españoles como lo eran hace unos pocos años.  Si esto último no le sale, serán menos los que se sientan frustrados. Decir lo que a cada uno le salga de la entrepierna, no parece la mejor manera de restablecer la credibilidad en la clase política.

Barcelona a 10 de Diciembre del 2015. RRCH