Han sido muy ilustrativos los discursos
del Papa en Brasil, y mejor los que pronunció sin papeles. Estupendo. Ojalá que el lío que armó allí lo pueda
desarrollar aquí, no vaya ser que lo enjaulen o se autocensure. Esperemos que no
se le haya escapado que la gente está buscando desesperadamente a una persona
con autoridad que alivie sus frustraciones y lidere las ansias de sentido común,
que proporcione criterios de honestidad y de verdad, y además los lleve adelante
hasta convertirlos en realidad. No dentro de cien años, sino pronto. Todo
hecho es engendrado por una idea, expuesta en unas palabras, en un discurso; pero
así como se engendra se puede malograr y no ver la luz, lo que sería una
traición. El mundo occidental está harto de traiciones, de discursos redondos
con hechos achatados. No hace falta ahora que el Papa se ponga a reivindicar el
matrimonio homosexual ni el aborto, nadie le pedirá peras al olmo. Basta con
que limpie de forma definitiva y transparente las finanzas del Vaticano y deje de ser madriguera
de mafiosos; basta con que aclare, denuncie y envíe a los tribunales de
justicia civil a los pedófilos que se esconden bajo sotanas; basta con que
ponga freno a los obispos principescos que intenten subvertir la educación
laica para manipularla con soflamas clericales que nadie entiende ni acepta.
Basta pues, con que concrete ese esbozo de laicidad a la que apuntó. Si
concreta; si transforma las palabras en hechos, hasta los no creyentes le
apoyaremos, y todos o la mayoría seremos cristianos; buenos cristianos. Hemos
de oír, donde corresponde ser oído, y ante quienes se lo merecen, aquello de “fuera
de aquí raza de víboras, mi templo no es cueva de ladrones”, y luego ver cómo
se van para siempre jamás.
Barcelona a 28 de Julio del 2013.-
RRCH
No hay comentarios:
Publicar un comentario