lunes, 29 de abril de 2024

POLARIZACIÓN POLÍTICA

 

Si hay en el mundo llamado occidental una polarización política y en unos lares más que en otros, será porque hay dos polos, y un polo ataca al otro como enemigo irreconciliable y no como compañero de viaje discordante o adversario; si fuera así, cabría pensar que, con que uno de los polos deje de ser polo, el otro polo se queda sin trabajo.

  Al parecer la polarización se basa en presunciones de pronósticos apocalípticos que se exponen como conclusiones verdaderas e irrefutables. Pero unos y otros, esto es: un polo y su contrario, generalmente se ahorran exponer los hechos y razones sobre los cuales llegan a la conclusión, y como es muy difícil e incómodo oponerse seriamente a una conclusión sin conocer los hechos que lo fundamentan, entonces se ataca la conclusión negada con otra conclusión afirmada sobre otro caso distinto que tenga algún parecido aunque sea remoto,  y haga daño.

 Por ejemplo, si se afirma la presunta implicación en actividades ilícita de un familiar de un político, el aludido se ofende y airadamente en lugar de exigir que el que hace la afirmación explicite de qué hechos, indicios racionales o pruebas extrae la conclusión que vincule al familiar con él y su actividad política, simplemente ataca al que le ofendió con otra conclusión de otros hechos ilícitos que imputa sobre un familiar, pariente o allegado del ofensor.

 Como al ciudadano que observa esto, se le han hurtado el conocimiento de  los hechos, indicios o pruebas de las dos conclusiones, puede pensar que las dos son verdaderas y los dos son corruptos o aficionados a serlo,  o sencillamente cree que es verdadera lo afirmado por el que le cae más simpático y que es falso lo dicho por el que le resulta más antipático, asumiendo así como conclusión propia lo que es la conclusión de otro, porque él no tiene ni idea de dónde viene la cosa, solo ha visto y oído que se pelaran dos contrincantes y él ha decidido creerle a uno por cuestiones exclusivamente emocionales.

En cambio, si cuando un político recibe la conclusión de su adversario diciendo que un familiar suyo cometió un hecho delictivo o inmoral, y en lugar de buscar otra conclusión que no tenga una relación de causalidad con lo imputado, le exigiera al acusador con sumo respeto y consideración que exponga los hechos y circunstancias sobre lo que fundamenta la ofensa y en ello centra la discusión, puede que el ciudadano expectante llegue a conclusiones propias. Y para ese diálogo o discusión no es necesario atacar personalmente al emisor de la conclusión. Y, si estuviéramos de acuerdo en esto, cualquiera de los dos polos puede dejar de serlo, y si el otro sigue insultando porque su conclusión se sustenta en hechos indemostrables, falsedades, exageraciones o chismes, quedará éste en evidencia frente al ciudadano que posiblemente jamás le vote. Porque, al fin y al cabo, la polarización no es otra cosa que el resultado de haber llegado a la conclusión por ambos polos, de que con el barullo ganan votos de los ciudadanos que entre los dos intentan idiotizar situándolos en bandos opuestos e irreconciliables para que se entretengan mientas les envenenan con pequeñas, continuas y sucesivas dosis de mierda edulcorada que acaban normalizando. Y si normalizamos la mierda con azúcar, ellos nunca buscaran las alternativas (que las hay) para alimentarnos de forma saludable.

Barcelona a 29 de abril 2024. RRCh

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