martes, 18 de noviembre de 2014

MORAGO, el canario extremeño.


    Siempre he tenido tendencia a creer que todo el mundo es bueno, y en esa tesitura me convencí que el Sr. Morago, presidente de Extremadura, era un tipo honrado y honorable. Me hacía ilusión encontrar a uno del Partido Popular que fuera decente. Pero buen, tendré que hacerle un hueco en mi tolerancia a la frustración. Igual, resulta que antes tenía yo razón, y al final me pongo contento. Pero por lo que he ido escuchando y viendo de este hombre, ahora creo que es flojo de entendederas. Otro más.

     Cuando le descubrieron que tuvo una novia en Canarias y que la iba a visitar con gastos a cuenta del Senado, pudo decir que se equivocó, que en su momento no cayó en la cuenta que los viajes eran privados y que se los debía pagar él; que eso lo hacían todos; que por que lo hicieran todos él pudo advertir que eso no está bien; que devolvería lo que gastó; que todos los senadores y diputados deberían devolver el coste de los gastos privados, pero qué él tomaría la iniciativa para dar ejemplo. O decir que la gestión se la hacía una secretaria y que no reparó en la cuestión; que en esos momentos estaba en una fase emocional de descontrol hormonal; que no se enteraba…  Pero no, salir blandiendo papelitos que no deja leer a nadie, y que según él le convierten en víctima de una conspiración urdida para lograr su muerte civil, con la tormenta de arena, y demás gilipolleces. No acabo de entender por qué razón  todos los pillados en un renuncio se esfuerzan tanto en hacer creer a los parroquianos que son tontos del culo. Es que, pienso yo, se puede ser gilipollas y también aprovechado, no es incompatible.

            ¡Tamos jodidos, compadre!!
Barcelona a 18 de Noviembre del 2014.-

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