Esta mañana
falleció Doña Rita Barberá, senadora, y durante muchos años alcaldesa de la
ciudad de Valencia, cargos a los que accedió mediante el voto popular emitidos
con acierto o sin él, posiblemente sin él. A las dos horas de su deceso se
iniciaba una sesión en el Congreso de los Diputados, y su presidenta propuso un
minuto de silencio por el luctuoso acontecimiento. Los diputados de Podemos
capitaneados por Don Pablo Manuel Iglesias salieron del hemiciclo para evitar
guardar dicho instante sin ruido y el Sr. Iglesias declaró que “no podrían participar en un homenaje
político a alguien cuya trayectorias está marcada por la corrupción”. Resulta
imposible poder soportar tamaña grosería de alguien que dice querer representar
a la mayoría de los españoles, por más cenutrio que se pretenda ser, cualquiera
y él también, sabe que un minuto de silencio no es otra cosa que presentar los
mínimos respetos a un ser humano conocido que ha muerto. Pero Iglesias en su
insoportable afán de ser protagonista ante cualquier oportunidad, nos avergüenza
a todos. Los componentes del PP desde Don Mariano Rajoy hasta el último de la
comparsa se duelen y sufren por la pérdida de la compañera fiel, a la que habían
echado del partido y hasta ayer ignoraban para que no contaminara el nombre del
PP y de los que quedan sin ser investigados judicialmente por presunta
corrupción. Ahora la lloran hipócritamente, y no será de extrañar que dentro de
unos días cuando los tribunales de justicia llamen a los ex amigos de la Sra.
Barberá por presuntos hechos delictivos, todos digan que la responsable era
Rita Barberá, la muerta, y que ellos solo actuaban por obediencia debida. En
cambio es de agradecer la actitud de Don Joan Baldoví.
Descanse
en paz Sra. Barberá
Barcelona a 23 de Noviembre
del 2016 RRCH.
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