Una de las afirmaciones que sustenta el nacionalismo es que,
todos tenemos raíces en alguna parte. Lo de las raíces no es más que una
floritura lingüística; todos tenemos piernas a diferencia de los árboles y con
ellas podemos situarnos en las partes que nos de la gana o dónde nos obliguen
las circunstancias. Aunque es cierto que, desde cuando nacemos y por unos años
no podemos desplazarnos autónomamente, tiempo que aprovechan los demás para
manipularnos con las cosas de las raíces, y generalmente lo hacen aquellos que
no se han movido mucho y han sido convenientemente aleccionados por los que
mucho se mueven.
Luego viene lo de la
sangre en consonancia con los apellidos, que ya es más gracioso porque cuentan
los apellidos de presente a pasado y si llegan a la octava o novena generación
ya se ponen el marchamo de ser de toda la vida, como si la sangre les haya
llegado por generación espontánea a la novena generación previa a los
portadores actuales. Es verdad que el lugar de nacimiento si además se ha
estado allí al menos hasta pasar la adolescencia suele tener algún significado emocional,
especialmente cuando se recuerda la infancia desde la edad adulta. Ese lugar
suele ser muy restringido, de escasos kilómetros a la redonda, con el epicentro
en la casa familiar, sin abarcar ni de cerca la total geografía hasta sus
fronteras de lo que luego se hace llamar nación o patria. Esto no es más que el
resultado de motivaciones exógenas efectuadas por la ideología de los voceros
de la historia que acentúan los episodios que más les conviene para lo que
quieren transmitir. El reparto de territorios con sus fronteras poco tiene que ver
con el interés y bienestar de sus pobladores, aunque es verdad que algunos de éstos
acaban convenciendo al resto con argucias emocionales que generalmente no van más
allá de la propagación de la aporofobia. La intensión de segregar a los pobres.
De
ahí que, lo de constituir la Comunidad Autónoma de Tabarnia (Barcelona y Tarragona)
fuera de Cataluña y dentro de España, es una de las bobadas más geniales que han
surgido en estos últimos meses, en tanto que pone a los separatistas/separadores
frente al espejo. Y todas las bobadas si se cultivan y repiten, se pueden hacer
serias. Veamos…
Barcelona a 29 de diciembre del
2017, RRCh.