jueves, 28 de mayo de 2020

MARLASKA


Ser ministro en el momento actual no ha de ser tarea sencilla, máxime cuando ese gobierno se compone por necesidad -no por voluntad-, de cuadros políticos con intereses partidístisticos enfrentados, y de personas desbordadas por sus propios egos. En tal situación es fácil errar, no obstante, en el caso del tal Pérez de los Cobos parecía más fácil acertar que meter la pata si se hubiera empeñado algo más. Especialmente si hubiera tenido en cuenta como debió tenerla, que el gobierno al que pertenece está rodeado de enemigos en el sentido estricto del término, y no de adversarios políticos que compitan por aportar las más solventes y razonables soluciones a la problemática real del país. El patriotismo se circunscribe a trapos y no a la gente.
 Ni el PP-VOX-Cs les darán jamás apoyo para lo más elemental -por más necesario y positivo que lo sea-, ni tampoco lo hará ERC-BILDU ni otros nacionalistas, dado que los primeros quieren eliminar a los segundos y éstos a los primeros, y en ese enfrentamiento irracional preñado de complejos y mezquindades, el gobierno está en medio, recibiendo tiros de los unos y de los otros porque ambos le consideran un parapeto prioritario en el derribo. Ni el bloque PP-VOX-Cs ni el de los separatistas tienen el más mínimo interés en aportar ideas para aliviar si no solventar las consecuencias de la pandemia del Covid-19, sencillamente tales consecuencias la utilizan como munición para empeorar lo más posible el ambiente y así instigar a sus seguidores al derrumbe del gobierno, y si puede ser, también a todas las instituciones para crear otras ajustadas a sus intereses.
Sabía perfectamente Marlasca que el tal Pérez de los Cobos para unos es un héroe de la Guardia Civil merecedor de subir a los altares, y para los otros un personaje siniestro que ya debía estar preso y disuelta la misma Guardia Civil. Debía saber Marlaska que el cese del personaje constituiría para los dos bloques un entretenimiento poderoso para tapar todos los problemas que de verdad existen, tirándose pedradas mutuamente y eludiendo cualquier responsabilidad en resolver lo que realmente importa.
          Ahora quedó, porque lo parece, que el pobre Pérez de los Cobos fue cesado por haber cumplido una orden judicial de investigar en secreto la actuación gubernamental en la atención a la pandemia, y nadie se cree que su cese obedezca a la reestructuración de equipos como dice el ministro.
Claro, si Marlaska hubiera esperado leer el informe supuestamente dirigido por Pérez de los Cobos -que al parecer ni ayer el ministro lo había leído, aunque fue publicado en varios medios días antes-, no solo hubiera tenido una razón clara y eficaz para cesarle, sino que se hubiera visto en la imperiosa necesidad de hacerlo, a juzgar por lo menesteroso que resulta el informe de investigación; y de paso le hubiera restaurado brillo a la Guardia Civil.
Barcelona a 28 de mayo del 2020, RRCh.

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