lunes, 22 de enero de 2018

TRUMP y sus fanáticos.


A este hombre lo van ridiculizando porque al parecer no sabe lo suficiente para ser el Presidente de los EEUU, pero no se valora que este señor no se presentó a las elecciones diciendo que sabía lo bastante para presidir dicho país, sino que sabía ser rico administrando lo heredado y que para él los americanos del norte (excluyendo México y Canadá) serían los primeros. Tampoco dijo en qué serían primeros. Los ciudadanos que le votaron, que fueron muchos, sabían perfectamente cómo era el Sr. Trump, y él sabía perfectamente qué debía decirles para que le votaran. Y esos saberes no convierten a Trump en idiota, si acaso a sus votantes, y no a todos. Los ricos que le votaron no tienen ni pizca de tontos, todo lo contrario, cosechan lo que sembraron y algo más.  El resto que en general fueron pobres o en vía de serlos, vieron en Trump lo que los americanos del norte que hablan inglés quisieron y pudieron ver: un rico que criticaba a los otros ricos, que habla como los pobres, desprecia a todos los que no son blancos excluyendo a las mujeres, y es muy patriota. Como ya dijo Max Weber allí el calvinismo y sus confluencias a través de la religión instauró el capitalismo y ahora el capitalismo trascendiendo al calvinismo se convirtió en religión. Y para esa gente -dejando al margen a los ricos que son muy listos y cuando no les vaya bien lo dejarán caer-, el Sr. Trump es el Rey Midas de Frigia que tiene el poder de convertir en oro todo lo que toca, hasta lo que come, y para ellos será el Dios redentor. Así que, cuando más le acosen los ricos ilustrados, más le venerarán los pobres que esperan recoger lo que a Trump le sobre una vez le dejen limpiar el país de indeseables, que son todos, salvando a los blanquitos que hablen un buen inglés: sus fanáticos, que son muchos y bien aprendidos.   Barcelona a 22 de enero del 2018. RRCh.

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