martes, 6 de marzo de 2018

EL SUICIDIO DEL SOCIALISMO


No parece ser verdad que haya una crisis de los partidos políticos, puesto que la derecha sabe utilizar muy bien la sustitución de un partido por otro, y de un líder gastado por otro nuevo. Y así mantienen coherentemente la defensa de los intereses de su clase. El problema lo tiene el socialismo; la socialdemocracia. En Francia, en Alemania, ayer en Italia, y posiblemente en poco tiempo en España, el socialismo, la socialdemocracia se va diluyendo, desapareciendo. Y lo peor es que no aparecen corrientes que le sustituyan en el mantenimiento de los intereses que originariamente defendía la socialdemocracia, y ello va acrecentando el número de personas que sintiéndose abandonadas por formaciones políticas que se interesen por sus necesidades solo pueden reaccionar con un voto de protesta, un voto anticapitalista, antisistema, anti-todo, de castigo. Porque cuando no hay nada que merezca ser defendido solo queda oponerse a lo que hay.

      Hoy en España, las formaciones políticas que se autodenominan socialistas, socialdemócratas o sencillamente de izquierda, están haciendo exactamente lo mismo que los votantes desnortados, sencillamente se oponen a todo lo que hay adaptándose a la incapacidad propia, asumiendo la ineptitud para proponer qué se ha de defender. No se crea nada estando en contra de todo.

      Las cuestiones que hoy están encima de la mesa, como el supuesto ataque gubernamental a la libertad de expresión se centra en defender a los que expresan insultos, desprecio, amenazas y estupideces contra los contrarios. Pero ninguno defiende cómo se ha de regular, si es que se ha de regular, asumiendo que, si no se ha de regular, si cada cual puede decir, publicar y propagar por internet todo lo que le salga de las tripas, habrá que asumir que el machismo, el racismo, la aporofobia, y todas las ideas discriminatorias se expresen con libertad.

       Lo mismo sucede con los que son políticos presos para algunos y presos políticos para otros.  Éstos serán una cosa o la otra en función de los hechos que sean considerados delitos y de la regulación que tenga la prisión provisional; pero nadie de la izquierda propone qué hechos que nos gustan no han de ser delitos y los son, y qué hechos que no nos gustan han de considerarse delitos y no lo son. Nadie de esta supuesta izquierda propone para qué delitos, para qué delincuentes, y en base a qué criterios definidos se ha de regular la prisión provisional.

      Igual pasa con las cuestiones territoriales, hay separatistas y unionistas, todos con banderitas, pero nadie de la izquierda propone cómo y de qué manera tenemos que reformar la Constitución para que se queden los que quieran quedarse y se vayan los que no quieren estar.

      Lo mismo con las pensiones, nadie de la izquierda propone cómo se han de mantener, si las cotizaciones de los que trabajan no alcanzan, ya sea porque los salarios son bajos o porque los jubilados viven más años: ¿con qué impuestos se han de soportar?, ¿qué se ha de defender? ¿Le ponemos un impuesto a los bancos? Bueno, tiremos por ahí, pero no solo porque se diga ya está. No está.

      La educación, igual, no está bien regulada, pero nadie de esa izquierda propone, publica y debate cómo se ha de solucionar; ¿qué hemos de defender para que ello sea posible? ¿De dónde se ha de sacar los fondos para atender a las becas de los que las necesiten?

      Existe desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, pero nadie propone medidas que incentiven la igualdad como podría ser de discriminación positiva a nivel fiscal, haciendo más atractiva la contratación de mujeres atendiendo que éstas son las que tienen los hijos, y queremos seguir teniéndolos. 

      La juventud tiene difícil su futuro, decimos. Pero nadie de la izquierda propone cómo solucionarlo, más allá de darles motivos para la inacción, para el entretenimiento o para que estén en contra de todo. Nada que defender.

      Si la socialdemocracia, el socialismo o la izquierda no aporta soluciones defendibles para atajar la corrupción, las discrepancias territoriales, las desigualdades, el sostenimiento de las pensiones, la educación y el futuro de los jóvenes, entonces, ¿por qué la gente les va a votar? Al parecer los partidos de izquierda solo atienden a las encuestas, y nada hacen para superarlas, se conforman con mantenerlas, y no las mantendrán porque es están suicidando.

 

Barcelona a 6 de marzo del 2018. RRCh

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