Si bien no parece que
existan motivos jurídicos para que el Gobierno otorgue indultos a los políticos
separatistas catalanes condenados por sedición, tal como prolijamente refiere
el informe de ayer del Tribunal Supremo, en el que no se ahorra tinta para de
paso atacar políticamente al Gobierno, ni tampoco es del agrado de los
separatistas que serían beneficiados que ni siquiera lo han pedido, sino que lo hicieron terceros por ellos; pero sí existen razones políticas para
otorgarlos con ciertas condiciones, entre ellas mantenerles inhabilitados y
hacerles pagar las cuantía económicas por los delitos de malversación de
caudales públicos.
Las razones políticas también son legales puesto que emanan de
la misma ley de indultos que, aunque es del siglo XIX está en vigor con las
adicciones jurisprudenciales que a lo largo de los años se les ha añadido, y en
tanto que son preceptivos los varios informes que requiere su tramitación entre
ellos el del tribunal sentenciador, no son vinculantes. Al no ser vinculantes, los
indultos son un instrumento de disponibilidad política del Poder Ejecutivo.
En los tiempos en que vivimos, donde los discursos se resumen
en frases y las frases en palabras que se convierten en estandartes, la
encontrada por el presidente Sánchez en el término “concordia”, puede dar
juego.
El separatismo es la antítesis de la concordia, pero
rechazarla expresamente dañaría al victimismo en el que en esencia se apoyan
ellos. Parecería que ese intento de concordia por parte del Gobierno otorgando
los indultos podría romper el “cuanto peor mejor” desluciendo sus discursos de
estado opresor. Cierto es, por contra, que la concesión de indultos dará (ya
está dando) munición a la derecha españolista contra el gobierno, especialmente si es
retroalimentada por el separatismo que en lugar de apaciguarse se crezca y
quiera saltar del indulto a la amnistía, y de ésta a la independencia. Si ello
sucede, que es posible, al menos quedará que el Gobierno socialista lo ha
intentado y ello podría hacer reflexionar al votante catalán menguando el apoyo
al separatismo.
Si la concesión de indultos resulta un fracaso para la
concordia, también podría reforzar la posición de Pedro Sánchez, aunque
perdiera las próximas elecciones ante el PP-VOX, habida cuenta que éstos ni
tienen ni se espera que tengan una propuesta contra el separatismo que no
alimente y engorde al separatismo, que es lo que vienen haciendo desde hace más
de una década colmando mutuas necesidades. La derecha españolista participa de la misma premisa que la
separatista: “cuánto peor mejor”, y ante ello, en fin, parecería que apostar por
la concordia sería mejor y cabe la esperanza que así se entienda al menos por
las próximas generaciones de la ciudadanía española.
Barcelona a 27 de mayo del
2021. RRCh.
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