miércoles, 11 de marzo de 2020

MILICADA


Hace unos días, con ocasión de la asunción del hoy presidente del gobierno y jefe de estado de Uruguay, Don Luis Lacalle Pou, vi la fotografía de él rodeado de militares de porte hierático. Seguro que ninguno de ellos fue elegido democráticamente exceptuando al Sr. Lacalle que se veía satisfecho con esa suerte de guardia pretoriana de salvaguarda. Y me acordé de lo que había escrito varios meses antes y que transcribo, y me produjo una sensación extraña, en el fondo quería estar equivocado, pero no, por desgracia. Barcelona 11/3/2020.



URUGUAY VS. FUERZAS ARMADAS



Salvo error por mi parte, hace un par de días se aprobó por el Senado de Uruguay la Ley Orgánica Militar que modifica la vigente de 1974. De entrada, ya resulta difícil asumir que desde la caída de la dictadura y durante más de 30 años de democracia, los militares se hayan regido por la ley promulgada por la dictadura, que si no recuerdo mal se inició a mediados de 1973. Incomprensible es también que las formaciones de izquierdas propongan la reforma después de unos 15 años de estar en el gobierno y unos meses antes de las próximas elecciones. Las modificaciones tales como la supresión de los Tribunales de Honor, que al parecer han sido idóneos para encubrir los desmanes de los milicos después del golpe de estado, ya sorprende que haya existido hasta ahora, como también la existencia del concepto seguridad nacional atribuido a las fuerzas armadas, que ahora se sustituye por el de defensa nacional. Nunca he entendido, porque jamás he recibido una explicación razonable, sobre, ¿para qué sirven las Fuerzas Armadas en Uruguay? ¿Qué beneficio o qué utilidad ha reportado a la ciudadanía desde 1825 hasta aquí? Con la nueva ley orgánica militar existirá un general por cada 140.000 uruguayos y un coronel por cada 14.000, cuando por ejemplo en España hay un general por cada 235.000 españoles y un coronel por cada 45.000.  He visto también que un político uruguayo ha planteado crear una Guardia Nacional dependiente de las Fuerzas Armadas para combatir la delincuencia. Ese planteamiento de entrada descubre que para dicho político el país tiene al menos dos problemas sin resolver, uno que la policía no es suficiente para reprimir la delincuencia, y dos, que si las Fuerzas Armadas pueden dar ese servicio es que están ociosos. Ahora bien, darle como trabajo a los milicos ociosos la militarización del país no parece lo más idóneo, entre otros motivos porque no tienen preparación ni el avituallamiento para actuar en el medio civil. No obstante, a esa idea se le puede encontrar una utilidad, que no es otra que utilizar los medios económicos que se destinan a las Fuerzas Armadas para la policía, servicios sociales de reeducación de la marginalidad y protección civil. Puede que sea más necesario un buen cuerpo de bomberos. Seguramente me equivoco, pero tengo la sensación de que persiste una posición reverencial frente a los milicos y se les sigue tolerando para que al menos se crean que tutelan a los políticos, y éstos le pagan. ¿Cuánto cuesta a cada uruguayo mantener a las Fuerzas Armadas? ¿Qué porcentaje de los presupuestos generales del Estado se destina a su subsistencia?



Barcelona a 19 de Julio del 2019. RRCh

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