viernes, 21 de mayo de 2021

Los que defienden a su gente y los que se defienden detrás de la gente

 

En los conflictos armados que venimos viviendo y vivimos se advierte la absoluta desigualdad en las fuerzas enfrentadas.

        Es evidente la superioridad armamentística de Israel sobre Palestina y la consecuente mayor magnitud en número de muertos padecidos por los últimos frente a los primeros. Ello genera un choqueo emocional a las personas que no sufrimos los daños de forma directa y nos produce un sentimiento solidario con los que más pierden y mueren, en este caso los palestinos, y un rechazo a la aparente prepotencia israelí.

       Ahora bien, no parece razonable que pensemos que tales conflictos y matanzas se producen por generación espontánea.

        Hamás que maneja el destino de los palestinos, es una organización acusada por Amnistía Internacional y Human Rights Watch por crímenes de guerra, asesinatos y torturas de judíos, y también de palestinos. Considerada organización terrorista por países democráticos como Japón, Canadá y Australia entre otros. Fue fundada por un jeque sobre la premisa que el islam es la solución por el camino del sacrificio y el martirio con el fin de acabar con Israel, y comenzó atacando a Al-Fatath fundada en 1958 por Yasser Arafat como organización laica y socialista enfrentándose al dominio inglés sobre Palestina, que luego en 1964 se convirtió en la OLP en pro de una Palestina independiente al margen de la religión.

       Hamás expulsó a Al-Fatath de la Franja de Gaza en el 2006 desplazándola a Cisjordania, aunque en el 2017 se reconciliaron en la Autoridad Nacional Palestina, aunque sigue siendo apoyada por la Yihad Islámica (término interpretado por ellos como guerra santa contra los infieles).

       Los sacrificios padecidos por los judíos desde siempre y especialmente desde el primer tercio del pasado siglo XX no parece ser necesario señalar. La construcción de Israel no fue un camino de rosas precisamente en tanto que fueron recibidos a sangre y fuego por los países árabes vecinos. No obstante, acabaron construyendo un estado próspero y democrático que incluye a partidos políticos de diversas ideologías como el islamista Raam Taal, el comunista Jadash, el árabe-israelí Balad, y el izquierdista Meretz que promueve la convivencia en dos estados: uno judío y otro palestino.  

       Los bombardeos de Hamás sobre Tel Aviv, a pesar de ellos no produjeron el mismo número de muertos que los que Israel dirigió a Gaza, en tanto que los judíos además de armamento, para defender a su gente tienen refugios subterráneos donde esconderse y los de Hamás los tienen para esconder el armamento en túneles debajo de las casas de su gente. Los judíos defienden a su gente y los de Hamás se defienden detrás de la gente. Y ello no implica que los palestinos no tengan derecho y legitimación para defender lo que consideran propio, ni que la actuación de Israel sea proporcionada, ni que el gobierno judío esté actuando bien presumiendo de superioridad moral para mantener su integridad étnica rechazando la diversidad.

       No obstante, al igual que lo sucedido y que sigue sucediendo en Ceuta con la entrada de miles de inmigrantes en pocas horas desde Marruecos -muchos de los cuales son menores y hasta bebés- motivados por el “enfado” de un rey cuasi absolutista que aprovechando la miseria en que los ha hundido, los usa como carne de cañón abriéndoles las puertas para que salgan, y desde aquí acabamos atribuyendo responsabilidades sobre la protección de los derechos humanos a los estados y gobiernos que se sienten compelidos a tal protección, sin criticar y hasta a veces justificando la actuación de los que desprecian tales derechos de sus propios ciudadanos.

       Sin despreciar las culpas que pueden atribuirse a los judíos, habría que preguntarse si los palestinos muertos son víctimas de Israel o de Hamás, o en qué proporción de los unos o de los otros, y si los inmigrantes que sufren son responsabilidad de los países a los que acuden, o de los países de los que salen yermos de esperanzas sin más posesiones que sus propios cuerpos.

        Y, ¿cómo se puede proporcionar ayuda a estas personas en su lugar de origen si allí están dominados por sátrapas que dicen representarles y destinan las ayudas económicas recibidas a engordar sus propias alforjas y amontonar lujo?

 

Barcelona a 21 de mayo del 2021. RRCh

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