Todo
psicópata puede atribuir sus atrocidades a una colaboración sacrificada con el yihadismo, como una excusa o justificación más
o menos trascendente o más o menos religiosa. Y todo gobierno en cuyo territorio se recogen
víctimas de la acción de éstos psicópatas, atribuyendo tales acciones a los
yihadistas parece que encuentran a un enemigo común organizado, de forma que hallando
una estrategia para desarticular la cabeza pensante y organizativa de las
matanzas se puede presentar como el inicio de un camino hacia la victoria
contra la maldad. Mediante la unión de los ofendidos. Con ello estamos haciendo
más fuerte al ISIS posibilitando que ellos se atribuyan acciones que para su ejecución
no han tenido que avituallar al lobo solitario, ni entrenarle, ni darle
órdenes, ni siquiera conocerle; él lo
hace solo y a su costa , y nosotros le atribuimos la dirección al ISIS al
tiempo que al psicópata le brindamos una explicación. Si resultara que todos
los que matan a sus mujeres, los que violan, los que conducen en contra
dirección, los que hieren indiscriminadamente a otros, los que roban a mano
armada, los que comercializan con seres humanos y los que trafican con drogas solo
dijeran que lo hacen por la guerra santa y el ISIS lo reivindica, entonces ya
tendremos un enemigo común claro. Así, la claridad se nos hace frente a unas
creencias religiosas ajenas a las nuestras y a una cultura diferente, y por
ello llegarán a ser todos ellos nuestros enemigos comunes. Enemigos que creemos
poder identificar por sus rasgos físicos
y/o por sus costumbres. Igual nos estamos dejando engañar.
Barcelona
a 19 de Julio 2016. RRCH.
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