martes, 21 de febrero de 2023

Los extremos de la izquierda que se hacen fascistas

 

 

Al parecer el escenario ideológico, ético y moral de los humanos, se puede esquematizar como un aro semi abierto en el que los extremos se rosan, pero no se tocan y si lo miramos desde el centro, una punta queda a la derecha y la otra a la izquierda. Tales extremos, precisamente por su cercanía, y aquello de que el rozamiento hace el cariño, se atraen al compartir un lugar central entre ambos extremos.

Hoy resulta preocupante, cuando no pavoroso, observar como una parte sustancial de la extrema izquierda se hace fascista y sin complejos se revuelca juntos en el barro con los fascistas de la derecha, compartiendo sus esencias militaristas, segregacionistas y especialmente sus creencias redentoras. Los creyentes de la izquierda fascista hacen oídos sordos y se muestran voluntariamente ciegos ante las atrocidades ejecutadas por embrutecidos sátrapas como Daniel Ortega y su hada madrina Sra. Murillo, ante Maduro y ante el entenado castrista Diaz-Canel, entre otros.

 Y así los fascistas de izquierda no ven ni oyen, ni quieren ver ni oír, las desgracias que viven las personas que curiosamente se expresan en el mismo idioma que los criminales Ortega, Maduro y Díaz-Canel, y contentan su menesterosa ética y disminuida moral, comparando a éstos verdugos de su propia gente con las ciertas y maléficas acciones ejecutadas por los Estados Unidos de Norte América y todas las maldades del capitalismo occidental; con ello se siente satisfechos, comprenden y callan. Los fascistas de derechas comprenden y aplauden a los bolsonaristas, los pinochetistas y a los trumpistas, entre otros.

 Pero resulta que ahora han encontrado un común denominador en ese libertador universal llamado Vladimir Putin, y los fascistas de izquierda se hermanan con los fascistas de derecha, ante el enemigo común que para ellos es el capitalismo occidental cristiano. Putin para estos fascistas de izquierda y derecha, no se sustenta en una oligarquía que viven en mansiones y se mueven en coches, yates y jet de lujo; no ha invadido a Ucrania matando a miles de ciudadanos; no, la quiere liberar; no mata y manda a matar a los pobres rusos; no, ellos se apuntan henchidos de patriotismo liberador de un Estado sin cloacas; Putin no alimenta a mercenarios desalmados. No. Hemos de hablar con él de buenas maneras y conseguiremos la paz ecuménica dejando las armas. Es fácil. Y en Nicaragua, al prócer Daniel Ortega dejémosle que limpie el patio de malas hieras, como Dios manda…

Barcelona a 21 de febrero del 2023. RRCh.

No hay comentarios:

Publicar un comentario