viernes, 29 de diciembre de 2017

TABARNIA


       Una de las afirmaciones que sustenta el nacionalismo es que, todos tenemos raíces en alguna parte. Lo de las raíces no es más que una floritura lingüística; todos tenemos piernas a diferencia de los árboles y con ellas podemos situarnos en las partes que nos de la gana o dónde nos obliguen las circunstancias. Aunque es cierto que, desde cuando nacemos y por unos años no podemos desplazarnos autónomamente, tiempo que aprovechan los demás para manipularnos con las cosas de las raíces, y generalmente lo hacen aquellos que no se han movido mucho y han sido convenientemente aleccionados por los que mucho se mueven.

        Luego viene lo de la sangre en consonancia con los apellidos, que ya es más gracioso porque cuentan los apellidos de presente a pasado y si llegan a la octava o novena generación ya se ponen el marchamo de ser de toda la vida, como si la sangre les haya llegado por generación espontánea a la novena generación previa a los portadores actuales. Es verdad que el lugar de nacimiento si además se ha estado allí al menos hasta pasar la adolescencia suele tener algún significado emocional, especialmente cuando se recuerda la infancia desde la edad adulta. Ese lugar suele ser muy restringido, de escasos kilómetros a la redonda, con el epicentro en la casa familiar, sin abarcar ni de cerca la total geografía hasta sus fronteras de lo que luego se hace llamar nación o patria. Esto no es más que el resultado de motivaciones exógenas efectuadas por la ideología de los voceros de la historia que acentúan los episodios que más les conviene para lo que quieren transmitir. El reparto de territorios con sus fronteras poco tiene que ver con el interés y bienestar de sus pobladores, aunque es verdad que algunos de éstos acaban convenciendo al resto con argucias emocionales que generalmente no van más allá de la propagación de la aporofobia. La intensión de segregar a los pobres.

De ahí que, lo de constituir la Comunidad Autónoma de Tabarnia (Barcelona y Tarragona) fuera de Cataluña y dentro de España, es una de las bobadas más geniales que han surgido en estos últimos meses, en tanto que pone a los separatistas/separadores frente al espejo. Y todas las bobadas si se cultivan y repiten, se pueden hacer serias. Veamos…

Barcelona a 29 de diciembre del 2017, RRCh.

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