SIRIA
Que el mundo occidental,
presuntamente civilizado y democrático, intervenga militarmente en Siria es un
problema; similar al de no hacer nada. Los lentos avances en el derecho
internacional en pro de los derechos humanos han impuesto como límite -que si
se traspasa merece intervención de Naciones Unidas-, que se mate a la gente
mediante armas químicas. Si se mata a bala no, y tampoco si se matan a bala a muchos.
Sería algo así como permitir la tortura prohibiendo que se le arranque a la
gente, en frio, los dientes y las uñas con una tenaza; esto no, lo demás sí.
Teniendo todo ello un encaje moral dificultoso,
tampoco parece ser el cogollo de la cuestión. La intervención militar
aunque se hiciera con el apoyo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas -instaurado
dicho sea de paso, para “gobernar” la guerra fría, no para controlar la actual
guerra financiera que nos abruma-, choca con la dificultad de saber qué se va a
conseguir con dichas actuaciones. La situación de Siria, como la de casi todos
los países de Medio Oriente, tiene la complicación de no hallarse una alternativa
clara al dictador sanguinario y constitucional que se quiere suprimir. Desde
occidente podría entenderse que se pretenda instaurar un régimen democrático
como el que nosotros disfrutamos, en el cual por ejemplo no se mata a pedradas
a las mujeres, no se suprimen físicamente a los periodistas, ni se bombardean a
ciudades propias de forma indiscriminada para eliminar disidentes - cuidando también
no trasmitir nosotros nuestra corrupción y la desfachatez de nuestros
gobernantes frente a ella-. Ya; ¿pero quiénes en tales países están preparados
para tal cosa? La primera intervención en Afganistán por parte de EEUU para
debilitar en su día la influencia soviética sirvió para armar a Al Qaeda; la
efectuada en Irán no parece que haya conseguido mejorar la situación de los iraquíes,
aunque seguramente sí se ha conservado el control del petróleo para los
magnates no iraquíes, con el perjuicio de no haberse encontrado las armas de
destrucción masiva que hubiera brindado la justificación moral sobre cuya
presunción se destruyó al país con sus gentes. Bashar al- Asad en el 2007 ganó
las elecciones (referéndum con él solo como candidato) con el voto favorable de
más del 97% que son los porcentajes que se consiguen en Cuba y que conseguía
Franco cuando hacía los simulacros de plebiscitos La constitución de Siria
establece que el Partido Baath Arabe Socialista tiene el liderazgo en el
gobierno del Estado sirio. ¡Pero son sus normas!. Que no son
peores que las que tienen Qatar, régimen al que promocionamos por dinero en
España en las camisetas de nuestros futbolistas; ni peores que las que tienen
en Arabia Saudita, por ejemplo. Al
parecer las fuerzas opositoras a Bashar al- Asad tienen tendencias próximas a
Al Qaeda o están infiltradas por ésta; con lo cual una intervención militar en
contra de Al-Asad sólo implicaría sustituir un mal por otro, dejando de paso
una multitud de cadáveres.
Sería un sueño, un bonito
sueño, que Naciones Unidas se convirtiera en una naciones unidas de verdad, y
todas las naciones unidas establecieran un protocolo claro sobre los parámetros
mínimos que todos los gobiernos deberían respetar en cuanto a los derechos
humanos, y que traspasadas ciertas línea rojas, se intervinieran a los
gobiernos infractores instaurando gobiernos provisionales alternativos bajo el
mandato de esas Naciones Unidas, Y ni siquiera resultaría necesaria la intervención
militar, con el bloqueo o el comiso de los dineros y propiedades que tales
gobernantes acumulan en Europa, EEUU y los paraísos fiscales satélites de
Europa y EEUU sería más que suficiente. Todos estos gobernantes miserables y
criminales no matan, humillan y empobrecen a sus gentes por deporte, sino para
acumular y esconder fuera de sus países las fortunas robadas mientras
experimentan la pulsión emocional del absolutismo, de forma y manera que cuando
se les acaba por cualquier causa el tiempo para el expolio puedan disfrutar en
el extranjero del logrado enriquecimiento, generalmente en países muy
democráticos que para salvar “su” situación le dan cobijo y propician el
disfrute de los réditos de la sangre ajena derramada. El actual Consejo de
Seguridad de la ONU, teniendo como miembros permanentes con derecho a veto, a
Rusia, Francia, Reino Unido, China y EEUU, todos ellos capitalistas, ya no
tiene el sentido de equilibrio que pudo tener a su creación en 1946 al
finalizar la segunda guerra mundial y el inicio de la guerra fría.
Sencillamente los que están no tienen más cometidos que defender sus
inversiones y sus influencias para las inversiones mediante la venta de los
instrumentos de exterminio, químicos o mecánicos, que mientras no se usan
paralizan mediante el miedo, y cuando lo usan hacen hueco.
Barcelona a 4 de septiembre
del 2013. RRCH
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