Desde un análisis esquemático sobre las
esencias de las dos ideologías, ambas constituyen una banda y otra (derecha e
izquierda) de un mismo camino, cuyo tránsito en igual dirección persigue
alcanzar el fin donde se encuentra la máxima felicidad de la patria/pueblo.
Cosa distinta es, que se llegue al término y que en él se halle lo anhelado.
Ambas creencias son anticapitalistas y antiliberales, en tanto que las dos
persiguen la planificación económica desde el Estado y el control de la
iniciativa privada en todas las áreas: seguridad, (policía y ejércitos), educación
y justicia. Las dos pretenden el acceso al control del Estado a través de la
violencia -lucha armada, alzamiento militar-, sublimando la virilidad en la acción
y ubicando a las féminas en la retaguardia asistencial. Ello, para ejercer el
poder autoritario mediante un líder (Cesar, Caudillo, Comandante en Jefe, Líder
Supremo, Generalísimo, etc.), indiscutidos e indiscutibles (Stalin, Hitler, Fidel
Castro, Franco, Nikita Kruschev, Oliveira Salazar, Breznev, Videla, Pinochet,
Daniel Ortega, etc. etc.). Ambos son totalitarios, sus respectivos credos
solventan todos los problemas humanos públicos y privados, y resuelven todos
los conflictos, y si no solventa ni resuelven es responsabilidad de los
enemigos internos o externos. La sustancial diferencia es que el fascismo es
nacionalista y el comunismo internacionalista, y que ambos son íntimos y
exclusivos enemigos, irreconciliables como hermanos peleados por una herencia. El instrumento de captación de adeptos, que
ambos llaman “camaradas” para integrar El Partido o El Movimiento con fidelidad
religiosa, es a través de la propaganda. La propaganda se centra
sustancialmente en dos direcciones; una interna tendente a solidificar la adhesión
emocional al Líder de manera que cualquier crítica será revisionismo/traición;
y la externa, que se centra sustancialmente en incentivar el miedo a la maldad
del enemigo (y posiblemente en eso los dos tienen razón): un fascista es en esencia
enemigo mortal del comunismo (anticomunista), y un comunista es en esencia enemigo
mortal del fascismo (antifascista). El bien supremo a proteger es La Patria
para unos y El Pueblo para los otros. Para el fascista, quien no lo sea, será
un antipatriota, por lo que se le excluye de la pertenencia a La Patria; para
un comunista, quien no lo sea, estará contra El Pueblo y fuera de él. Los “camaradas” mientras no se conviertan en
revisionistas/traidores son internamente inatacables y personalmente protegidos.
Un “camarada” comunista o fascista seguirá siendo defendido por los suyos,
aunque le pegue a la mujer, a los hijos, o viole a otra, esto lo justificarán
por la tensión generada en su entrega a la lucha, la “compañera” deberá
entenderlo y la violada será que le provocó en su virilidad o es una puta; se
arregla con unas risitas nerviosas, o a lo sumo una mueca desaprobatoria hacia
el camarada.
En ese camino hacia el destino deseado se halla
en medio dos grupos heterodoxos (no dogmáticos), uno entre el medio y la izquierda
y otro entre el medio y la derecha, los unos son socialdemócratas y los otros
liberal-demócratas. La socialdemocracia en su tránsito se roza con los
comunistas por un lado y con los liberales por el otro, y éstos se rozan con
los fascistas por su derecha y con los socialdemócratas por su izquierda; ambos
inevitablemente absorben parte de los efluvios de sus flancos. Los dos pretenden
acceder al poder por métodos democráticos y los dos intentan adecuar tales
métodos a sus intereses mediante el estiramiento o la retracción de las normas
rectoras del sistema. Ambos admiten el capitalismo -la economía de mercado y la
iniciativa privada-. La socialdemocracia trata de regular el mercado en un
intento socializador dirigido hacia la igualación de oportunidades de los
ciudadanos, y los liberales propician la auto regulación del mercado mediante
la libre competencia ciudadana. Para la socialdemocracia son importante los
servicios públicos de educación, sanidad, sistemas de pensiones, viviendas,
comunicación y transporte, entre otros; y para los liberales tales servicios
son igualmente importantes, pero no que sean prestados por los organismos
públicos, sino por la iniciativa privada. Dentro de cada uno de estos dos
grupos conviven varias familias, unos más socialistas, otros más conservadores,
unos más religiosos, otros más laicos, unos más escorados a la izquierda y
otros más a la derecha …
Barcelona a 19 de julio del 2018. RRCh
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