Una empresa, y con ello me refiero a cualquier agrupación
humana encaminada a la consecución de una finalidad concreta, ya sea un país,
una sociedad mercantil, una sociedad civil, una asociación vecinal, un
sindicato o una familia, es como un coche.
Un
coche, o un auto, por aquello de la autopropulsión, está compuesto de elementos
diversos con una finalidad concreta pero insuficiente por sí mismas. Tiene una
carrocería; tiene ruedas, generalmente cuatro; tiene un motor; tiene un sistema
eléctrico; tiene una batería; tiene un sistema de refrigeración; tiene frenos, y
tiene dirección; por lo menos. Si entre todos estos elementos hicieran una asamblea
para discutir cuales de ellos son los más importantes, saldría el representante
de las ruedas diciendo que ellas son las más importantes porque son la conexión
indispensable del auto con el suelo, sin ellas el coche no se mueve. Y le replica el motor, que el más importante
es él, sin él ni siquiera hará ruido; y la carrocería se mata de risa diciendo
que sin ella el motor y las ruedas estarían tiradas por el suelo porque ella es
la infraestructura que todo lo sostiene; y el sistema eléctrico socarronamente
les dice que el más importante es él, maneja el encendido, las luces, la refrigeración
y que sin ello no hay autopropulsión. La batería desde un rincón les recuerda a
todos que cuando ellas se agota el sistema eléctrico es un montón de cables
inútiles; y los frenos chillan que si ellos no paran solo harán un viaje. Los
representantes de los elementos del motor le recuerdan a éste, que sin la
carburación y los cambios poca fuerza puede hacer; dentro de los componentes de
la carrocería apuntan que sin la amortiguación durará un rato; entre los de las
ruedas dice la de la izquierda delantera que, si ella se desinfla a ciento
veinte quilómetros por hora, todo se irá de culo. La dirección afirma que si
ella se pone dura se saldrán todos del camino en la primera curvita… A todo
esto, el conductor que les está escuchando le dice, ¡ja, ja!, si yo no me pongo
al mando no servís para nada, y todos les respondes, sin nosotros no tienes
coche, ni auto. Y todo tienen su razón, hasta un manguito del radiador, una válvula,
una bujía, un asiento que se va para atrás o una puerta que no cierra…
Al
final para que el coche sea un auto y cumpla su función de llevar a las
personas de un punto a otro, todos tiene que hacer su trabajo, y todos los
trabajos que tienen que hacer, son necesarios para que la cosa se mueva y
cumpla su cometido de forma satisfactoria. Es cierto que unos componentes son esenciales
y otro solo necesarios; seguramente esenciales son la carrocería, el motor, las
ruedas, los cambios, los frenos y el conductor, pero sin lo demás el conductor irá
tan incómodo que hasta puede dejar el auto e irse andado.
Barcelona a 30 de julio del 2021. RRCh.
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